AMERICA: Cómo prepararse para recibir una crisis financiera

Cuando en épocas de bonanza una familia gasta todo lo que gana, el efecto que puede tener la pérdida del empleo del jefe de hogar es más agudo que si se hubiera actuado con precaución pues, en crisis, no sólo faltarán ahorros sino también amigos dispuestos a prestar.

En términos más técnicos, la idea base fue planteada este domingo en Buenos Aires por Ricardo Hausmann, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ante funcionarios del área de las finanzas públicas de Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos y México y de organismos multilaterales.

El trabajo de Hausmann fue eje del seminario "Instituciones fiscales para superar la volatilidad en América Latina", en el marco de la 37 asamblea anual del BID que inicia su reunión oficial este lunes con la presencia de más de 4.000 personas entre delegados oficiales, banqueros, empresarios y periodistas.

América Latina tiene una volatilidad entre dos y tres veces mayor que la de las economías industrializadas, una característica que le dificulta el acceso al crédito, y aún se lo impide cuando más lo necesita, sostuvo Hausmann, es decir en períodos de crisis y recesión.

La respuesta fiscal, tendente a aumentar impuestos y a reducir gastos en el ciclo recesivo, agudiza este fenómeno de volatilidad y solvencia precaria y constituye un círculo vicioso que empeora los efectos de la crisis, explica.

La hipótesis de Hausmann y sus propuestas para revertir el escenario, fueron desmenuzadas por el ministro de Planeamiento de Brasil, José Serra, el secretario de Hacienda mexicano, Guillermo Ortiz, el presidente del Banco Central argentino, Roque Fernández, y el director de Presupuesto chileno, José Arellano.

También participaron del debate David Muldford, ex subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, actual subsecretario del Departamento del Tesoro de Washington y Vito Tanzi, Director del Departamento de Finanzas del Fondo Monetario Internacional.

En diálogo con IPS, Hausmann admitió que el trabajo, que analiza 25 períodos recesivos en la región y los compara con recesiones en países desarrollados, fue elaborado a partir de la crisis mexicana de 1994 y su efecto sobre la economía de la región en 1995.

En este sentido, señaló que Argentina y México, los dos países que vieron retroceder su producto, aumentaron impuestos y vieron limitado su acceso al crédito.

En cambio Chile y Colombia -que crecieron 7 y 5,5 por ciento respectivamente en 1995 pese al descalabro financiero regional-, "mostraron menor volatilidad porque tenían una tradición de estabilidad y porque su crecimiento no estuvo financiado con recursos de corto plazo".

Hausmann recomendó mejorar la solvencia, idear impuestos más eficientes, generar superávit en los momentos de expansión y mejorar las instituciones presupuestarias. Al respecto, propuso crear un Consejo Nacional de Asuntos Fiscales en los países, que ayude a disciplinar las cuentas.

En su descargo, Ortiz sostuvo que "el problema es mucho más simple" que como lo planteó Hausmann.

"El déficit y el endeudamiento aumentan porque no hay recursos que alcancen", dijo, y demostró que la relación del pago de servicios de deuda desde la región supera tres veces al pago que efectuan los países industrializados por el mismo concepto.

Ortiz habló de las dificultades de su país para ampliar la base tributaria por la magnitud del sector informal y la gran evasión fiscal, que en el impuesto al valor agregado llega a superar 35 por ciento respecto de la base teórica.

No obstante, rechazó la creación de un Consejo de Asuntos Fiscales. "Además de generar resistencias en el Parlamento, no creo que una institución de esas características hubiera podido aminorar los efectos" de la crisis.

De igual modo, Fernández y Serra, de Argentina y Brasil respectivamente, manifestaron las dificultades de controlar las finanzas desde el gobierno central en sus países, donde el presupuesto se reparte con las provincias, que tienen autonomía plena.

El presidente del Banco Central argentino explicó que en este país hay una ley de coparticipación federal que obliga a ceder a las provincias un porcentaje de la recaudación. "Es un tema de alta complejidad política", advirtió.

Serra también señaló que en Brasil los estados federativos realizan 50 por ciento de los gastos y en 1995 fueron responsables de dos tercios del déficit nacional.

En cambio se manifestó interesado en la idea y dijo que no tenía objeciones teóricas que hacerle, aunque la consideró difícil de aplicación en el corto plazo. "Habría resistencia en el Congreso y en las provincias y en lugar de disminuir la presión política sobre quienes deben decidir los asuntos fiscales, la aumentaríamos".

Tampoco Muldford se entusiasmó con la propuesta. En medio de un ambiente de reflexión y autocrítica, el ex funcionario dio una visión optimista respecto de América Latina a la que le auguró "un futuro brillante".

"América Latina no está condenada a ningún círculo vicioso", aseguró el funcionario que contribuyó desde su cargo a la reestructuración de la deuda externa de diversos países de la región, en el marco del plan Brady.

Para Muldford, las reformas estructurales que lleva adelante la región toman mucho tiempo y dijo que lo importante no es la crisis mexicana sino la rapidez con que se corrigieron distorsiones en los países afectados.

"La solución no es restringir la liquidez en períodos de expansión sino continuar con la reforma financiera, sanear los bancos", remarcó. (FIN/IPS/mv/jc/if/96)

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