El ministro del Interior de Lituania, Virgilius Bulovas, detenta poderes para detener a sospechosos que serían la envidia de un dictador, los cuales han incrementado el aislamiento de la república báltica de Europa.
Las leyes que permiten la "detención preventiva"' de individuos fueron recientemente extendidas por el parlamento lituano hasta fines de 1996.
Los parlamentarios contrarios a la enmienda sostienen que la disposición viola la Constitución de Lituania y la Convención Europea de Derechos Humanos. Las repúblicas bálticas vecinas Letonia y Estonia no tienen leyes de ese rigor.
Un informe del fiscal general, Vladas Nikitinas, sostiene que la ley de detención preventiva, vigente desde 1993, es una medida drástica pero eficaz.
En los primeros 10 meses de 1995 se detuvo bajo la ley a 243 individuos. Durante el mismo período, 130 de ellos fueron sentenciados por cargos penales, y se iniciaron otras 87 investigaciones penales.
Se estima que en Lituania hay unas 100 bandas de delincuentes, de las cuales tres cuartos operan en las siete principales ciudades del país, integradas por un total de 1.200 miembros. La policía de Letonia y Estonia estima que en ambos países operan entre 10 y 15 grupos.
Las redes de delincuentes han estado involucradas durante años en crímenes que incluyen el asesinato, la corrupción, el robo, el contrabando y el tráfico de drogas, metales, petróleo y licores.
"Si se deja en libertad a los delincuentes encubiertos, me temo que algunos políticos podrían representar a los criminales en las próximas elecciones parlamentarias", dijo Bulovas en un reciente seminario regional sobre control de delitos.
El ministro del Interior también predijo que la apertura de importantes rutas comerciales, entre ellas la nueva terminal petrolera en la costa al norte de Klaipeda, y planes para importar orimulsión de Venezuela, podrían significar nuevas oportunidades para los narcotraficantes.
Por este motivo, Lituania está especialmente interesada en la cooperación internacional con otros aparatos estatales de seguridad, y Bulovas criticó la falta de interés demostrada por Europol, la policía de la Unión Europea (UE), en una red de colaboración con con países que no integran el bloque.
La banda de delincuentes más influyente, llamada "Brigada Vilnius", fue desintegrada por la policía entre 1992 y 1993. "Ya no hay 'familias' criminales en Vilnius", dijo el fiscal Rimantas Grockis, y añadió que "la pirámide criminal ha caído".
Pero el índice de delincuencia permanece alto en el área de Vilnius, y aumentó 10 por ciento en 1995, en relación a 3,5 por ciento nacional. Además, se estima que hasta 70 por ciento de los delitos cometidos en el área no son informados a la policía.
El presidente de Lituania, Algirdas Brazauskas, ha incitado a abogados, políticos, organismos públicos y la prensa a iniciar un debate sobre el futuro de la legislación penal, enmendada en 1990 para prohibir sentencias a muerte a mujeres y niños.
Desde entonces, las cortes impusieron siete sentencias a muerte, una de las cuales fue conmutada a cadena perpetua por un decreto presidencial.
Brazauskas sabe que la opinión pública lituana se inclina a rechazar la pena capital, y las estadísticas indican que la medida fracasa como prevención del asesinato premeditado.
En julio, defendiendo la ejecución del líder de la Brigada Vilnius, Boris Dekanidze, como castigo a su participación en el asesinato de un periodista que probó las actividades de la banda, el vocero del gobierno Vilius Kavaliauskas dijo que "abolir la pena de muerte no está en la agenda".
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional es uno de varios grupos extranjeros que criticaron la acción, afirmando que contradijo el deseo de integración europea de Lituania. La mayoría de los países occidentales han abolido la pena capital.
El Consejo de Europa también urgió a Lituania a evitar la imposición de la pena de muerte, citando el sexto protocolo de la Convención Europea de Derechos Humanos, la cual no ha sido ratificada por el país báltico.
La situación está dañando la imagen de Lituania en el mundo, admitió Brazauskas. (FIN/IPS/eb/rj/lp/hd/96)