Los países industrializados descartaron hoy definitivamente la reposición de recursos del fondo especial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinado a préstamos para los países más pobres.
La suerte del Fondo para Operaciones Especiales (FOE) es uno de los puntos medulares de la 37 asamblea anual de gobernadores del BID, inaugurada el lunes en Buenos Aires y que será clausurada este miércoles.
Japón, que hace dos años hizo una importante contribución al FOE, recomendó este martes que el BID actúe como catalizador de la inversión privada directa hacia América Latina y el Caribe, la cual a su vez deberá contar con adecuada infraestructura y estabilidad económica en los países.
Al intervenir ante los 4.000 delegados que asisten a la asamblea, el asesor del Ministerio de Finanzas japonés, Kosuke Nakahira, insistió en la promoción del desarrollo social y el combate a la pobreza, pero declinó referirse al FOE.
Gracias en gran medida al aporte realizado por Japón hace dos años, el BID pudo prestar en 1995 a través del FOE, a largo plazo y bajo interés, la cifra récord de 795 millones de dólares a los cinco países más pobres de la región: Haití, Nicaragua, Honduras, Guyana y Bolivia.
En las jornadas previas a la asamblea, Japón planteó que su última contribución fue prevista para un período de cuatro años, respondiendo así a las demandas de nuevos aportes inmediatos del presidente del BID, el ex canciller uruguayo Enrique Iglesias.
El titular del banco había alertado sobre el virtual agotamiento de los recursos para ese destino en 1998.
El BID tiene 46 países miembros, 28 del continente americano, 16 de Europa, Israel y Japón, con una composición accionaria distribuída en 50,01 por ciento de América Latina, 30,08 de Estados Unidos, cuatro de Canadá y 15,97 por ciento de los socios extrarregionales.
El subsecretario del tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, había manifestado en la vispera que si las necesidades de recursos para los países más pobres había aumentado, se debería apelar a los propios recursos del BID.
Este martes, el representante de Francia, Daniel Maître, afirmó que en el contexto general de la ayuda multilateral para el desarrollo "este es un momento poco propicio para solicitar nuevas contribuciones de los proveedores de fondos".
Maître recomendó "contemplar seriamente" la posibilidad de transferir recursos de los ingresos netos del BID, estimados entre 100 y 120 millones de dólares en 1995, al FOE, en lo que sería "una señal de solidaridad interregional".
"Todos sabemos que está totalmente descartada una nueva reposición de los recursos del FOE", dijo el alemán Klaus-Jürgen Hedrich, quien no obstante pidió "tomar medidas para asegurar que en 1997 no surjan problemas con respecto al volumen de créditos para los países más pobres".
Pese a la renuencia a reponer los recursos del fondo, los gobernadores representantes de países industrializados coincidieron en subrayar la prioridad que asume el combate a la pobreza y la inversión social en la región.
Pero mientras la óptica japonesa apunta a cubrir esos objetivos mediante el estímulo a la inversión privada, algunos representantes europeos insistieron a una readaptación de políticas y mecanismos del BID.
El austríaco Herbert Lust pidió que los países más grandes, de la categoría A y B, dependan cada vez más de los mercados para proyectos rentables y liberen préstamos del BID para las naciones más pobres, de clasificación C y D.
Lust advirtió que no se ha cumplido con el objetivo de que el 35 por ciento del financiamiento esté destinado a los países menos desarrollados de la región. (FIN/IPS/ggr/ag/dv-if/96)