Cuando los esquemas neoliberales dominantes en el mundo tocan sus límites en América Latina la integración hemisférica parece estar convirtiéndose en víctima de la politiquería electorera estadounidense.
Así lo aseguraron expertos en el tema a IPS al comentar las fuertes críticas y reacciones latinoamericanas a diversas medidas recientes del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, dirigidas a conservar su base de votos para los comicios de noviembre en su país.
La socióloga Silvia Bolo, investigadora de la Universidad Iberoamericana de México, sostuvo que a lo largo de 1996 se deteriorarán las relaciones entre Washington y sus aliados hemisféricos debido a la campaña electoral estadounidense.
"Sufrirán las consecuencias en la práctica todos los tratados vigentes y en proyecto a fin de derribar las barreras económicas y políticas que entorpecen las relaciones entre los países del continente americano", subrayó.
Puso el acento al respecto en los temas conflictivos de las migraciones ilegales, el narcotráfico y los nexos con Cuba, entre los casos más recientes de roces político-diplomáticos a nivel continental.
"Aunque los democrátas no son los más inclinados a las confrontaciones con América Latina temen dejar esos tópicos en manos de los republicanos y que éstos ganen terreno entre las franjas de ciudadanos más conservadoras y chauvinistas", dijo.
A su vez Martín Linares, experto de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, aseguró que las sanciones económicas ligadas a las políticas estadounidenses sobre tales "temas irritativos" afectan la esencia de los procesos de integración.
Adujo que "la base del neoliberalismo, al menos en teoría, es la libertad total en materia de inversión, finanzas y comercio, directamente afectada por las medidas restrictivas con que se pretende castigar a Cuba y los países acusados de narcotráfico".
Clinton descalificó la conducta de Colombia ante el problema de la droga y el Congreso de Estados Unidos debate iniciativas de la mayoría republicana a fin de que se haga lo mismo contra Perú y México, lo que derivaría en sanciones económicas.
Según Linares, la conducta oficial estadounidense entra en colisión con compromisos internacionales ya suscriptos con otros países, no sólo de América Latina sino también de Europa y Asia.
"Ello se debe, más que a convicciones o principios, a que Clinton busca un segundo mandato y trata de ganar votos de los nacionalistas que apoyan políticas externas agresivas y atribuyen los problemas estadounidenses a factores foráneos", señaló.
La aprobación el miércoles de la ley Helms-Burton -que endurece el bloqueo económico de 34 años contra Cuba y amenaza con sanciones a personas, empresas y gobiernos de terceros países- produjo un rechazo explícito y generalizado.
A la Unión Europea se sumaron el Parlamento Latinoamericano y los gobiernos de Canadá y México, socios de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) desde el primer día de 1994.
Sin embargo Clinton reafirmó su respaldo a la iniciativa, a la que el año pasado se había opuesto, y dijo que no vetará su sanción final.
La ley Helms-Burton se aprobó pocos días después del derribo por la fuerza aérea cubana de dos avionetas civiles y la muerte de sus tripulantes, que realizaban un operativo de propaganda del grupo anticastrista Hermanos al Rescate, con sede en Miami.
Los gobiernos canadiense y mexicano lamentaron la sanción legislativa y se reservaron el derecho de hacer valer los recursos legales que ofrece el TLC y de apelar incluso a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Considerada un reto a la comunidad mundial, en particular a sus aliados de América del Norte y Europa, la ley Helms-Burton implica penas contra individuos, empresas o gobiernos que tengan operaciones comerciales, financieras y de inversiones con Cuba.
Tales sanciones violarían disposiciones y normas globales, explícitas y consuetudinarias, del comercio internacional y demás regulaciones de tipo económico.
Al negociar el TLC la Casa Blanca intentó infructuosamente imponer una cláusula excluyente de empresas y personas "que tuvieran vínculos con un país con el cual Estados Unidos no mantuviera relaciones económicas normales".
La ley ahora sancionada implica una violación unilateral e inconsulta del tratado suscrito con Canadá y México, y lo mismo ocurre en el ámbito de las relaciones con la Unión Europea, los países asiáticos y los que pertenecieron al bloque soviético.
Los observadores coinciden en que el problema de Clinton consistirá en sortear los conflictos internacionales que le causará la aplicación de la ley Helms-Burton bajo las crecientes presiones de sus rivales republicanos. (FIN/IPS/emv/dg/if-ip/96)