Los derechos humanos comienzan con el desayuno, puntualizó en una ocasión el ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, pero ese precepto parece diluírse debido a la caída de la producción de alimentos.
FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) advirtió que el suministro de alimentos es "precario" en varios países en desarrollo.
El panorama se agrava a causa del creciente costo de la importación de cereales y el recorte de la ayuda en alimentos, que se ubica actualmente en el nivel más bajo de los últimos 20 años.
Al aproximarse la Cumbre Mundial de Alimentos, convocada para noviembre en Roma con el propósito de enfrentar la pobreza y garantizar la seguridad alimenticia, nadie tiene dudas de la seriedad de la situación.
"Las consecuencias serán desastrosas para los pobres en el caso de que continúe el descenso de la ayuda extranjera para la agricultura", alertó Per Pinstrup-Andersen, director general del Instituto de Investigación en Política Internacional de Alimentos (IFPRI), radicado en Washington.
El mundo puede alimentar a todos sus habitantes, y aún a la población de 10.000 millones de personas prevista para el 2020, pero "no hacemos las cosas correctamente", dijo Pinstrup- Andersen a IPS.
"Las naciones ricas y las regiones de rápido crecimiento ecónomico, principalmente de Asia, tendrán excedente de alimentos o capacidad para importarlos a bajo precio, mientras el progreso hacia la seguridad alimenticia y la reducción de la desnutrición será escasa o nula en los países pobres", según el experto.
Informaciones recabadas por IPS en todos los continentes confirman esa advertencia.
Las abundantes cosechas han colmado los graneros de Asia meridional, aunque la escasez de legumbres ricas en proteínas impide todavía a más de 1.000 millones de personas superar la amenaza de la desnutrición.
Concentrados en la "revolución verde" de los cereales, los ministros de Agricultura y los institutos de investigación de Asia meridional no respaldaron suficientemente la producción de legumbres, que generalmente son cultivadas en áreas de bajo rendimiento y por mujeres que raramente tienen la propiedad de las tierras que trabajan.
Las mujeres representan 67 por ciento de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo, según estadísticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
India, un gran productor asiático de legumbres, no puede evitar la caída del suministro por habitante y se propone pedir a Zambia, Australia y Turquía que cultiven esos productos para adquirir luego las cosechas, admitieron en Nueva Delhi funcionarios del Ministerio de Agricultura.
El aumento de los ingresos y el surgimiento de una opulenta clase media modifican lentamente la dieta de los asiáticos. El arroz es aún el principal alimento del continente, aunque el sudeste de Asia es uno de los mercados de crecimiento mas rápido para el trigo procedente de América del Norte, Europa y Australia.
El suministro de alimentos es especialmente precario en Africa. Hari Toubo Ibrahim, representante regional de FAO, indicó en Burkina Faso que son africanos la mitad de los 88 países que dependen de la ayuda en alimentos.
Mientras, FAO anunció pobres perspectivas para la cosecha de trigo de México correspondiente a la campaña 1995-1996, que se situará en 3,6 millones de toneladas, frente a 4,2 millones en la campaña anterior.
Así mismo, resultados normales o incluso por encima de los volúmenes normales en El Salvador, Guatemala, Honduraas y Nicaragua no impidieron una caída de cuatro millones de toneladas de la cosecha gruesa de 1995 de América Central y el Caribe.
La producción brasileña de maíz se ubicará este año por debajo del record de 36,2 millones de toneladas de 1995, y FAO predijo que los volúmenes se reducirán también en Colombia, aunque las perspectivas son buenas para la cosecha de granos en Bolivia, Chile, Uruguay, Ecuador y Perú.
Pinstrup-Andersen señaló que el panorama observado sólo cambiará mediante un significativo aumento de la inversión en investigación agrícola, educación y salud, y con el mejoramiento la productividad y del acceso a los alimentos.
La producción de granos, especialmente de arroz y trigo, se reducirá sustancialmente en caso de que persistan los recortes de la financiación internacional de la investigación agrícola, y unos 10 millones de niños se sumarán a la legión de desnutridos, según cree el IFPRI.
Pinstrup-Andersen destacó que, para ahuyentar el riesgo de ese desastre, debe incrementarse la inversión en los pobres, especialmente en educación primaria y en el cuidado de salud.
También debe favorecerse el acceso de los pobres a los recursos productivos, como la tierra y el crédito agrícola, y elevarse la inversión en la investigación agraria para mejorar la productividad de las pequeñas granjas, agregó.
Ismail Serageldin, presidente del Grupo de Consulta sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), un centro dependiente del Banco Mundial, coincidió con el dictamen de Pinstrup-Andersen.
También observó que en los próximos 25 años, granjeros, científicos y gobernantes deberán cargar con la resp