El gobierno argentino minimizó hoy el choque frontal que se produjo entre el presidente Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, pero el clima de incertidumbre persiste por la falta de respuesta a una pregunta de fondo: ?cómo salir de la recesión ?.
Las disputas entre Menem y Cavallo, que habían sonado fuerte en agosto último, recrudecieron esta semana al tiempo que se demora la llegada de una prometida reactivación económica que permita superar las secuelas dejadas por la crisis mexicana en Argentina durante 1995.
"El gobierno está unido, fuerte y sólido", aseguró este viernes el jefe de gabinete Eduardo Bauzá en un intento por bajar los decibeles al conflicto entre los dos principales referentes del gobierno, que en la víspera había agitado con ímpetu el fantasma de la renuncia del ministro.
Pero los mercados no creen lo mismo. La bolsa abrió con tendencia declinante y la cotización de los títulos de la deuda externa en Nueva York también se deslizó hacia la baja. Los agentes ven con temor el horizonte de un enfrentamiento que esta vez encuentra a Cavallo más debilitado.
En las últimas semanas el ministro perdió a cuatro hombres de su equipo procesados por casos de corrupción. Su declaración de bienes y de ingresos fue analizada y cuestionada por televisión y su denuncia de "mafias" que operan sobre el gobierno fue desestimada en la justicia.
Asimismo, la polémica por una ley de patentes se zanjó este viernes con un decreto de reglamentación presidencial que se inclina más por la legislación votada en el Congreso que por las modificaciones reclamadas por Cavallo y Estados Unidos.
La presunta erosión de poder que estaría sufriendo el creador del plan de estabilización de Argentina aguó también los festejos por la sanción de una ley que otorga poderes extraordinarios al gobierno para su política impositiva, aprobada el miércoles.
"Cavallo no perdió el apoyo de Menem", aclaró Bauzá en nombre del presidente, y afirmó que pese a las diferentes opiniones que se plantean en el gabinete "no hay ninguna posibilidad" de que se produzca un cambio de ministros.
Sin embargo, el secretario general de la Presidencia Alberto Kohan advirtió que en el gobierno "no hay imprescindibles".
"El poder lo tiene Menem y los ministros deben someterse a sus decisiones", remarcó Kohan en una versión que dista de tender a un apaciguamiento de los roces.
El enfrentamiento se desató este jueves en la reunión de gabinete y fue considerado por analistas como el más duro y directo choque que se produce entre el presidente y su ministro, cuya relación había conseguido reestructurarse hacia fin de año luego del desgaste sufrido en agosto.
"Tengo la autoridad que me delegó el pueblo y nadie puede amenazarme con una renuncia. El que no quiere estar en mi gobierno que se vaya", sentenció Menem en la reunión para rechazar las críticas de Cavallo a la iniciativa de crear un consejo de empresarios y sindicalistas fuera de su órbita y sin su consentimiento.
Menem había pedido a Cavallo no inmiscuirse en asuntos políticos. "Tengo que hacerlo porque hay decisiones políticas que afectan lo económico", fue la defensa del ministro en la misma agitada reunión.
Poco después arreciaron los rumores de renuncia. Pero el ministro los desmintió. "Yo sé que ya no tengo el respaldo del presidente que tenía antes. Pero voy a decirles algo muy concreto", anunció ante un centenar de funcionarios de su equipo económico.
"Yo no soy un simple técnico que hizo bien los deberes, yo con mi gestión contribuí a fortalecer el prestigio de Menem y no voy a renunciar. La única forma de que me vaya es que el presidente me pida la renuncia", advirtió.
El ministro reveló ante empresarios que el gobierno, presionado por los indicadores de la recesión y el alto índice de desempleo (18,6 por ciento), está dividido sobre la forma de encarar la reactivación.
Hay un sector al que calificó de "intervencionista", que buscaría revertir la apertura económica vigente para atender asuntos sociales, y otro que es el que quiere profundizar el ajuste en la misma línea, con mas apertura, mas privatizaciones y mas reducción del gasto.
Sin embargo, ésta hipótesis de un gabinete dividido en torno a las herramientas para encarar la crisis, fue rechazada por Bauzá, quien aseguro que el gobierno esta sólido y unido y que no hay dos proyectos en pugna.
No obstante, ninguno puede negar que la reactivación prometida para el segundo semestre de 1995 y luego para el primer trimestre de 1996 está demorada, y que el fenómeno del desempleo creciente que el presidente prometió "pulverizar" al asumir no muestra signos de revertirse. (FIN/IPS/mv/dg/ip/96)