/AMBIENTE/INDONESIA: Lo bueno, lo malo y lo feo de la explotación forestal

Una comisión que busca una manera eficaz de administrar los bosques en el mundo dejó a Indonesia con puntos de vista antagónicos sobre cómo lograr un balance equilibrado, en un archipiélago que genera la biodiversidad más rica de Asia.

Testimonios de indígenas que han vivido de la tierra durante siglos sugirieron que la industria, en algunos casos con el apoyo del gobierno, está cortando indiscriminadamente la natural cobertura forestal de Indonesia, segunda solo a la amazónica.

Sin embargo, gigantes madereros afirman que esos cargos son injustificados y la semana pasada llevaron a los miembros de la comisión sobre el terreno para probar sus aseveraciones.

El presidente indonesio Suharto tambien presentó la posición del gobierno, destacando planes para la conservación forestal paralelos al uso de los recursos naturales del país, con el fín de mantener el índice de crecimiento económico que en los últimos años alcanzó alrededor del siete por ciento.

La Comisión Mundial sobre Bosques y Desarrollo Sostenible, formada por figuras políticas actuales y pasadas, así como investigadores y científicos de todo el mundo, tambien prestó atención a activistas de ONGs y un panel de expertos, cuando se reunió en Jakarta la semana pasada.

Si bien Indonesia no estuvo en tela de juicio, las deliberaciones en sesiones públicas, que se prolongaron del 2 al 8 de marzo y fueron las primeras de una serie programada por la comisión, puso a Jakarta bajo los reflectores.

Indígenas que viajaron a través del país desde las altiplanicies de Irian Jaya, en la parte occidental de la isla de Nueva Guinea, en el Pacífico, contaron al foro sobre cuantos miembros de su tribu fueron apaleados y detenidos por el ejército por protestar contra la acción de companías foráneas, tanto madereras como mineras.

"Me presento ahora ante ustedes pero una vez estuve arrestada ilegalmente durante un mes. Algunos otros han desaparecido y no sabemos qué les ocurrió", dijo Josepha Alomang, de la tribu Amungme, que vive en la región Irian Jaya.

Posteriormente, declaró a IPS que tanto ella como otros tribeños fueron arrestados y torturados varias veces por el ejército indonesio por oponerse a las actividades de la compañía minera estadounidense Freeport.

No fué la primera vez que el ejército indonesio ha sido acusado de reprimir a las poblaciones indígenas en Irian Jaya. En febrero, cuatro soldados aparecieron en un tribunal acusados de haber abierto el fuego contra civiles en la aldea de Agamkinagam. En el incidente resultaron muertas 16 personas.

La cuestión de derechos humanos, seguramente, reaparecerá en numerosas oportunidades a medida que la comisión se desplace de un país a otro para verificar la situación de los bosques en el mundo.

La comisión, que espera redactar su informe final a mediados de 1997, aseguró que no va a ignorar los derechos de los pueblos indígenas.

"A través de un sistema que intitule su derecho de propiedad tribal o comunitaria de tierras boscosas, las comunidades locales deberían recibir una cuota justa de los beneficios forestales, como las ganancias de compañías industriales y aquellas que emplean materiales genéticos de los bosques en la industria farmacéutica", dijo en una declaración.

Si bien hay un acuerdo generalizado que los pueblos indígenas deben ser indemnizados, no está claro todavía qué mecanismos pueden utilizarse para prevenir la rápida devastación de los bosque en todo el mundo.

Hemmo Jan Muntingh, un miembro de la comisión, declaró que la instalación de grupos de trabajo independientes en países madereros podría ser una manera de monitorear acuerdos contractuales y actividades referidas a la madera y la tala de bosques.

Sin embargo, los miembros de la comisión reconocieron que podría ser una iniciativa costosa. Ola Ullsten, de Suecia, copresidente de la comisión, dijo que deberán adoptarse otros mecanismos para asegurar que la corrupción no se propague en sus filas.

"El soborno ecológico tambien es muy común en otras ramas de la industria para asegurar la concreción de diferentes actividades", declaró a IPS. "Pero en el campo de la administración forestal, es más difícil asegurar que esos niveles se han alcanzado que en la industria automotriz, por ejemplo".

"En la industria automotriz uno simplemente obnserva un vehículo y lo prueba, pero en la industria de muebles no se puede volver atrás y observar el tronco que fué cortado para saber si tenía 16 centímetros de diámetro", explicó el ex primer ministro sueco.

Puntualizando que sería mejor crear comisiones independientes, quizás con la financiación de gobiernos e industrias, dijo que la designación y eventual actuación de esos organismos tambien deberá ser monitoreada de cerca.

Corrupción y sobornos deberán ser controlados, afirmó, y agregó que ni siquiera las Naciones Unidas están por encima del problema.

No obstante, eso no significa que la situación es desesperada. "La forestación es uno de los temas ambientales más difíciles. Hasta ahora no se ha logrado una solución amplia y aceptable", indicó la comisión en un comunicado de prensa.

"La comisión está convencida que hay posibilidades y objetivos para desarrollar que pueden servir a las necesidades de poblaciones locales, intereses comerciales y aprensiones conservacionistas", agregó la declaración.

Una región que Indonesia ha indicado como un ejemplo de buena admiministración forestal es el área de Kalimantan Oriental, cercana a la frontera con Brunei.

Kalimantan alberga 34,7 millones de hectáreas de las 109 millones de hectáreas del país con cobertura boscosa natural.

Los miembros de la comisión, que fueron llevados a una concesionaria en Kalimantan Oriental administrada por el magnate industrial Bob Hassan, quedaron relativamente satisfechos de los genuinos esfuerzos que se estaban realizando para administrar los bosques de una manera sostenible.

Tanto Muntingh como Ullsten coincidieron que se deben hacer mejoras. El copresidente de la comisión dijo que "algunas cosas" que vió no le agradaron pero habia "una voluntad potencial de explotar de los bosques sin destruirlos".

"No estoy diciendo que aceptamos todo lo que nos dijeron o nos mostraron, pero notamos una cierta premura política, y los bosques no serán destruídos", dijo Ullsten.

"Si aceptamos que debe haber actividad maderera por razones económicas, tenemos que escuchar a todas las partes, incluyendo la industria. Lo principal es que la explotación forestal se realice de una manera sostenible", añadió. (FIN/IPS/tra- en/cph/lnh/ego/en).

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