La preocupación sucedió a la inicial euforia en los países productores de carne vacuna de América Latina ante las perspectivas de exportación abiertas por la enfermedad de las "vacas locas" en Gran Bretaña.
Los cálculos sobre eventuales beneficios por el reparto de las 190.000 toneladas de carne británica que dejarán de entrar a la Unión Europea resultaron efímeras, luego que todos los análisis coincidieran en que la primera reacción del mercado mundial será a la baja.
Los diagnósticos coinciden en que ante una situación como la aparición de la encefalopatía esponjiforme bovina (BSE), conocida como la enfermedad de las "vacas locas", caerá la demanda de carne vacuna, independientemente de su procedencia.
La caída se acercó a 90 por ciento en Gran Bretaña y se ubicaría en 70 por ciento en la cadena Steak House de Alemania, país que el año pasado importó 60.000 toneladas de carne argentina, según el diario Ambito Financiero, de Buenos Aires.
Sin embargo, el ministro de Alimentación, Agricultura y Bosques de Alemania, Jochen Borchert, de visita en Argentina, pronosticó un aumento de las exportaciones del país sudamericano a la Unión Europea, como consecuencia de la BSE.
"El escenario más probable es que se produzca, en el corto plazo, una caída en la demanda europea de carne argentina con la consecuente baja en los precios de colocación", comentó Juan Moshé, presidente de la asociación de los principales frigoríficos exportadores argentinos.
En este pronóstico coincidieron autoridades y analistas de Argentina y Uruguay, cuyos responsables gubernamentales del sector reaccionaron con extrema prudencia.
"Estas cosas deben tomarse con mucho cuidado", advirtió el ministro uruguayo de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos Gasparri, y el ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo, dijo que su país no debía tratar de beneficiarse de lo que es "una verdadera desgracia" para Gran Bretaña.
No obstante, en los dos países del Río de la Plata, autoridades y exportadores hicieron énfasis en la inexistencia de casos de BSE.
"Esta crisis en el corto plazo es negativa para Argentina por los riesgos de campañas desleales de discriminación, en las que se pueden utilizar falacias en contra de la carne argentina", advirtió el secretario de Agricultura, Felipe Solá.
Ante esta eventualidad, anunció el lanzamiento de una campaña internacional, que será cofinanciada por el gobierno y los exportadores privados, con el propósito de destacar que el país sudamericano está completamente libre de la enfermedad.
Las autoridades uruguayas aseguran, por su parte, que desde que apareció la enfermedad en 1989 no se encontró ningún caso de sintomatología nerviosa con las características de las "vacas locas" y se prohibió la importación de animales vivos y material genético de Gran Bretaña, Francia y Portugal.
Una situación diferente se presenta en Brasil. Si bien nunca se presentaron casos de BSE en su ganado bovino, sí ocurrió en dos ovinos importados de Gran Bretaña en 1985, que fueron sacrificados junto a todos los que tuvieron contacto con los animales infectados.
La tendencia a la disminución del consumo en los países europeos sólo podría revertirse a mediano plazo, a condición de que los países productores de carne vacuna de América Latina manejen correctamente la situación, señalaron analistas.
Gran Bretaña colocaba en los países europeos 190.000 toneladas de carne, lo que tras la prohibición de la Unión Europea abre un mercado importante para los grandes productores mundiales, que podría extenderse también a los lácteos.
Argentina, con 510.767 toneladas exportadas en 1995, Brasil con cerca de 290.000 toneladas y Uruguay 96.124 toneladas son los grandes productores latinoamericanos que estarían en capacidad de sustituir la carne británica en el mercado europeo.
Pero los productores latinoamericanos tienen un fuerte competidor en Nueva Zelanda, al que la Unión Europea ya había aumentado la cuota de importación de carne vacuna para cortes de alta calidad, antes de que estallara la crisis en Gran Bretaña.
Argentina aparece preocupada ante el destino de unas 500 toneladas de cortes finos que exporta a Europa, en tanto Brasil y Uruguay vieron caer sus exportaciones el año pasado.
Las exportaciones de carne vacuna de Brasil cayeron, en 1995, 25 por ciento en volumen respecto del año anterior, mientras que las de Uruguay disminuyeron en el mismo período cerca de siete por ciento.
Ante esta situación, la cuota liberada por Gran Bretaña en el mercado europeo cobra incuestionable atractivo.
Pero si no se espera un gran aumento de las exportaciones de carne vacuna, tampoco se cuenta con un aumento espectacular de los precios.
Poco antes de la crisis de las "vacas locas", un directivo de un frigorífico brasileño atribuyó la caída de las exportaciones en 1995 a los precios "fuera de lo normal" experimentados en el mercado mundial y previó "valores más realistas" para este año. (FIN/IPS/ag/dv-if/96)