VENEZUELA: Impredecible estallido social por la pobreza

Una explosión social provocada por el empobrecimiento en Venezuela es impredecible, porque "la pobreza sola no genera estallidos", según investigadores de universidades católicas de América Latina.

Los gremios de empresarios, la Iglesia Católica, sindicatos, fuerzas políticas de oposición y líderes como el ex presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez advierten un "volcán social" que ruge bajo el marasmo económico del país.

Pero "un estallido social es enteramente impredecible", destacó Luis España, jefe de investigaciones sociales de la Universidad Católica de Venezuela.

"No hay una relación mecánica entre muchos pobres y explosión social, porque si así fuera en Haití habría explosiones sociales todos los días", dijo.

El experto coordinó una reunión con colegas de 20 universidades dirigidas por jesuitas en América Latina y que preparará en tres años un estudio sobre las causas y la superación de la pobreza en la región.

En Venezuela el número de pobres ha crecido sin cesar en la última década, hasta casi 80 por ciento de la población según organizaciones no gubernamentales, en tanto 33 por ciento, es decir, siete millopnes de personas, vive en pobreza crítica.

Eso significa que carecen de ingresos suficientes para adquirir la canasta alimentaria básica, mientras se deterioran otros indicadores sociales, relativos a empleo, costo de la vida, acceso a vivienda, educación y salud.

"Condiciones siempre ha habido y habrá, ahora, el año pasado y el próximo, pero es impredecible el estallido, que depende de mediaciones como el factor comunicacional", dijo España.

En Venezuela, hablar de estallido social invariablenmente remite al "Caracazo" de febrero-marzo de 1989, con saqueos y desórdenes que dejaron un saldo de centenares de muertos, miles de heridos y pérdidas materiales multimillonarias.

Según España, para ese estallido mediaron expectativas de la población de que su situación mejoraría con un relevo de gobierno y advirtió que eso no ocurriría, cargaba con un año de desabastecimiento y "lo que desató el asunto fue un aumento del pasaje", inesperado, de transportistas independientes.

"Condiciones hay, pero la pregunta es, y eso es casi jugar a la rueda de la fortuna, cuáles son las variables mediadoras que puedan predecir que va a ocurrir un estallido", dijo España, para quien "eso, honestamente, no lo sabe nadie".

El general Moisés Orozco, ministro de Defensa, sostuvo que "en Venezuela no habrá una explosión social, porque el pueblo lo que quiere es paz y tranquilidad. El balance del 27 de febrero (cuando se inició el Caracazo) es negativo".

El ministro del Interior, Ramón Escovar, dijo que "el sentimiento del pueblo es de dolor y frustración, porque no se explica que un país con la riqueza de Venezuela esté en esta situación, pero no hay razones para pensar que eso lleve necesariamente a un estallido".

Los empresarios de Venezuela produjeron hace una semana una declaración advirtiendo que el malestar económico provocaba un "vacío de poder" con peligro de explosión social.

Venezuela lleva tres años seguidos de recesión en su economía no-petrolera, la inflación acumulada en dos años de gobierno de Rafael Caldera es de 177 por ciento, uno de cada dos venezolanos trabaja en la economía informal, el desempleo abierto puede ser de 20 por ciento y la moneda se deprecia constantemente.

Mientras, el gobierno es acusado de marchas y contramarchas en la búsqueda de un acuerdo para obtener ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional, y tiene relaciones cada vez más difíciles con el parlamento, sin disponer todavía de un presupuesto formal para 1996.

Para el gremio de los empresarios, Fedecámaras, "el colapso político y social que vive el país incuba un nivel de tensión social que podría alcanzar consecuencias no previstas", es decir, "amenaza la institucionalidad de la nación".

La jerarquía católica también advirtió la peligrosidad de las penurias de los venezolanos, pero el influyente arzobispo de Mérida (suroeste), Baltazar Porras, subrayó que "no necesariamente debe producirse un estallido". "Por eso buscamos soluciones", señaló.

Pérez, quien gobernaba el país durante el Caracazo de 1989, dijo ue actualmente "Venezuela vive sobre un volcán", porque "el valor del bolívar se ha diluido y el costo de la vida nos acerca a la hiperinflación".

"El salario real ha caído a extremos nunca igualados, el desempleo ya es de 20 por ciento y la mitad de los venezolanos empleados está en el sector informal", dijo Pérez, para quien "todo ese cuadro coloca al país en situación de hambruna".

El ex mandatario, que fue apartado de la presidencia en 1993 para que la Corte Suprema le juzgase por presunta corrupción, y con su caso todavía esperando sentencia, dijo que no desea "ni siquiera en meras especulaciones hablar de la posibilidad de un rompimiento constitucional".

España declaró a su vez que, "como en el cuento que anuncia que viene el lobo, los distintos factores sociales amenazan con la explosión, pero, aunque haya condiciones, nadie puede decir que habrá un estallido social pasado mañana". (FIN/IPS/hm/dg/pr-ip/96)

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