Si el gobierno de Zaire pretendía impresionar al Banco Mundial con su último presupuesto y las recientes privatizaciones, se equivocó, pues la institución prevé que no podrá prestarle dinero hasta dentro de un año o dos.
"Zaire seguirá en esa situación hasta que ponga su casa en orden y negocie su deuda externa", dijo un funcionario del banco a IPS que solicitó anonimato.
Para lograr el primero de esos objetivos, Zaire "debe fijar un cronograma electoral para que un nuevo gobierno decida cómo estabilizar la economía", agregó.
El actual gobierno, encabezado por el primer ministro Kengo wa Dondo, está lejos de eso.
"Siguen dando largas a los comicios y no los convocan", dijo el funcionario, quien sostuvo que las leyes electorales que debían haberse sancionado en octubre de 1995 todavía no se han elaborado.
La Comisión Nacional Electoral se polarizó poco después de instalarse en enero entre los representantes de las Fuerzas Políticas del Cónclave que respalda al presidente Mobutu Sese Seko y el grupo Oposición Radical que lidera el ex primer ministro Etienne Tshisekedi.
El grupo no pudo ni siquiera elegir un presidente, dijo un integrante de un grupo humanitario con sede en Washington que visitó Zaire. Cada una de las fuerzas políticas tiene 44 integrantes en la comisión y ambas tienen problemas internos.
El funcionario del Banco Mundial describió al país africano como "una casa que tiene mucha limpieza pendiente".
El gobierno de Kengo es considerado, generalmente, como respaldado por el banco y por sus accionistas occidentales, entre ellos Estados Unidos, que alabó sus reformas económicas.
Kengo aceleró recientemente las medidas en este sentido con una serie de privatizaciones que, según algunos, fueron recomendadas por el Banco Mundial.
Un grupo de aerolíneas europeas, entre ellas la suiza Swissair y la belga Sabena, se apresta a comprar 49,5 por ciento de Air Zaire por 33 millones de dólares, de acuerdo con un comunicado oficial emitido por las compañías.
Pero, según el Banco Mundial, el gobierno de Kengo "todavía está lidiando" con la macroeconomía.
El nuevo presupuesto estatal de Zaire parece confirmar esta suposición. Días después de que fue anunciado el 31 de diciembre pasado, la cotización de la divisa nacional, el nuevo zaire, bajó a 20.000 por dólar estadounidense.
Los donantes se sienten incómodos por lo que ellos consideran una asignación de fondos excesiva para la Presidencia, que asciende a 47 millones de dólares, 5,7 por ciento del presupuesto total.
Esto sucede en un país donde el salario mínimo es de menos de diez dólares mensuales, los sueldos raramente se pagan y la infraestructura está en colapso, según diplomáticos y organizaciones de defensa de los derechos humanos.
El presupuesto también subestimó la inflación, según Entraide Missionaire, una organización no gubernamental con sede en Montreal, Canadá. El grupo sostiene que la norma previó un alza en el costo de la vida de 20 por ciento anual, cuando fue de 461 por ciento en 1995.
"Cuando la casa esté en orden, el próximo paso será abordar los problemas principales, comenzando por la deuda externa", según el funcionario del Banco Mundial.
La mayor parte de la deuda fue contraída durante la guerra fría, cuando los países occidentales prestaron dinero a un país que consideraban un valioso aliado en la lucha contra el comunismo.
Nadie está completamente seguro sobre el monto de la deuda. El Banco Mundial la estima en entre 7.000 y 8.000 millones de dólares, de los cuales la entidad financiera es acreedora de 1.400 millones.
Zaire debe pagar anualmente 83 millones de dólares por servicio de deuda, según el Banco Mundial, pero el presupuesto apenas prevé 31 millones con ese fin. (FIN/IPS/tra-eng/ru/yjc/mj/af if/96)