La situación económica de la población brasileña menor de 17 años se agravó entre 1980 y 1991, reveló un estudio divulgado hoy por la representación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Los datos, procesados a partir de los censos realizados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, dejan ver un gran aumento del número de niños y adolescentes que viven en hogares cuyos jefes ganan menos de un salario mínimo (cien dólares).
Esa situación fue detectada en todas las áreas y sectores, aunque alcanza particular gravedad en el medio rural del noreste, donde 50,8 por ciento de los menores de 18 años viven en familias cuyo jefe gana un máximo de medio salario mínimo, 50 dólares mensuales.
En 1980, esas familias representaban 10,6 por ciento del total de las registradas en las ciudades del Noreste. En 1991, habían aumentado a 26,4 por ciento.
En zonas menos pobres, la proporción de familias con jefes cuyos ingresos son inferiores a medio salario mínimo también duplicó o triplicó en el período considerado.
En el sureste, la región más industrializada del pais, pasó de 2,3 por ciento en 1980 a 7,3 en 1991 y en el sur de 2,7 a 8,3.
Los indicadores sociales de Brasil, comparados al resto del mundo, siguen siendo muy preocupantes, afirmó Agop Kayayan, representante local de Unicef.
Según datos de 1994, Brasil ocupa el lugar 63 en el planeta en cuanto a mortalidad de niños menores de cinco años, con una tasa de 51 por mil nacidos vivos, lo que lo coloca en peor situación que naciones más pobres, como Perú, El Salvador, Paraguay y Botswana, señaló. (FIN/IPS/mo/dg/pr/96)