La posibilidad de nuevos enfrentamientos entre armenios y azeríes por el enclave de Nagorno Karabaj, actualmente controlado por Armenia, acentuó las diferencias entre Rusia y Estados Unidos, que poseen distintas visiones del camino hacia la paz en esos territorios.
Rusia intenta evitar en este conflicto una repetición del reciente proceso de paz en los Balcanes, en que Estados Unidos impuso un plan basado en el intercambio territorial.
El 23 de febrero se rompió una tregua de 20 meses con un combate menor pero significativo en la frontera del territorio de Najicheván, un enclave de Azerbaiján.
Cada una de las partes culpa a la otra por el incidente, en que murió un azerí, pero el desplazamiento del conflicto hacia fuera de Nagorno Karabaj otorgó una nueva dimensión a la disputa territorial.
Las raíces del conflicto se remontan a 1923, cuando las autoridades soviéticas entregaron a Azerbaiján el Nagorno Karabaj, región histórica de Armenia a la que los azeríes habían renunciado en 1920.
La secular disputa se transformó en guerra en 1988, cuando todas las partes involucradas aún pertenecían a la Unión Soviética. Moscú intentó inicialmente enterrar el conflicto, al que calificó de "asunto interno".
La disolución de la Unión Soviética abrió el asunto a nuevas ideas, y las más radicales provinieron del estadounidense experto en ciencia política Paul Goble, a comienzos de la década de 1990.
Goble sugirió que Nagorno Karabaj y el corredor de Lachin, que lo une al territorio armenio, deberían ser entregados a Armenia, y que Najicheván y el distrito armenio de Zangezur, que separan a Azerbaiján del enclave azerí, deberían pasar al dominio de Azerbaiján.
El plan fue rechazado por ambas partes y rápidamente olvidado luego de que Armenia llevara sus tanques hacia Nagorno Karabaj, en 1993, para tomar control del disputado territorio y de una pequeña porción de tierra azerí.
Pero el plan Goble vuelve ahora en una forma "nueva y mejorada", y esta vez aparentemente cuenta con el apoyo de Estados Unidos.
"Goble considera que hay tres posibilidades en el conflicto de Karabaj", señaló el analista Vladimir Yemelyanenko, del periódico ruso Moscow News.
"En la primera, la guerra continúa y la región de Karabaj se transforma en la parte perdedora. En la segunda, 'una potencia extranjera' (Rusia) impondría su propia solución, que es la preservación de las actuales fronteras y la creación de un protectorado ruso", explicó Yemelyanenko.
"La tercera posibilidad es el cumplimiento del plan Goble, en que Nagorno Karabaj y el corredor de Lachin serían entregados a Armenia, y Zangezur a Azerbaiján", añadió el analista.
Una enmienda del plan Goble otorga a Armenia la parte occidental de Najicheván, precisamente donde se puso fin al armisticio el 23 de febrero.
Goble no fue el único que propuso una solución de este tipo. Nelson Ledsky, ex embajador estadounidense en Turquía, también sugirió cambios en la frontera armenio-azerí, así como Jack Mareska, ex representante estadounidense en el "Grupo Minsk" de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
Estados Unidos reingresó la semana pasada al escenario del conflicto al enviar al subsecretario de Estado Strobe Talbott y al asesor suplente de Seguridad Nacional, Samuel Berger, a reunirse durante dos días con el presidente de Azerbaiján, Haidar Aliyev.
Con pocos amigos y menos opciones, Aliyev recibió con beneplácito la iniciativa de Estados Unidos, y manifestó a la agencia de noticias rusa Interfax que había aceptado la propuesta "con satisfacción".
Un funcionario de la oficina de Aliyev declaró que la propuesta estadounidense supone una presión a Armenia para que realice concesiones en Nagorno Karabaj si Bakú ofrece "buenas garantías" a las compañías estadounidenses involucradas en la explotación del petróleo azerí, de acuerdo con Interfax.
"Las declaraciones de expertos estadounidenses independientes permiten deducir que la Casa Blanca intentaría presionar a las partes para que consideren un intercambio territorial", señaló Ara Tatevosyan, analista de la agencia de noticias armenia ArmenPress, en Erevan.
"Si el plan de Estados Unidos funcionara, excluiría a Rusia de los proyectos internacionales de petróleo a largo plazo en Azerbaiján", destacó Tatevosyan.
No obstante, no existen grandes posibilidades de que cualquiera de las partes cumpla el plan estadounidense, dado que implica modificaciones de los límites nacionales.
El gobierno de Azerbaiján afirma que un cambio en las fronteras violaría acuerdos internacionales y los principios de la Organización de las Naciones Unidas.
En lugar de ello, Bakú ofrece a los armenios de Nagorno Karabaj "amplia autonomía" a cambio del retiro de Armenia de ese enclave y del derecho de retorno de unos 1,5 millones de azeríes actualmente refugiados en campos de Irán y Rusia.
Erevan, por otra parte, no está dispuesta a discutir el intercambio de Najicheván por el territorio que actualmente controla en Nagorno Karabaj.
Mientras, los actuales gobernadores del enclave argumentan que la idea de un Karabaj autónomo dentro de Azerbaiján es impracticable y descartan la devolución del territorio a las autoridades azeríes. También rechazan un acuerdo al estilo Bosnia que modifique las fronteras para reequilibrar ambas naciones.
Azerbaiján carece de opciones y su única carta consiste en sus reservas de petróleo. "Azerbaiján cree que puede usar sus oleoductos para que otros países presionen a Armenia", indicó Zhirair Liparityan, asesor del presidente armenio.
Bakú aplicó esta estrategia cuando dejó a Irán fuera de un proyecto multimillonario de desarrollo petrolero en el mar Caspio para cedérselo a Turquía, rival de Irán en la región y ancestral enemigo del pueblo armenio.
Como resultado, los cancilleres de Irán y Azerbaiján intercambiaron insultos en público, e Irán mejoró desde entonces sus relaciones con Armenia. Sin embargo, el apoyo estadounidense a Azerbaiján estaría condicionado a la exclusión de Irán de los proyectos petroleros en ese país.
"El problema de Karabaj debe resolverse entre Armenia y Azerbaiján de una forma justa y honorable, con el retiro de las fuerzas armenias del territorio azerí", declaró el canciller iraní Ali Akhbar Velayati a Radio Armenia.
Armenia puede darse el lujo de esperar. No existen posibilidades de un contraataque azerí efectivo, y además la ocupación de Nagorno Karabaj y 20 por ciento del territorio de Azerbaiján casi no ha afectado el creciente prestigio internacional de Armenia.
Ereván recibió en febrero 25 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional como adelanto de un posible crédito de 148 millones, y en marzo obtuvo un préstamo de 63,8 millones del Banco Mundial, que en los últimos dos años le otorgó un total de 260 millones de dólares.
Inevitablemente el resultado final dependerá de los principales actores, Estados Unidos y Rusia, que "compiten por la 'copa mundial' de los negociadores de paz", según las palabras de un observador.
El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, convocó una cumbre de líderes del Cáucaso, entre ellos dirigentes de grupos minoritarios y separatistas, que se celebraría en mayo en Vladikavkaz para tratar la crisis de Chechenia y el problema de Nagorno Karabaj.
Moscú procura la preservación de las fronteras existentes y un "estatuto mejorado" para Nagorno Karabaj, una solución que otorgaría a Rusia la posibilidad de aumentar su influencia en la región.
Washington, por otra parte, respalda una modificación de las fronteras, que resulta clara y práctica en los mapas pero mucho más compleja a la hora de su aplicación.
Mientras ambas partes del conflicto continúen resistiendo un cambio de los límites, Estados Unidos no podrá imponer un plan tan rápidamente como lo hizo en Dayton sobre Bosnia-Herzegovina.
"El papel pacificador de Rusia en Bosnia resultó meramente simbólico, pero en Nagorno Karabaj Moscú tiene una posibilidad, dado que todas las partes se oponen a una modificación de las fronteras", observó Alexei Pushkov, un destacado analista ruso. (FIN/IPS/tra-en/ss/rj/ml/ip/96)