La decisión del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, sobre qué países están cooperando con los esfuerzos de su gobierno contra el narcotráfico, dejará a un lado el cumplimiento de la ley para dar paso a la política internacional e interna, sostienen analistas.
Mientras la Casa Blanca se prepara para presentar una evaluación al Congreso sobre los esfuerzos de varios países, el interés se centra en Colombia y México, dos países filtrados por la corrupción vinculada a la droga.
Los analistas sostienen que Washington "certificará" los esfuerzos de México debido a "intereses nacionales vitales", un argumento que Washington utilizó el año pasado para evitar penalizar a Colombia.
Los países a los cuales Clinton niegue, el 1 de marzo ante el Congreso, la certificación sobre su "cooperación total" en los esfuerzos contra el tráfico de narcóticos, no serán elegibles para gran parte de los tipos de ayuda de Estados Unidos.
El gobierno estadounidense también debe oponerse a préstamos solicitados por esos países al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones financieras.
El proceso de certificación anual, denunciado por muchos países por intervencionista, se ha regido por criterios políticos desde su concepción, señalan analistas.
El procedimiento "revela la ezquizofrenia de la política estadounidense", dijo Peter Andreas, investigador de política internacional del centro Brookings Institution.
Mientras las autoridades están "hartas de México y quieren ponerse duras, otros asesores temen que negar la certificación "empeore las cosas económicamente", dijo el analista.
Al tomar la decisión sobre México, que en los últimos 10 años obtuvo la certificación total, el gobierno de Clinton "debe tener en cuenta la forma en que esto repercutirá internamente" en ese país, señaló el analista Paul Stares.
Desde el colapso del peso mexicano y el posterior esfuerzo de rescate financiero liderado por Estados Unidos, "ha habido gran desmoralización a raíz del papel jugado por Washington", añadió Stares.
La Casa Blanca enfrenta la dificultad de lograr un equilibrio en el envío de una señal para que México adopte una posición dura con los traficantes y reduzca la corrupción, pero no de forma "que haga pensar en el intervencionismo yanqui".
Clinton, que este año se postula a la reelección, también enfrenta grandes presiones internas.
Los esfuerzos antidrogas de México han sido muy criticados por republicanos y demócratas en el Congreso. Una ley bipartisana recientemente aprobada requiere que el país refuerce su campaña antinarcóticos antes de que se le otorgue una extensión de seis meses de una garantía de préstamo de 20.000 millones de dólares.
Los candidatos presidenciales republicanos también atacan a Clinton por el creciente déficit fiscal con México, por lo cual los esfuerzos por defender al país ante el Congreso podrían conducir a un desastre político, advierten los observadores.
Andreas y Stares predicen que finalmente la Casa Blanca entregará la certificación a México, utilizando la excepción del "interés nacional vital", lo cual permitiría que el país recibiera la misma asistencia que con la certificación completa.
La situación actual de México es similar a la de Colombia el año pasado, cuando Washington amenazó a Bogotá con tomar represalias antes de otorgar a último momento la excepción de "interés nacional vital". Cinco de los 29 países considerados en 1995 no fueron certificados.
Para las autoridades colombianas, ahora la pregunta es "si podrán tener un resultado tan bueno como el del año pasado", dijo Marc Chernick, director del programa latinoamericano de la Johns Hopkins University School of Advanced International Studies.
Aunque Colombia "ha hecho mucho" durante el último año para desmantelar los carteles de la droga y erradicar los cultivos de coca, la no certificación aún es posible, indicó Chernick.
Autoridades estadounidenses pretenden "castigar" al presidente Ernesto Samper por negarse a renunciar tras haber sido acusado de recibir apoyo financiero de grandes traficantes.
Las potenciales sanciones financieras y la pérdida de la ayuda de Estados Unidos podrían perjudicar a sectores como la industria de exportación de flores, pero Colombia está en condiciones de "sobrevivir", dijo Chernick.
No obstante, la no certificación socavaría la cooperación de Colombia en la lucha contra el narcotráfico, predijo el analista, ya que elimina "la idea de una guerra contra la droga".
El objetivo de Estados Unidos debería ser "estimular a Colombia a hacer más, no menos", agregó Cynthia McClintock, directora de estudios latinoamericanos de la George Washington University. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/lp/ip/96)