Una Ronda Uruguay de América, que libere el comercio y los servicios entre 34 países y fije reglas en esos temas y las inversiones, se atisba como "la tercera vía" del continente para ir a la globalizacion sin abandonar el regionalismo.
El día 21, en la histórica y balnearia ciudad colombiana de Cartagena que tantos "momentos" de integracion ha acogido entre sus murallas, ministros de Comercio americanos, de Canadá a Argentina y con la sola exclusión de Cuba, darán otro paso, tenue, en esa dirección.
Se trata de la II reunión ministerial preparatoria de una negociación formal que deberá lanzarse en uno o dos años más y cuya finalidad es tener concluído un acuerdo en el 2005 para la cristalización de un Area de Libre Comercio de América (ALCA).
A medida que germinan las discusiones, dos caminos se presentan a la mano para establecer la liberalización decidida en la cumbre hemisférica de Miami, en diciembre de 1994, indicó a IPS el coordinador del proceso, el venezolano Miguel Rodríguez Mendoza.
Señaló que la primera es la adhesión "caso por caso" al Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLC), en vigor desde enero de 1995, un camino complejo, como muestra el hecho de que con Chile, invitado hace un año a sumarse, aún no haya negociación conjunta con Canadá, Estados Unidos y México.
La segunda ruta es la de priviligiar una progresiva convergencia de los acuerdos de liberalización existentes en el norte y sur del continente, dinamizando y ampliando ese proceso, algo similar a lo que se intentó infructuosa y limitadamente con la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
La tercera vía es la de "negociar un acuerdo distinto, un acuerdo marco que permita liberar el comercio de bienes, servicios e inversiones, que se ocupe del acceso a los mercados, regímenes de inversión y todo lo demás".
Se trataría, explicó Rodríguez en un corto pasaje por Caracas, de una especie de Ronda Uruguay hemisférica, como la que entre 1986 y 1994 se dio a nivel mundial, y que también resulte en una americana Organización Mundial de Comercio (OMC).
Así, se fortalecerían los varios esquemas subregionales, formando parte de una área de libre comercio continental. "Lo hemisférico no es contradictorio con lo subregional y hay realidades geográficas y geopolíticas diferentes", afirmó.
Ese acuerdo distinto, coincidió Rodríguez con otros analistas y ministros continentales, puede ser "realativamente sencillo si está bien preparado, porque existe el piso de la OMC, muchos temas ya decididos a los que no hay que volver".
Mientras en América del Norte está el TLC, en América Latina, salvo el caso de Chile que por ahora mantiene la vía bilateral para la liberalización comercial, todos los países participan en un esquema de integración y de apertura.
También el Caribe anglohablante tiene su comunidad y participa en una asociacion de estados del llamado Gran Caribe con todos los paises hispanohablantes con costas en el mar común.
Pero el encargado dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) para avanzar a la negociacion del ALCA subrayó que por ahora todos los escenarios están abiertos, porque no hay que olvidar que se está sólo en una fase preparatoria.
Rodríguez comentó que hay elementos además que impiden que la de Cartagena sea una reunion de "grandes decisiones".
El primero está vinculado a Estados Unidos, cuyo gobierno no tiene aprobación del Congreso para negociar en comercio y es impensable que la cuestión se resuelva en un ano electoral, porque los dos bandos no pueden ceder, por lo que un papel más activo de ese país en el proyecto ALCA sólo se dara en 1997.
En tanto, el Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, muy activo y actuando como verdadero bloque de negociación, considera que es necesario que se respeten los tiempos pautados, para consolidar su propio proceso.
Pero Rodríguez, quien fue ministro de Comercio en Venezuela antes de asumir su actual cargo, se mostró seguro de que "el compromiso de Estados Unidos en el proyecto ALCA es firme y la administración de Bill Clinton ha dado muestras repetidas".
El alto funcionario de la OEA dijo que "el proceso debe verse en su perspectiva", ya que "nunca antes se avanzó tanto en un acercamiento Estados Unidos-América Latina y Caribe como ahora".
Recordó las conferencia de Punta del Este (1961), Tlateolco (1972) y la propia Iniciativa para las Americas (1990) como algunos de los muchos "momentos" que se han dado en las relaciones interamericanas en favor de un diálogo y un entendimiento integrador, que no cuajaron.
Ahora se está trabajando seriamente, aseguró, se han creado grupos de trabajo -siete en la cita ministerial previa de Denver y cuatro que nacerán en Cartagena- y comienza un conocimiento hemisférico completo de lo que sucede en cada área y país o bloque.
Esa tarea es inevitable y necesariamente compleja, porque se trata de 34 países muy disímiles y de desarrollo relativo extremandamente diferenciado, analiz'o.
América Latina, además, debe prepararse para esta negociación, consolidar sus acuerdos subregionales y organizarse para actuar en conjunto. Rodríguez dijo que Mercosur, en especial, pero tambien América Central y el Caribe lo están haciendo, mientras que Canadá "es muy activo y positivo".
Rodríguez no mencionó al Grupo Andino (Bolvia, Colombia, Ecuador y Venezuela) pero fuentes de organismos regionales en Caracas admitieron que su crisis interna los mantiene muy descoordinados.
Este grupo es especialmente importante por su valor como países medianos en la región y porque en conjunto tienen un especial poder de negociación, si lo utilizaran, ya que importan de Estados Unidos más que el Mercosur.
Sobre los países más pequeños, objeto de un grupo de trabajo, Rodríguez lo calificó como "el tema más difícil de dilucidar", pero "es posible un actúe donde todos participen, con medidas específicas para que algunos puedan beneficiarse".
"Es un tema político y no técnico, que deberá resolverse en alguna fase de la negociación a nivel político para que encuentre satisfacción", dijo. Los países insulares caribeños han mostrado ya su preocupación por las condiciones de su participación.
Rodríguez cree que los países latinoamericanos y caribeños tienen "ganancias y no pérdidas" en un camino que se inicia después que abrieron sus economías unilateralmente y a un alto precio. "El costo de más apertura será pequeño", afirmó.
A cambio, al tener que "poner la casa en orden" para su participación en la negociación y en el posterior ALCA, tendrán un marco jurídico más sólido, reglas claras con su principal mercado, donde las violaciones serán más difíciles, y eso atraerá, a su vez, inversiones masivas para el desarrollo. (FIN/IPS/eg/ag/if/96)