Las ventanas estaban rotas y la puerta había desaparecido cuando Jasna Hadzamehmedovic regresó a su casa tras cuatro años de ausencia. El piso de parqué estaba rayado, el baño arruinado y las paredes cubiertas con desagradables graffiti.
"Volveremos" es el anuncio de uno de los graffiti dejados por los serbios que tomaron la casa de Jasna en 1992. "Espero que no suceda. Estoy asombrada por lo que han hecho. El odio hizo esto", dijo Jasna.
La diseñadora de modas de 25 años y sus padres fueron recibidos por un escenario común para los bosnios que ahora retornan a áreas antes bajo control de los serbios.
Mientras, los serbios que optaron por quedarse han sentido la hostilidad de los habitantes de Sarajevo que durante tres años fueron sitiados por la artillería lanzada desde estos mismos suburbios.
Ilidza, antes bajo control serbio, fue entregado el martes a la federación croatomusulmana. El suburbio se ha convertido en un pueblo del Lejano Oeste, con bandas de jóvenes que recorren las calles e intimidan a unos 3.000 serbios que se negaron a irse.
Lena Srkvenjas, de 61 años, una de las serbias que desoyó los consejos de la dirigencia serbia para que dejara su vivienda y se convirtiera en refugiada, fue acosada durante todo el día este miércoles por habitantes de Sarajevo que codician la propiedad de la familia de su marido desde hace más de 300 años.
"Hubo tres personas que quisieron ocupar la casa y pasar la noche aquí. Tuve que hacerles la cena y el desayuno. Es difícil porque somos viejos. ?Adónde iríamos si nos fuéramos?", preguntó la pensionista.
Según la Organización de Seguridad y Cooperación de Europa (OCDE), este tipo de episodios registrados en Ilidza, el penúltimo suburbio entregado a la federación croatamusulmana, se repiten en toda Bosnia-Herzegovina.
Los observadores de la OCDE sostienen que la intimidación y la acción de las bandas son generalizadas en varias partes del país, sobretodo en Sarajevo y sus suburbios serbios y en Mostar Occidental.
El organismo con sede en Viena teme que la intimidación impida un ambiente mínimamente parecido a la normalidad y la celebración de elecciones libres, consideradas esenciales para la restauración de una Bosnia-Herzegovina democrática.
Bajo el acuerdo de paz de Dayton las partes se comprometieron a crear un ambiente políticamente neutro, garantizar la libertad de expresión, de prensa y de movimiento y la ausencia de intimidación, recordó Elizabeth Pryor, asesora en Sarajevo de la misión de la OCDE en Bosnia-Herzegovina.
En los suburbios de Sarajevo que deben pasar a manos de de la federación croatomusulmana los serbios que huyen están incendiando casas, hospitales y otros edificios.
Todas las casas en la calle de Jasna Hadzamehmedovic fueron incendiadas o saqueadas, y algunas todavía desprenden humo bajo la suave nevada.
Una declaración de la OCDE emitida en Viena condenó a los líderes políticos que aprueban las acciones de los serbios en áreas como Ilidza, e "igualmente lamenta la actitud de las autoridades policiales que no protegieron adecuadamente a los ciudadanos de sus comunidades".
En Ilidza, la policía serbia a menudo coordinó el incendio y la destrucción. Este miércoles los 90 miembros de la policía de la federación croatomusulmana y de la Fuerza Expedicionaria Internacional de Policía (IPTF) que la reemplazó no pudieron hacer nada para controlar la anarquía.
"Es una vergüenza que algunas de las personas que llegaron a Ilidza desde Sarajevo se comporten de la misma manera escandalosa que algunos de los serbios antes de dejar el área", dijo Alex Ivanko, vocero de IPTF.
En Viena, la OCDE anunció que ayudará a crear las condiciones necesarias para la celebración de elecciones, cuya fecha está fijada para el 14 de junio, y que la organización deberá supervisar. (FIN/IPS/tra-en/kr/sr/rj/lp/ip/96)