El ministro de Trabajo de Italia, Tiziano Treu, se declaró hoy favorable a la concesión de visas a los inmigrantes que quieran buscar trabajo en este país, en lo que se considera una flexibilización de los criterios mantenidos hasta el momento por el gobierno.
Con ciertos límites, sería positivo, dijo el ministro durante una conferencia de prensa de presentación de un estudio estadístico sobre la emigración realizado por la organización católica humanitaria Caritas.
Las disposiciones actuales del gobierno autorizan la concesión de la visa por razones de trabajo solo una vez que el emigrante lo ha obtenido, antes de entrar a Italia, lo que se considera una disposición difícil de superar.
Loreta Capponi, presidenta de la principal organización de inmigrantes, en declaraciones formuladas a IPS, se declaró favorable a la propuesta del ministro del Trabajo: "espero que sea incorporada en el decreto", que debe ser aún transformado en ley.
El decreto gubernamental sobre la emigración será seguramente objeto de estudio del nuevo parlamento que surgirá de las elecciones del 21 de abril próximo, convocadas por el Presidente de la Republica, Oscar Luigi Scalfaro, tras una crisis política y la disolución del actual parlamento.
Capponi dijo que el estudio de Caritas confirma lo señalado por su organización de que no se puede hablar de "invasión" de inmigrantes del Tercer Mundo, como se desprende de algunas informaciones de prensa.
El informe de Caritas, que analiza informaciones oficiales del Ministerio del Interior relativos al 31 de diciembre de 1995, constituye una fotografía rica en detalles sobre la presencia migratoria al inicio del nuevo año.
El documento asevera que es totalmente "fuera de lugar hablar de invasiones" porque el número de ciudadanos extranjeros legalmente registrados en Italia aumentó durante el año pasado en sólo 68.713 (7,44 por ciento), llegando así a 991.419 a inicios de 1996.
De éstos, 164.003 provienen de los países de la Union Europea (16,54 por ciento), 101.594 de otros países desarrollados (10,25 por ciento), como por ejemplo de Canadá, Estados Unidos y Japón, y 722.822 de países en desarrollo y del Este europeo (73,21).
Respecto al aumento de la inmigración originada en América del Norte (Estados Unidos 6,86 por ciento y Canadá 4,01), los países de América Latina tuvieron un crecimiento notablemente más alto (República Dominicana 10,24, México 11,58, Brasil 12,58, Colombia 16,64).
Fue en cambio notablemente reducida la llegada de ciudadanos de otros países, como Venezuela y Chile, e incluso se produjo una disminución en las llegadas desde países como Argentina, de donde en los años pasados hubo un consistente flujo de personas interesadas en adquirir la ciudadanía italiana.
La comunidad de inmigrantes latinoamericanos más numerosa es la brasileña (22.053), seguida a cierta distancia por la argentina (10.494), la peruana (10.025), la colombiana (9.626), la dominicana (8.652), la mexicana (5.095), la venezolana (3.924), la chilena (3.554) y la salvadoreña (3.195).
La más importante comunidad de ciudadanos extranjeros en Italia es la de Marruecos (94.237), seguida por la de Estados Unidos 60.607), Yugoslavia (Serbia y Montenegro) (51.973), Filipinas (43.421), Túnez (40.454), Alemania (39.372) y Albania (34.706).
En 1995, aunque el 19 de noviembre se estableció la posibilidad de regularización de los trabajadores extranjeros y de sus familiares sin permiso de residencia, no se produjo ningún aumento en el ritmo de crecimiento.
Ni siquiera en los años pasados se han registrado "invasiones", dice Caritas: desde 1991 a 1995, el porcentaje global de aumento de la población extranjera fue de 14,88 por ciento, un "incremento absolutamente fisiológico".
El aumento promedio anual en 1995 de inmigrantes de los países en desarrollo fue de 7,77 por ciento, pero el incremento mayor proviene del Este europeo. Todos los países de esta región, excepto Yugoslavia y Eslovenia, están por encima de la tasa media de crecimiento.
Los ciudadanos de la ex Federación yugoslava constituyen en su conjunto la comunidad más numerosa (100.674).
Africa, a pesar de su explosión demográfica y su proximidad geográfica, experimentó un leve crecimiento de entre 1 y 3 por ciento (Marruecos, Etiopía, Mauricio, Nigeria, Argelia), e incluso una leve flexión (Túnez, Senegal, Ghana).
Sólo el aumento de Somalía se acerca a la media (6,06 por ciento), mientra Cabo Verde registra un 9,50.
Las dos comunidades africanas más numerosas son las provenientes de Marruecos (94.237) y Túnez (40.454), mientras superan los 20.000 personas las de Senegal y Egipto. (FIN/IPS/jp/jc/pr/96)