El Jefe Musa Kai cuenta que su aldea fué una suerte de paraíso, con fértiles campos cultivados y ricos depósitos de diamantes y oro en el vecino rio Sewa, los cuales solo esperaban ser explotados.
Entonces estalló la guerra civil y Gundema, a 15 kilómetros de distancia de la ciudad meridional de Bo, se transformó en un lugar de desesperación como tantas otras aldeas en este país de Africa Occidental.
"Todo está arruinado", lamentó Kai. "No hay comida, muchas casas fueron quemadas y hay gente enferma escondida en la selva que, como no tiene medicamentos, muere en la espesura".
Gundema fué atacada dos veces el año pasado por supuestos rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF). Los asentamientos circundantes fueron arrasados repetidamente y la última agresión se produjo a solo cinco kilómetros de distancia de la aldea.
El resultado fué que 80.000 personas que se encontraban en un campo de refugiados se congregaron en las afueras de Gundema, cuya población antes de la guerra era de 6.000 habitantes.
Las tácticas del RUF están basadas en el terror. No contentos con expulsar a la gente de su tierra e incendiar sus viviendas, tambien masacran y mutilan. "No es un movimiento que busca ganarse los corazones y la mente de las personas", apuntó Kai.
Mohammed Jallo, otro anciano de pelo blanco, contó que su hijo fué atrapado por los rebeldes el año pasado, le cortaron las manos a machetazos y le ordenaron regresar a Gundema para decir a la gente que "estamos aquí". Aquellos que lograron escapar contaron a Jallo que su hijo rogó a los rebeldes que acabaran rápido con él y estos le hicieron caso.
Demasiado asustados para regresar a sus tierras o sus pequeñas minas en la selva, sin trabajo, la gente de Gundema tiene hambre. Mirando a un respetado anciano mendigar, Kai sacudió la cabeza y dijo: "la gente bien ya no lo es más…"
La guerra civil que estalló hace cinco años afectó a todos. Un tercio de los 4,5 millones de habitantes de Sierra Leona ha sido desplazado, la economía esta en caos y la sociedad se ha visto brutalizada por el conflicto. Es una guerra que pocos comprenden.
Foday Sankoh, el líder de RUF, lanzó su movimiento insurgente desde la vecina Liberia en 1991 con el declarado propósito de liberar al país del corrupto gobierno del presidente Joseph Momo.
Momo, un ex general, fue derrocado un año despues por jóvenes oficiales pero Sankoh consideró ilegal al nuevo gobierno y continuó la guerra.
El RUF no puede ser definido por una lealtad étnica o cualquier otra afiliación regional. En efecto, la insurgencia fue respaldada al comienzo por burkinabos y mercenarios liberianos cuya crueldad imprimió el sello distintivo a este conflicto.
La agenda política del RUF, dada a conocer por primera vez en una reciente publicación llamada "Huellas", es una mezcla de ideas vagamente socialistas y economicamente nacionalistas que Sierra Leona ha conocido en el pasado.
Los partidarios del movimiento, a juzgar por aquellos capturados, parecen ser los jóvenes, algunos hasta niños obligados a asesinar, y marginados resentidos contra el sistema al cual culpan de su fracaso.
El RUF tambien habría logrado reclutas entre los mineros ilegales que tradicionalmente han trabajado en la frontera entre Sierra Leona y Liberia sin control oficial. Soldados renegados, conocidos como "sobels" tambien estarían detrás de las supuestas incursiones rebeldes.
La posesión de un arma significa poder, y la habilidad de saquear y controlar rutas de contrabando de diamantes, en un pais que figura entre los más pobres del mundo a pesar su riqueza natural en minerales, es un incentivo para esas bandas armadas.
Tambien es una forma de represalia dentro de la sociedad rural. Abundan historias de gente expulsada de las aldeas por mala conducta que retorna con grupos rebeldes para vengarse.
"No sé de donde vinieron", dijo Kai refiriéndose a los rebeldes, pero se enoja si le sugieren que algun oriundo de Gundema se encuentra en sus filas. "Ninguno de esta poblacion se les unió, ningún niño fue llevado…", aseguró.
"Nadie sabe qué quieren, porqué están combatiendo o quién los respalda", dijo Franklyn Laurence, un comerciante de diamantes. "Esta guerra no es clara, si no habría terminado hace mucho tiempo. Hay negocios ocultos en todo esto…"
Los habitantes de Sierra Leona están desamparados, presos en medio de un conflicto en el cual se cometen bárbaros actos de violencia, tanto por rebeldes como soldados gubernamentales, por un motivo que no va más allá del simple bandolerismo.
La esperanza ahora es que las elecciones presidenciales y parlamentarias que se realizarán el lunes traigan algún cambio, que el ejército retorne a sus cuarteles y un gobierno civil inicie conversaciones de paz con los rebeldes.
Si bien el RUF ha rechazado la consulta y amenaza con perturbarla, la esperanza permanece. "Las elecciones pueden traer paz", manifestó Theoney Mberwa, el representante de la FAO en Bo. "Pero debe haber un arreglo para ayudar al futuro gobierno civil que desarme a esos niños dondequiera se encuentren".
"Las elecciones significarán un cambio, estamos seguros", subrayó Mohammed Fofana, una empleada de hotel en Bo. "Estamos rezando para que venga el hombre justo, un buen presidente".
Y si la guerra continúa y el ejército se niega a defender una administración civil? "Entonces el mundo entero sabrá quién creó el problema aquí!…", sentenció. (FIN/IPS/tra-en/oa/kb/ego/ip).
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