/DEFENSA DEL CONSUMIDOR/ AMERICA LATINA: Aditivos deben figurar en etiquetas de alimentos

Nuevas normas que obligan a especificar los elementos usados para preservar los alimentos, incluídos los aditivos, en los países miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur), permitirán a los consumidores una mejor elección de los productos que adquieren.

Ya en el año 3000 a.C. se empleaban tres tipos de sustancias para preservar los alimentos: la sal, el humo y las levaduras. La mejora de la estabilidad y la calidad de los alimentos adquirió gran importancia y permitió a la industria satisfacer las necesidades del consumidor.

En los últimos 30 años, las sociedades modernas han consumido más de los dos tercios de los alimentos en forma procesada, y ello hace imprescindible el uso de tecnologías para la fabricación, manipulación y distribución de los alimentos, procesos en los que se incluyen los aditivos.

Los aditivos son aquellas sustancias que se añaden a los alimentos y bebidas con el fin de modificar sus caracteres, técnicas de elaboración o conservación, para mejorar su adaptación al uso al que van destinados.

Los aditivos sirven para mantener el valor nutritivo de los alimentos, evitando la degradación de vitaminas, las proteínas esenciales o reponiendo las pérdidas producidas por tratamientos previos.

Los aditivos también mejoran la conservación o preservación de las propiedades esenciales de los alimentos, aseguran su textura, consistencia y estabilidad, a la vez que mejoran su sabor, color y olor.

Estos elementos facilitan el acceso a los alimentos a un mayor número de consumidores, permitiendo una mayor y mejor conservación además de mejorar su aspecto.

Bien utilizados, los aditivos permiten prolongar la vida útil de los alimentos y abastecer a grandes masas de población, con productos nutritivos y apetecibles, a precios más bajos que muchos alimentos tradicionales.

Pese a estas ventajas existen ciertos efectos colaterales para la salud. Las autoridades sanitarias de América Latina enfrentan este peligro estableciendo listados de aditivos autorizados, dosis máximas permitidas y obligaciones en la rotulación.

El peligro principal es la toxicidad de los aditivos por su mal uso. Un ejemplo es el caso de la rodamina B, un colorante prohibido en la industria alimentaria por sus efectos cancerígenos, detectada por el Servicio Nacional del Consumidor de Chile (Sernac) en algunos confites y caramelos.

Las organizaciones de defensa del consumidor de América Latina sostienen que, para reducir los efectos nocivos de los aditivos, los consumidores pueden contribuir prefiriendo productos envasados y debidamente rotulados. (FIN/CI-IPS/96)

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