El mundo de las grandes corporaciones y el capitalismo global, distintivos del modo de vida norteamericano, están siendo criticados por primera vez en 20 en Estados Unidos años desde filas conservadoras.
Irónicamente, el principal crítico es el republicano Pat Buchanan, cuya campaña presidencial contra lo que denomina el statu quo del Partido Republicano amenaza dividir al llamado movimiento "conservador".
Los nuevos líderes del movimiento sindical, e incluso figuras de la administración de Bill Clinton, también parecen listos para lanzarse contra la ortodoxia neoliberal que prevalece en Washington desde que Jimmy Carter fue electo presidente en 1976.
Algunos ven esta efervescencia populista como el inicio de una nueva era política en la que se buscará que el gobierno aplaque la violencia del mercado y reviva viejas y sólidas instituciones civiles, al estilo del movimiento progresista de comienzos de este siglo.
Otros simplemente lo ven como una reacción peligrosa ante grandes cambios en las tendencias del comercio mundial y el avance tecnológico, las cuales han socavado a la clase media y producido la mayor brecha entre ricos y pobres del mundo industrializado.
Este punto de vista suscita temores de que el populismo de Brandt podría lanzar un régimen proteccionista que desatara guerras comerciales.
Pero cualquiera sea la interpretación, las señales de la ofensiva contra los grandes negocios y el capitalismo mundial están en todos lados.
"Asesinos de corporaciones" fue el titular de portada de la revista "Newsweek", la cual señaló que varias corporaciones están despidiendo a miles de trabajadores, y advirtió que estas medidas han atemorizado a la opinión pública y desatado un contragolpe político.
La cuestión de la responsabilidad de las corporaciones se ha convertido en un tema destacado en las elecciones primarias de la campaña electoral, y es tratado por casi todos los candidatos, incluyendo al republicano Robert Dole, líder de la mayoría en el senado.
Antes de perder ante Buchanan en las elecciónes primarias de New Hampshire, Dole, defensor acérrimo de los grandes negocios, indicó que "las ganancias de las corporaciones están superando límites, al igual que sus despidos".
Defensor del libre mercado de larga data, Dole también ha advertido sobre los nuevos acuerdos de comercio, e incluso inició un proceso judicial mediante el cual Washington podría retirarse de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Para Buchanan, se trata de una cuestión que opone a la gente común ("Main Street) a Wall Street, cuyos barones exportan puestos de trabajo al extranjero y conspiran para crear un "nuevo orden mundial" que pondrá fin a más de 200 anos de independencia nacional.
Es Buchanan quien ahora difunde la acusación populista y atemoriza a los ejecutivos de corporaciones que durante largo tiempo siguieron al Partido Republicano.
"(Buchanan) habla como un miembro de AFL-CIO", observó Stuart Butler, director de política interna de la conservadora Fundación Heritage, en referencia a la mayor federación sindical de Estados Unidos.
En efecto, Buchanan, partidario de un ferviente "nacionalismo económico", es acusado por ex aliados de derecha de haber adoptado las posiciones más variadas entre "liberal" y "socialista" en su campaña contra Wall Street y el libre comercio.
Hábil para el debate, el propio candidato parece inspirarse ante esta discusión. Respondiendo a un columnista, el año pasado citó a Karl Marx diciendo que "el sistema proteccionista (…) es conservador, mientras el de libre comercio es destructivo (y) acelera la revolución social".
Tras la elección de New Hamsphire, el candidato desafió al sistema económico directamente, diciendo que "cuando el capitalismo global destierra a comunidades y familias enteras, pido a los conservadores que se hagan una idea de qué es lo que intentamos conservar".
Cuando se refiere a los conservadores, Buchanan excluye claramente a los jefes del capital internacional, quienes han sido pilares del Partido Republicano desde la era del ex presidente Dwight Eisenhower,.
"Esta campaña es para volver al Partido Republicano más representativo de los hombres y mujeres trabajadores de America que están perdiendo sus trabajos, y de la clase media, cuyo nivel de vida está cayendo", sostuvo el político.
Mientras los ataques de Buchanan a los grandes negocios están dividiendo a los republicanos, una fractura más sutil tiene lugar en el Paritdo Demócrata, entre el secretario del Tesoro, Robert Rubin, y el secretario de Trabajo del presidente Bill Clinton, Robert Reich.
Reich, que comenzó a hablar públicamente sobre la lucha de las "clases ansiosas" hace dos años, hizo recientemente un llamado a la aprobación de leyes que obliguen a las corporaciones a "capacitar (a sus trabajadores), compartir con ellos las ganancias y permanecer en sus comunidades".
Según informaciones, sus declaraciones molestaron a Rubin, quien evitó comentarios desde la Casa Blanca, donde los asesores de Clinton parecen especular sobre el tema como posible sostén de la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre.
Un apoyo vigoroso a las propuestas de Reich provino de la nueva dirigencia de AFL-CIO y su convención anual, la cual catalogó de inaceptable la perspectiva ultraderechista de Buchanan sobre las minorías, los inmigrantes y las mujeres.
La alianza estratégica entre el sindicalismo y las fuerzas de Buchanan está fuera de consideración, pero los ataques conjuntos contra el mundo de las corporaciones han hecho sonar las alarmas de las salas de juntas de grandes empresarios de todo el país. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/lp/ip/96)