Cinco fuerzas políticas libran una batalla entre bastidores en Venezuela para hacerse con la dirección del parlamento, que iniciará en marzo su tercer año de sesiones y por primera vez sería dirigido por una fuerza de izquierda.
El parlamento ofrece creciente resistencia al presidente Rafael Caldera, justamente cuando éste debe desatar el nudo gordiano de la parálisis económica y aumentan la tensión social y el miedo a la inestabilidad política.
El Movimiento al Socialismo (MAS), de izquierda moderada que apoya a Caldera, un socialcristiano independiente de 80 años, anunció que pactará en el parlamento con Causa Radical (izquierda obrerista) y el partido socialcristiano Copei.
El entendimiento dejaría rezagados al partido oficialista Convergencia (socialcristianos disidentes) y al socialdemócrata Acción Democrática (AD), que durante los dos primeros años del quinquenio de Caldera, 1994 y 1995, presidieron el Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente.
Venezuela tiene un sistema presidencialista sin primer ministro, donde el presidente del Senado sustituye al jefe del Estado si éste muere, renuncia o es destituído, y el parlamento además de legislar aprueba o niega asuntos como el presupuesto y los viajes del presidente.
Bajo los gobiernos surgidos del sufragio, desde 1959, han funcionado acuerdos no escritos para repartirse la conducción del parlamento, primero entre las coaliciones de gobierno y, desde 1969, entre la fuerza de gobierno y la primera de oposición.
Estas fueron los partidos AD y Copei, hegemónicos en la política venezolana hasta que en 1993 Caldera, separado del partido socialcristiano que fundó, ganó la presidencia como candidato suprapartidista.
El parlamento quedó repartido entre cinco fuerzas, con entre 15 y 30 por ciento de escaños cada una, que buscan un nuevo reacomodo con base en los resultados de las elecciones regionales de diciembre de 1995 y como temprana preparación para los comicios generales de 1998.
Caldera hizo de AD su primer interlocutor en el parlamento y ese partido, que gobernó con los ex presidentes Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez, decidió actuar como "bisagra", combinando su oposición formal con un respaldo a las propuestas económicas del gobierno.
AD cuenta con el mayor grupo parlamentario, seguido por Copei, la Causa Radical, Convergencia y el MAS. La suma de los votos de AD y el dúo oficialista Convergencia-MAS hacía mayoría simple, lo que facilitaba el papel de árbitro de los socialdemócratas.
Pero, mientras declina la influencia de Caldera sobre el parlamento, los dirigentes descubren que también hace mayoría la suma de bancadas Copei-MAS-radicales.
El primer viraje es el del MAS, que se sintió postergado con pocos cargos en el inicio del gobierno y que luego de consultas AD- Caldera se sintió tratado "como el marido cornudo", según expresión del líder socialista Teodoro Petkoff.
El MAS obtuvo en las elecciones municipales y regionales de diciembre resultados mucho mejores que los de Convergencia y relativamente consiguió el mejor resultado después de la clara victoria de AD, que obtuvo 11 de las 22 gobernaciones en juego.
Sobre esa base, en el partido se reclama el alejamiento del gobierno y el secretario general, Enrique Ochoa, propuso un referendo entre la militancia para decidir el tema.
Gustavo Márquez, presidente del MAS, dijo que un pacto con Copei y los radicales, sin Convergencia, "no significa una ruptura con el gobierno sino un acuerdo circunstancial", porque esa fuerza aspira a una posición importante en el parlamento.
El segundo cambio notorio es el de Causa Radical, hasta 1993 un partido muy pequeño con sólo tres congresistas pero que ese año se hizo con nueve senadores y 38 diputados, cabalgando la ola de descontento con el sistema político que siguió a las cruentas sublevaciones militares de 1992.
Los radicales siempre fueron a elecciones solos y rehusaron alianzas parlamentarias, pero esa conducta sufrió un severo revés en diciembre, cuando perdieron su bastión en el industrial estado de Bolívar, en el sudeste del país, y la alcaldía de Caracas.
Esta vez, Causa Radical no sólo quiere un acuerdo sobre la directiva del parlamento, sino también "entre las fuerzas del cambio, con un paquete de leyes, reformas constitucionales y del sistema electoral", según su jefe parlamentario, Carlos Melo.
El secretario general de Copei, Donald Ramírez, dijo que su partido "saluda la señal de madurez política que ha dado el MAS" y añadió que tras ese deslinde "se abren amplias perspectivas en el parlamento".
La propuesta del MAS consiste en que presida el Senado un socialista que apenas rebasa los 40 años, Didalco Bolívar, quien quedaría primero en la línea de sucesión del presidente, mientras que un socialcristiano haga lo propio en la Cámara de Diputados.
Adolfo Pastrana, diputado de Convergencia, comentó que "el MAS aspira estar a la vez en el gobierno y en la oposición", lo que "es una línea incomprensible, pues exigen más participación en el Ejecutivo y pactan con la oposición en el Legislativo".
Carlos Canache, dirigente de AD, sostuvo que es "extraño que el MAS busque alianza con dos organizaciones de oposición, en vez de un entendimiento entre las cinco fuerzas" parlamentarias.
La recomposición de la directiva del parlamento se produce cuando ese cuerpo encara como materias urgentes el presupuesto para 1996 y un paquete de leyes tributarias que darían piso a un posible acuerdo de Caldera con el Fondo Monetario Internacional.
Pero sobre todo, gobierno y parlamento deberán entenderse con lo que los empresarios y la Iglesia Católica señalan como peligro de "explosión social", que amenaza a las "instituciones de la democracia", por la crisis recesiva en la economía del país.
En 1994, cuando impuso controles sobre la economía y su popularidad rozó el 90 por ciento, Caldera dijo que escuchó y rechazó voces para que disolviera el parlamento, que ahora recupera fuerza e independencia ante un gobierno cada vez más huérfano de respaldo en la opinión pública. (FIN/IPS/hm/ag/ip/96)