En ausencia de grupos mafiosos o crimen organizado, el consumo de drogas en Cuba se restringe a prostitutas y otros sectores marginales, afirmaron fuentes oficiales.
"No hay afectación social ni en los jóvenes ni en las capas obreras", dijo Carlos Amat, ministro de Justicia, quien reconoció el consumo de marihuana y de otras drogas como cocaína por minorías sociales.
Amat aseguró al semanario Juventud Rebelde que el consumo de drogas fuertes no constituye un problema en la isla y que no se ha reportado ningún caso que permita inferir la existencia de organizaciones dedicadas a su comercialización.
Esta es la primera vez que un representante del gobierno reconoce el uso de sustancias alucinógenas en determinados sectores de la población.
El fenómeno preocupa desde inicios de esta década a autoridades del área de la salud, que alertaron sobre los altos índices de consumo de alcohol y su efecto como puerta de acceso a otro tipo de drogas.
Especialistas del Departamento de Psiquiatría del Ministerio de Salud Pública revelaron en una reunión con la prensa, en 1993, la detección de venta aislada de drogas alucinógenas en zonas de La Habana.
"Nuestra juventud no puede ser más sana. Fiestea, bebe ron, cerveza, se divierte, pero no tiene su mentalidad puesta en la droga", asegura Amat, quien afirma que, en general, no hay adictos que puedan ser detectados por el sistema de salud.
A pesar de que no se conoce un estudio epidemiológico, fuentes especializadas aseguran que más de 70 por ciento de los habitantes de algunas localidades de la isla consumen bebidas alcohólicas.
Una investigación conjunta de la Clínica del Adolescente y de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana analizó la ingestión de psicofármacos en relación con el consumo de alcohol o café entre adolescentes de 13 a 16 anos.
El estudio considera entre las variables de alto riesgo las malas relaciones en el hogar, la ausencia del padre, la inconstancia de la madre, la permisividad en ambos progenitores, inicios sexuales inapropiados o retrasos escolares.
Expertos locales aseguran que de la experimentación a la drogadicción "no hay más que un paso" y que estos adolescentes se convierten en consumidores potenciales de drogas más fuertes de no someterse a una temprana desintoxicación.
Según Juventud Rebelde, órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas, en 1994 un total de 449 personas fueron sancionadas por mantener algún tipo de vínculo con el mundo de la droga.
La publicación no especificó cuántos de ellos eran cubanos, pero aseguró que de los nacionales implicados ninguno tenía menos de 20 años y la gran mayoría estaba desocupada.
Las declaraciones de Amat aparecieron en la prensa local pocos días después de que las autoridades aduaneras de Santiago de Cuba, a mil kilómetros de la capital, frustraron un tráfico de cocaína en una motonave beliceña tripulada por cubanos.
Entre las vías de entrada de cocaína a la isla, el ministro de Justicia mencionó la llegada casual a las costas de Cuba de paquetes lanzados al mar desde aviones.
Los paquetes deben ser recogidos por lanchas que los transportan hasta Estados Unidos, pero es bastante usual que las mareas provoquen la pérdida de algunos que son entregados a las autoridades o colocados en el mercado subterráneo.
Entre 1991 y 1995 las autoridades incautaron 242 paquetes de cocaína y más de 250 de marihuana llegados a las costas cubanas.
"En Cuba no existen cultivos de marihuana", dijo Amat, pero admitió que puede haber plantaciones clandestinas en zonas montañosas y de hecho se han detectado ciudadanos que la trasladan del oriente de la isla a La Habana.
Según las leyes vigentes, cualquier persona detectada cultivando marihuana pierde de inmediato su tierra y puede ser sancionada con entre cuatro y 20 años de prisión.
Fuentes del Ministerio de Justicia aseguran que expertos de esa institución elaborarán este año un proyecto de ley antidroga que tendrá en cuenta la experiencia de otros países y los rasgos típicos del caso cubano.
"Aunque no es un mal, no nos podemos confiar", alertó el ministro, quien comparó la droga con "una piedra lanzada al centro de una laguna" porque "las ondas concéntricas que genera pueden tener límites insospechados". (FIN/IPS/da/dg/ip-he/96)