El fenomeno del narcotrafico continua expandiendose en America, pese al decidido combate desplegado por los gobiernos y la sociedad civil del continente para frenar un flagelo de consecuencias nefastas.
En efecto, el narcotrafico ha tomado una evidente ventaja sobre las iniciativas antidroga, por lo que los logros de estas ultimas son muy escasas o, simplemente, las acciones emprendidas son anuladas por su enorme poder corruptor.
Mas aun, su presencia destructiva constituye un serio peligro para la estabilidad politica de nuestras sociedades y es, ademas, un factor que incide negativamente en la credibilidad ciudadana con respecto a la probidad de las instituciones democraticas.
Una clara evidencia de aquello es la severa y prolongada crisis politica que afecta a la sociedad colombiana, en la cual se acusa al presidente Ernesto Samper de haber sabido que su campana electoral tuvo financiacion del narcotrafico.
Samper enfrenta hoy la acusacion del Fiscal general de la Nacion por encubrimiento, estafa, falsedad, fraude procesal y enriquecimiento ilicito, actos tipificados como delitos, que de ser debidamente probados, significaran su destitucion y una condena de hasta 10 anos de prision.
Pero al margen de la culpabilidad o no de Samper y de las posibles sanciones, queda el hecho cierto de que el narcotrafico ha penetrado las mas altas esferas politicas, asi como las instituciones democraticas y diversas actividades economicas y financieras.
Es decir, el fenomeno del narcotrafico ha logrado constituirse en un verdadero poder, con una capacidad de corrupcion que no entiende de limites, debido fundamentalmente a la gran cantidad de dinero que genera.
Sin embargo, lo que ocurre en Colombia no es sino una de las multiples y graves consecuencias que se derivan del infame negocio de las drogas, cuya creciente y nociva dimension ha sido puesta totalmente al descubierto.
Las estadisticas del mundo de las drogas corroboran esta apreciacion. En los ultimos anos la cantidad de tierra agricola dedicada a la produccion de materia prima para la elaboracion de la droga se ha quintuplicado.
En la zona boliviana de Chapare se cultivan anualmente 72.000 toneladas de hoja de coca, de las cuales unicamente 2.000 son destinadas al consumo tradicional y a usos medicinales, mientras las restantes son empleadas en la elaboracion ilegal de drogas.
Entre 1987 e inicios de 1995 se erradicaron en Bolivia 28.000 hectareas de cultivo de coca, a un costo de 42,6 millones de dolares. Pero los altos reditos del ilicito negocio de la droga estimularon la siembra de un numero mucho mayor de hectareas.
Informes de la DEA (agencia antodrogas de Estados Unidos) situan a Colombia como el tercer productor de heroina en el mundo. Igualmente senalan que este pais exporta anualmente 1.000 toneladas de cocaina y mas de un millar de toneladas de marihuana.
En Venezuela, cerca de 3.000 millones de dolares provenientes de actividades vinculadas al narcotrafico toman apariencia legal anualmente, mientras los carteles colombianos de Cali y Medellin blanquean alrededor de 60 millones de dolares mensuales en no menos de 12 paises latinoamericanos.
Solamente el cartel de Cali, segun algunas estimaciones, tiene ganancias por negocios de la droga de alrededor de 2.000 millones de dolares, cifra superior a las que generan muchas de las corporaciones del primer mundo.
En la economia estadounidense, la mas poderosa del planeta, se calcula que circulan anualmente mas de 100.000 millones de dolares procedentes del narcotrafico.
Las cifras brevemente expuestas son suficiente evidencia de que las actividades del negocio de la droga crecen y que involucran a un numero cada vez mayor de paises en la cadena del narcotrafico, ya sea como productores, almacenadores, rutas de transporte o lavadores de dinero.
Esta realidad obliga a replantear las estrategias antidrogas y a demandar una mayor cooperacion internacional, para enfrentar en mejores condiciones la desigual lucha contra el crimen de lesa humanidad que se llama narcotrafico. (FIN/ALDHU-IPS)
(*) Secretario Ejecutivo de ALDHU
