/REPETICION/RUSIA: Yeltsin promete aliviar los duros efectos de la transición

El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, pidió hoy a su gobierno que alivie la presión que sufre el ciudadano de a pie, haciendo las reformas económicas más soportables para los rezagados en la carrera hacia el mercado libre.

Al pasar revista a los progresos realizados desde el comienzo de las reformas en 1992, Yeltsin dijo que "el costo de salir de la crisis, el costo de sobrevivir, resultó ser mucho mayor" de lo esperado en un primer momento.

El Presidente pronunció este viernes ante el parlamento, como todos los años, su "discurso del estado de la Nación".

Yeltsin dijo que la fase más dura del período de transición -la liberalización económica- ya ha terminado, y que la segunda fase – la estabilización financiera- está encaminada. Una tercera fase – establecer una floreciente economía de mercado- es la que Rusia tiene por delante.

Su intervención ocurrió sólo un día después de que el Fondo Monetario Internacional confirmara el otorgamiento de un préstamo de 10.200 millones de dólares a la Federación Rusa, a ser desembolsado en tres años, para ayudar a la consolidación de las reformas del mercado.

"Hace mucho tiempo que venimos pidiendo a la gente que se ajuste el cinturón, y la gente lo ha aceptado", reconoció el Presidente ante una sesión conjunta de ambas cámaras del parlamento, en un discurso televisado a toda la nación.

"Sin embargo, hoy se está acabando la paciencia de los rusos, y nos estamos acercando a un peligroso límite, más allá del cual el agotamiento y el descontento pueden prevalecer sobre la paciencia y la esperanza", añadió Yeltsin.

En actitud de mostrarse receptivo ante el descontento general por el costo social de la austeridad económica, en pleno año electoral, Yeltsin dijo que el gobierno "olvida a aquéllos que viven sólo de sus salarios o pensiones, y no ha tomado medidas para protegerlos".

Yeltsin habló también de una "crisis de responsabilidad" después del colapso de la Unión Soviética en diciembre de 1991, en la cual la libre competencia se ha convertido en una carga sin parangón para el Estado, que ha debido mantener el funcionamiento de las industrias.

El líder ruso, de 65 años, se ha visto enfrentado al descontento general y una multiplicación de huelgas por falta de pago de sueldos y pensiones, desde que llegó al poder en 1991, durante el proceso de rápida transición de una economía centralmente planificada hacia una economía de mercado.

Sumado a la política de privatizaciones generalizadas, el duro programa de auteridad del gobierno ha causado dificultades económicas a la población, lo cual amenaza las posibilidades de reelección del Presidente en las elecciones del 16 de junio.

Yeltsin dedicó duras palabras a lo que llamó "incongruencia" del gobierno, algo que "está agotando los efectos positivos de las reformas".

Denunció la falta de medidas para atacar la corrupción y para hacer que los nuevos empresarios asuman sus responsabilidades dentro de la libertad, en particular el pago de los salarios.

Con promesas que costarán miles de millones de rublos al Estado, Yeltsin se comprometió a garantizar el pago de todos los salarios y las pensiones atrasadas, y a indemnizar a los pequeños inversores que perdieron sus ahorros en proyectos fraudulentos.

También será atacada la reforma agraria este mismo año, según anunció Yeltsin, para salvaguardar los derechos de los agricultores privados.

La elección presidencial supone un duro desafío para Yeltsin, que deberá enfrentar a Gennady Zyuganov -líder del renacido Partido Comunista, que ganó con comodidad las elecciones parlamentarias en diciembre-, quien ha prometido anular las "ilegales" privatizaciones.

Zyuganov también ha dicho que aliviará las dificultades de millones de rusos empobrecidos por los efectos de la austeridad económica.

En referencia al sangriento conflicto de Chechenia, Yeltsin dijo que Moscú está dispuesto a conversar con "todas las fuerzas políticas que estén ansiosas por lograr la paz".

No obstante, precisó que no se harían tratos con los separatistas sin la participación de las autoridades chechenas instaladas por Moscú en Grozny, la capital de la república federada.

En ese sentido, Yeltsin abogó por un estatuto especial para Chechenia dentro de la Federación Rusa, aunque sin entrar en detalles, y se negó a considerar una retirada total del ejército ruso. (FIN/IPS/tra-en/arl/ip/96)

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