Más de 155 periodistas asesinados, en los últimos siete años, muchos agredidos físicamente y 205 atentados contra las instalaciones de medios, son la pesadilla de la prensa en América Latina, señaló hoy la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que celebra una reunión en esta capital.
Norman Trotti, quien presentó avances de la investigación que sonbre esos hechos realiza la SIP, informó que la mayoría de los asesinatos permanece sin castigo, situación que esa entidad califica como "la violación más horrenda de la libertad de prensa".
Debido a eso, la SIP lanzó su proyecto de "Crímenes sin castigo contra periodistas", para "investigar y analizar causas y consecuencias de la impunidad y así evitar que este problema siga en expansión", añadió Trotti.
Sus investigadores analizan con prioridad los casos de seis periodistas asesinados en los últimos años en tres países muy afectados por este fenómeno: Colombia, Guatemala y México.
La SIP, indicó Trotti, investiga los asesinatos de Jorge Carpio Nicolle, fundador y director del diario El Grafico, de Guatemala, de Irma Flaquer Azurdía, subdirectora de La Nación, del mismo país centroamericano, y de Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador de Bogotá.
Asimismo, investiga las muertes de los mexicanos Víctor Manuel Oropeza, médico y columnista, y de Héctor Féliz Miranda, director del semanario Zeta de Tijuana, y del colombiano Carlos Lajud, de la emisora ABC, en Barranquilla.
Todos han sido muertos entre 1980 y 1995, por sicarios y enviados del narcotráfico.
Algunos delos periodistas asesinados tenían información o estaban a punto de descubrir hechos de corrupción de autoridades y del tráfico de drogas.
Entre los asistentes a la reunión de la SIP en San José se encuentra Karen Fischer, nieta de Carpio Nicolle, quien formuló un llamado a encontrar a los responsables materiales e intelectuales del crimen.
Investigadores como June Erlich, quien analizó los casos de los hombres de prensa asesinados en Guatemala, o Ana Arana, en Colombia, denunciaron la intimidación de jueces, testigos y familiares por parte de fuerzas policiales y militares, para evitar que la justicia castigue a los responsables.
"El asesinato de periodistas se ha convertido en un fenómeno tan común, que ya forma parte de la cultura popular de nuestros pueblos", lo cual se muestra en que "artesanos mexicanos ya crean imágenenes sobre este tema", dijo Trotti.
Trotti destacó el esfuerzo emprendido por la SIP en la búsqueda de justicia, lo que aunque no devolverá la vida a las víctimas, al menos permitirá que, exigiendo justicia, se devuelva algo de tranquilidad a los familiares, se prevengan otros crímenes y se fortalezca la libertad de prensa. (FIN/IPS/jlf/ag/ip-cr/96)
