La situación del río Machángara, considerado como el más contaminado d eEcuador, ha llevado a los investigadores a buscar alternativas para su desinfección, como el empleo de energía atómica.
En un estudio que realiza la Facultad de Ingeniería Química de la Escuela Politécnica Nacional en coordinación con el Departamento del Medio Ambiente del municipio de Quito, se comprobó que la aplicación de radiaciones beta en las aguas del Machángara reduce los índices de toxicidad, en gran escala.
Este río nace en la región montañosa del callejón interandino, a 30 kilómetros al sur de la capital. Entra a Quito por la parte meridional y sus 27 kilómetros de extensión desembocan en el río San Pedro, principal afluente del río Guayas, de los más caudalosos de Ecuador.
El asentamiento de más de 600 empresas textileras y de productos químicos, que arrojan sus desechos industriales en las aguas, así como la captación de aguas servidas provenientes de toda la capital, "convirtieron al Machángara en un río muerto", señalo Marcelo Uzcategui, investigador del proyecto.
"Esto quiere decir que el Machángara no es capaz de autoeliminar las sustancias contaminantes que se encuentran en él y que es necesario implementar un programa urgente de desinfección", apunto.
Este problema tiende a agravarse si se condsidera que las aguas del río son empleadas para el cultivo de hortalizas que, en s mayoría, son comercializadas y consumidas en la capital, lo que aumentaría considerablemente el número de personas en riesgo de contraer alguna enfermedad.
Diversos estudios coinciden en señalar a la contaminación del agua, con desechos domésticos e industriales, como la principal causa de mortalidad infantil en Ecuador.
Unas 1.500 personas, asentadas al sur de la capital, viven en las periferias del Machángara y utilizan sus aguas para tareas domésticas, como el lavado de ropa.
Según el subcentro de Asistencia Social de ese sector, algunas de estas personas sufren de ulceraciones e irritaciones graves, producidas por el contacto con las aguas contaminadas.
El proyecto "Desinfección de las Aguas servidas del río Machángara", de la Escuela Politécnica, señala que el empleo de irradiaciones beta, por medio de un acelerador de materia, asegura la desintegración de los microorganismos, como virus, bacterias, protozoarios y sustancias tóxicas.
Sin embargo, como se advierte en la investigación, los organismos vivos expuestos a este tipo de acción atómica sufrirán transformaciones en su composición molecular y, por lo tanto, será inevitable su extinción.
Según la Escuela Politécnica, este riesgo no es alto si se considera que las aguas tratadas con el acelerador molecular no permanecen radiactivas, ya que el sistema "tiene las características de una radiación electromagnética, semejante a la luz solar", lo que permitirá introducir organismos vivos.
Para Uzcategui, el costo de un acelerador molecular es elevado, "pero el sistema resulta más económico que otros", ya que "no requiere combustible, contratación de empleados y se puede utilizar por muchos años".
La Agencia Internacional de Energía Atómica, con sede en Viena, financió el primer acelerador molecular para este proyecto y se tramitan otros aportes de diversas organizaciones internacionales, interesadas en el tema.
Actualmente la Facultad de Ingeniería Química de la Escuela Politécnica se encuentra desarrollando la segunda fase del proyecto, que consiste en la aplicación de radiaciones a las aguas del Machángara, a nivel de laboratorio, para más tarde poner a funcionar el sistema en este río. (FIN/IPS/mg/dg/en/96).