Escarmentado por decadas de inflacion elevada y por el deficit de 3.150 millones de dolares el ano pasado, Brasil enfrenta dificultades para definir una politica estable de comercio exterior, oscilando entre proteccionismo y apertura.
La meta del gobierno para este ano es obtener un superavit de mas de 2.500 millones de dolares, a la vez que asegura que no modificara su politica cambiaria, de lentas devaluaciones inferiores a la inflacion.
El gobierno prometio medidas en favor de las exportaciones, como reduccion de costos y mayor financiacion.
Pero el factor decisivo sera la reduccion de las importaciones. El secretario de Politica Economica, Jose Roberto Mendonza de Barros, espera una caida de 8,3 por ciento en las compras externas de este ano en relacion a los 49.663 millones de 1995.
Tal meta hace prever nuevas medidas de proteccion, ademas de las ya adoptadas especialmente para contener la importacion de vehiculos automotores, que desde junio pasado son gravados en 70 por ciento, contra 20 y 32 por ciento anteriores.
Esa es un area ejemplar de los malabarismos que practican las autoridades brasilenas para conciliar sus necesidades de equilibrar la balanza comercial, asegurar el abastecimiento interno para evitar rebrotes inflacionarios y atraer inversiones extranjeras.
El arancel de 70 por ciento puede reducirse a la mitad para las importaciones de montadoras instaladas en el pais y que exportan por lo menos la misma suma importada. Ademas ellas pueden comprar bienes de capital e insumos en el exterior, con descuentos de 90 y 85 por ciento en los aranceles.
El gobierno brasileno reconocio que al ofrecer tales ventajas a las montadoras, estimulando sus inversiones en el pais, incumple las reglas de la Organizacion Mundial de Comercio (OMC), a la cual anuncio el lunes que pedira permiso (waiver) para mantener ese regimen automotriz provisional hasta 1999.
Japon y Corea del Sur ya reaccionaron negativamente, como es de esperar de otros paises cuyas montadoras no se instalaron o tienen produccion insignificante en Brasil, como es el caso de Francia.
Brasil, suele destacar con razon el presidente Fernando Henrique Cardoso, promovio una de las mas rapidas aperturas del mundo, a partir de 1990.
Hasta entonces protegia rigidamente su mercado, especialmente algunos sectores, con la tajante prohibicion de importaciones de unos 3.000 productos y aranceles que sobrepasaban el 100 por ciento.
En cuatro anos el promedio arancelario cayo de mas de 40 por ciento a 14 por ciento y se establecio el libre comercio para casi todos los rubros con los demas socios del Mercado Comun del Sur (Mercosur).
Pero desde el comienzo del ano pasado, en que comenzo una euforia importadora que genero los primeros y abultados saldos negativos en el comercio exterior, la tendencia se invirtio. Brasil volvio a adoptar algunas medidas proteccionistas sectoriales.
Las mas abruptas buscaron contener la importacion de vehiculos, que alcanzaron 5.567 millones de dolares el ano pasado, con un crecimiento de 75,9 por ciento concentrado en el primer semestre. Pero tambien se elevaron los aranceles de productos electronicos.
En el comienzo de este ano el gobierno amplio las restricciones a las importaciones por correo, eliminando la exencion para compras de hasta 50 dolares, prohibiendo las superiores a mil dolares y aumentando los aranceles.
Ahora trata de mantener en un minimo de 62 por ciento los aranceles sobre electrodomesticos y electronicos, que tambien registraron aumentos explosivos de importacion el ano pasado. Para atender ese reclamo de la industria local, Brasil tendra que negociar con el Mercosur.
Por otro lado, en los productos de consumo popular y gran peso en la inflacion, la politica es al reves. El gobierno mantiene aranceles cero o por debajo de la tarifa comun del Mercosur, facilitando importaciones para contener los precios internos.
Para eso negocio con el Mercosur, desde abril de 1995 una lista de excepciones de emergencia, con 150 productos que ya se redujeron a 112, que no obedecen al arancel externo comun.
El acuerdo es valido por un ano, pero segun fuentes del gobierno, Brasil tratara de prorrogarlo por "un tiempo mas" para algunos productos.
Ese vaiven de movimientos defensivos opuestos, contra el deficit comercial y contra la inflacion, es consecuencia de una opcion puesta en jaque por la crisis mexicana y que Joao Paulo Magalhaes, profesor de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, denomina de "integracion pasiva al mercado mundial".
Una apertura unilateral a las importaciones, Estado minimo y sobrevaluacion de la moneda caracterizan el modelo que, segun el economista, no asegura competitividad internacional.
Para eso, lo recomendable es la integracion activa, via exportaciones, como lo hicieron paises del este asiatico, concluyo. (FIN/IPS/mo/jc/if/96) ITEM CLOSED