La crisis del sistema financiero de Paraguay, que lleva casi un año, provocó una fuga de más de 300 millones de dólares, según una evaluación preliminar del Banco Central.
El principal factor que contribuyó a esta caída en el flujo neto de capitales al país fue la creciente pérdida de confianza en la capacidad del sistema económico y político para superar la crisis, señaló el analista Ricardo Rodriguez Silvero.
La pérdida se reflejó en el saldo de las reservas internacionales del Banco Central, que bajó de 1.200 millones de dólares al comenzar la crisis, en mayo de 1995, a poco más de 900 millones en la actualidad, de acuerdo con el informe de Germán Rojas, gerente de operaciones internacionales del Banco Central.
Técnicos del instituto emisor manifestaron su preocupación por lo que consideran un resultado del exceso de circulante y la desconfianza en una pronta solución la crisis financiera que sacudió al país el año pasado.
En 1995, las autoridades paraguayas retiraron la licencia a tres bancos, intervinieron otro, cinco vieron debilitarse su posición y quebraron una docena de entidades financieras.
Los agentes económicos se estarían cubriendo ante una eventual devaluación con la compra de dólares, lo que a su vez fomenta la fuga de capitales y la caída de las reservas internacionales.
El Banco Central debió vender divisas para sostener el tipo de cambio en enero, cuando subió de 1.970 guaraníes por dólar a los actuales 2.025.
Pero la emisión adicional de dinero para salvar a los bancos está provocando un desequilibrio potencial en la economía, reconció el analista económico independiente Luis Campos.
El Banco Central acaba de informar que destinó 400 millones de dólares a cubrir las obligaciones de los bancos en dificultades, durante los siete meses de intervención.
En esta suma se incluyen los 27 millones de dólares que debió pagar al Banco Central del Uruguay en concepto de cobertura de operaciones irregulares realizadas a través del convenio de pagos recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integracioón, por Bancopar y Bancosur, dos de las entidades intervenidas.
A pesar de este panorama incierto para los inversionistas, el Banco Central confía en que no continuará la fuga de capitales del país y que las reservas subirán a partir de marzo, cuando empiece la cosecha gruesa de soja y algodón.
Tradicionalmente, a partir del tercer mes del año, y hasta junio, los ingresos de divisas son netamente favorables, debido a las exportaciones de estos productos.
Se espera también que el proceso de saneamiento financiero en el que trabaja el gobierno esté plenamente esbozado el próximo mes, para que se inicie el reflotamiento de los bancos recuperables.
Para ello, el presidente Juan Carlos Wasmosy ha solicitado el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, que está analizando un crédito de más de 200 millones de dólares. (FIN/IPS/ct/ag/if/96)
