Los habitantes de esta capital abandonaron hoy los refugios en los que se aislaron durante las últimas semanas, agradecidos de haber sobrevivido a la transferencia este martes a la Federación Croatomusulmana del último suburbio de la ciudad en manos de los serbios.
La entrega de Grbavica, formalmente finalizada este martes, puso fin a la amenaza de un nuevo sitio de la capital y fijó el último límite que divide Bosnia-Herzegovina en dos repúblicas.
"Ya todo terminó. Hemos sido liberados", dijo Jasminka Dedovic, una musulmana de 40 años que sufrió cuatro años de amenazas, acoso y guerra en el área antes dominada por los serbios de Sarajevo.
Dedovic agradece su supervivencia a "buenos vecinos serbios" y su novio serbio, quienes "evitaron que fuera violada, y en una ocasión arrojada desde la ventana de un octavo piso".
Grbavica, el quinto y último suburbio transferido a la federación bajo los términos del acuerdo de Dayton, fue, con muchos edificios de apartamentos, nido de francotiradores y soportó gran parte de la carga del sitio serbio a Sarajevo, convirtiéndose en un monumento casi místico de la destrucción humana en la guerra de los Balcanes.
Pero esta semana, los ánimos eran los de quienes resurgen de las cenizas, y Grbavica se convirtió en escenario de reencuentros y lágrimas de alegría.
Largas filas de bosnios de la capital recorrieron lo que una vez se denominó el "pasaje de los francotiradores", ahora llamado el puente de la Hermandad y la Unidad.
Allí aguardaron durante horas el acceso al suburbio, algunos con regalos y objetos para sus familiares y amigos al otro lado, otros agitando banderas bosnias.
A diferencia de la transferencia de Vogosca, Ilijas, Hadici o Ilidja, los 125 policías de la federación que patrullaron el área y otro tanto de efectivos de la Fuerza de Policía Expedicionaria Internacional (IPTF), mantuvieron un firme cordón policial alrededor de las entradas a Grbavica.
Los ciudadanos fueron mantenidos fuera durante horas después que la policía de la Federación ingresó y sólo se les permitió cruzar el puente exhibiendo constancia de propiedad de una casa en el suburbio.
La medida tuvo por objetivo evitar la ola de saqueo e intimidación contra los residentes serbios que caracterizó otras transferencias, y en general resultó exitosa, con sólo algunos grupos de jóvenes rudos que cruzaron la barrera en busca de problemas.
La libertad de movimiento "es deseable, pero no podemos permitir las bandas que operaron en otras áreas", dijo Bob Wasserman, vocero de IPTF en Sarajevo.
En las últimas semanas y en particular en los últimos dos días, alrededor de mil serbios que permanecieron en Srebrenica han sido blanco de crecientes agresiones de nacionalistas serbios que recorren las calles.
Muchos ancianos fueron expulsados de sus casas, varias de ellas incendiadas, y otros amenazados de muerte si no dejaban el área junto a otros serbios "leales".
La población permanecía atemorizada aún depués de la entrega de Grbavica, manteniendo las puertas de sus apartamentos bien cerradas mientras efectivos bosnios reemplazaban las señales serbias de las calles, hablaban de la unificación de la ciudad o la recorrían con banderas bosnias. (FIN/IPS/tra-en/kr/rj/lp/ip/96)