Venerados por la antigua civilización indígena de los mayas, productos básicos como el maíz y los frijoles desaparecen cada vez más de la dieta alimentaria en Honduras.
Estudios recientes del Ministerio de Salud indican que en departamentos como Lempira e Intibucá, en la región de occidente, el plato básico de la familia lo constituyen hierbas acompañadas con tortillas y ocasionalmente de arroz y frijoles.
La tortilla, una harina hecha a base de maíz, constituye un pilar fundamental de la alimentación hondureña.
"Una tortilla con frijoles y un poco de sal es la comida de los pobres en Honduras, pero esta tradición se está perdiendo por la escasez de los productos y su alto costo para adquirirlos", dijo Osmin Padilla, de la división de Nutrición del Ministerio de Salud.
Recordó que en la antigua civilización maya el maíz y los frijoles eran alimentos esenciales a los que, incluso, se les veneró como dioses y se hacían rituales para obtener abundantes cosechas.
Sin embargo, en Lempira e Intibucá, zonas eminentemente indígenas, esa tradición se está perdiendo al presentarse en esas regiones los índices más alarmantes en materia de pobreza y desnutrición.
La pobreza afecta a 80 por ciento de los 130.000 habitantes de las dos departamentos y la desnutrición a 60 por ciento, según cifras oficiales.
A nivel nacional, ocho de cada 10 habitantes del país sufren algún grado de desnutrición.
De persistir la tendencia para el año 2000, "sólo podrán comer los que tengan recursos para acceder a los alimentos, porque los demás desaparecerán por ley natural", vaticinó Padilla.
El panorama, desalentador, tiene como base los constantes incrementos en los precios que sufren los productos de la canasta básica familiar y la depreciación que en los últimos cinco años ha tenido la moneda local, el lempira.
También la celeridad con que se profundizan las medidas de ajuste estructural de la economía en un país en que 73 por ciento de sus 5,5 millones de habitantes son pobres.
En los últimos cinco años, según investigaciones oficiales, el valor de la moneda local se depreció tanto que su costo actual es de trece centavos de lempira por dólar.
De acuerdo al Banco Central, la canasta básica del hondureño, compuesta por leche, huevos, maíz, frijoles, arroz, azúcar, carnes y legumbres, tiene un costo mensual de 200 dólares, en comparación con los 80 dólares que constituye el salario mínimo promedio mensual en este país.
A esta situación, se suma una inflación anual de 25 por ciento y la falta de estímulos para incrementar la producción de granos básicos.
Según los grupos campesinos, las políticas de ajuste económico incentivaron sólo los cultivos destinados a laa exportación, pero en el campo la producción se contrae, porque el maíz, el frijol y el arroz no son productos rentables por el costo de los fertilizantes y agroquímicos.
En 1992 la producción de maíz fue de 12,7 millones de sacos y bajó a 9,9 millones en 1994, de acuerdo a estadísticas proporcionadas por el Banco Central.
A su vez, el frijol registró en 1995 una cosecha de 1,2 millones de sacos, 200.000 menos que el año anterior.
Según Padilla, todo ello está generando en el país un problema nutricional que debe atacarse con prioridad, "si no se quiere tener en 10 años una nación con gente que padezca de serios daños cerebrales".
El funcionario urgió al gobierno a redefinir su política agraria y ejecutar una de seguridad alimentaria, para que "la dieta tradicional de maíz y frijol no se arranque de las manos de los pobres e indígenas".
"A la medida que se pierda el poder adquisitivo de la moneda, la obtencion de estos productos será más escasa y si no rectificamos estamos condenando a nuestro pueblo a una vida corta", advirtió. (FIN/IPS/tm/dg/if-pr/96).