La aglomeración, la miseria, la brecha entre ricos y pobres y la negligencia de los gobiernos convierten a las ciudades de Asia en calderos donde hierve el descontento y se cocina la anarquía.
Expertos reunidos esta semana en Bangkok, en el Segundo Foro Urbano de Asia y el Pacífico, dijeron que los indicios de un futuro de horror ya están presentes en las ciudades asiáticas.
Los urbanistas concurrieron a la capital de Tailandia para preparar la Segunda Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Asentamientos Humanos (Hábitat II), que se celebrará en Estambul en junio.
Ciudades como Singapur y Bangkok son símbolos de poder y riqueza, pero otras como Karachi o Bombay constituyen un severo alerta sobre la gravedad del problema.
Los habitantes de estos centros urbanos atestados luchan diariamente contra la pobreza, la aglomeración excesiva, la falta de seguridad y de servicios básicos, el tráfico, la contaminación y el crimen.
"Si no nos dedicamos constructiva y urgentemente a estas ciudades, tendremos montones de gente que demostrará su frustración de forma destructiva", advirtió Anwar Fazal, coordinador regional del Programa Urbano para Asia y el Pacífico (UMPAP).
Algunos signos extremos de descontento, como el terrorismo urbano, ya son comunes. Los incidentes con armas de fuego son frecuentes en la ciudad portuaria de Karachi. El crimen y la violencia comunal son una preocupación en Filipinas, India y Sri Lanka, donde la pobreza urbana generó alienación.
"Los abandonados comenzarán a atacar los símbolos de poder y riqueza en las ciudades, que son extremadamente vulnerables a atentados como los perpetrados contra el World Trade Center de Nueva York o en Oklahoma", dijo Fazal.
Para el 2020, 17 de las 27 megaciudades que habrá en el mundo serán asiáticas y los gobiernos deberán lidiar con la decadencia urbana. "Las noticias en la materia, hoy, son habitualmente malas noticias", dijo el asistente del secretario general de Hábitat II, Jorge Wilheim.
Se prevé que la población urbana de Asia crecerá a más del doble entre 1990 y el 2020. Entonces, más de la mitad de la población del continente vivirá en ciudades.
Ciudades como Bangkok, Kuala Lumpur o Nueva Delhi lograron un impresionante crecimiento económico, pero gran parte de sus poblaciones permanece en la miseria.
Los pobres que viven en las ciudades representan la mitad de la población de Asia, sufren distintas formas de marginación desde hace mucho tiempo y no son contemplados por los planificadores urbanos.
Sin embargo, son vendedores, obreros y pequeños empleados que constituyen la columna vertebral del sector informal que fortalece la economía de las ciudades. En Karachi, por ejemplo, estas actividades proveen 75 por ciento de los puestos de trabajo, y 60 por ciento de los de Jakarta.
Los pobres construyen sus viviendas en terrenos que no poseen. Los gobiernos de Asia frecuentemente los expulsan para emplazar en esos lugares establecimientos comerciales o casas de lujo.
"Cuando las ciudades fallan, los pobres son los que sufren más", dijo Adnan Aliani, oficial de Asentamientos Urbanos de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico de la ONU (ESCAP).
Las ciudades actuales de Asia reflejan cada vez más las contradicción que supone la coexistencia de la opulecia y la miseria, la economía formal y la informal. La brecha entre pobres y ricos se agudiza. Fazal sostuvo que "los pobres tienen mucha menos capacidad de acceder a las cosas buenas de las ciudades".
Según Aliani, esta situación demuestra "el crecimiento de una subclase urbana que se siente excluida de la 'corriente principal' de la sociedad y, en consecuencia, actúan de forma agresivos".
La alienación no solo afecta a los pobres, sino también a la clase media. Al mismo tiempo, la población en general percibe a los gobernantes como corruptos, dijo Aliani.
Arif Hasan, una figura clave en los esfuerzos de mejorar las condiciones de vida en los barrios pobres de Karachi, dijo que la economía informal ganó fuerza en las ciudades debido al "sistemático fracaso de los gobiernos".
El sector informal incluyen grupos a los que Hasan califica de "mafias", entre los que mencionó a señores feudales, criminalec y funcionarios corruptos que llenan el vacío que dejan los gobiernos.
A su vez, las organizaciones no gubernamentales intentan tender un puente entre la economía formal y la informal, dijo Patrick Wakely, experto en asentamientos urbanos de la Universidad de Londres.
Las comunidades asiáticas comenzaron a trabajar en la instalación de sistemas de deposición de residuos y cooperativas. En Karachi, los pobres construyen sus propias escuelas y clínicas. En Nueva Delhi, Surabaya y ciudades de Indonesia, trabajan en el suministro de agua potable y saneamiento. (FIN/IPS/tra- en/js/kd/mj/pr/96)