La defección de la ex esposa del líder norcoreano Kim Jong Il fomentó nuevas especulaciones entre analistas en Tokio que el régimen de Pyongyang cayó en estado de turbulencia, y esto podría ser una amenaza para la región.
"Es difícil verificar los hechos dado el velo de misterio que envuelve el país, pero no hay duda que Corea del Norte esta padeciendo algun tipo de turbulencia, una situación que acrece la tensión sobre la seguridad en Asia Oriental", senaló Masahiko Makagawa, analista del Instituto de Economías en Desarrollo.
Además de las recientes noticias sobre escasez de alimentos debida a las inundaciones por lluvias del año pasado, que amenaza a millones de personas, la semana pasada se supo de la defección de la primera esposa de Kim.
Song Hye Rim, 59 de 59 años, es la madre del hijo mayor de Kim, llamado Kim Jong Yam, a quién se cree el candidato obligado para suceder al padre. Informes de inteligencia surcoreanos sugirieron que la actual esposa de Kim, la tercera, ha insistido que uno de sus hijo debe ser el sucesor.
"Ella (la actual esposa de Kim) está considerada una mujer dictatorial y ambiciosa, que ejerce gran influencia en Kim", señaló Ha Chung Nan, un analista de Mindan, una organización semiestatal que representa a surcoreanos residentes en Japón.
"Por eso la señora Song decidió repentinamente que su futuro es inseguro mientras siga dependiendo de Corea del Norte", dijo Ha.
"Chosun Ilbo", un diario de Seul, informó durante el fin de semana que Song, su hermana Hye Rang, de 61 años, su sobrina y una asistente habian estado viviendo en Moscú hasta el 20 de febrero, antes de viajar a Suiza para buscar asilo político en Occidente.
Posteriormente, versiones periodísticas indicaron que estaban buscando asilo en Estados Unidos.
Algunos dijeron que Estados Unidos estaría dispuesto a entrevistar a Song para conocer más detalles sobre Kim, que aparece muy pocas veces en público. El lider norcoreano fué visto el viernes último, por primera vez en un mes, en una gran demostración de gimnasia, realizada por su 54 cumpleaños.
Radio Pyongyang informó que unos 10.000 jóvenes realizaron una exhibición titulada "Manteniendo la bandera roja bajo la guía del General', en el gran estadio de Pyongyang.
Sin embargo, al revés de su carismático padre Kim Il Song, que fué reverenciado por el pueblo norcoreano hasta que murió el 8 de julio de 1994, el actual líder no provoca el mismo respeto. Si bien la prensa oficial exalta sus virtudes, aún debe ser confirmado formalmente como presidente.
Dejando aparte las cuestiones del liderazgo, Kim no ha tenido paz en los últimos 18 meses, desde que tomó las riendas del poder.
Los analistas afirman que la economía no ha podido decolar desde el colapso de la Unión Soviética que en su momento brindó a la comunista Corea del Norte un canal de sustento.
Las inundaciones del año pasado exacerbaron el problema y obligaron a la orgullosa Pyongyang a dar el paso sin precedentes de pedir ayuda a la comunidad internacional.
Sin embargo, en otra repentina pirueta política la semana pasada, Kim dijo que no iba a seguir aceptando la asistencia internacional. Los observadores vieron esto como un hecho significativo porque creen que el ejército norcoreano de 1,2 millones de hombres esta tomando ahora la batuta.
"La razón detrás de la decisión de Kim de rechazar la semana pasada la ayuda internacional viene de los militares que no desean ninguna interferencia exterior", comentó Ha, quién previno que el ejercito podría tratar de convencer a Kim sobre la opción bélica.
"Esto podría significar una sangrienta guerra en la península y nadie quiere esto", aseguró Ha.
Seul ha puesto a todas sus tropas en alerta especial desde el 7 de diciembre pasado. Tambien Estados Unidos, con 37.000 soldados que todavía permenecen en Corea del Sur, ha intensificado su vigilancia en la península.
"La reciente serie de incidentes menores en el norte es una señal aparente que su sistema se está derrumbando. Debemos prepararnos para eso", declaró Oh Se Eung, que preside la Comisión de Asuntos Exteriores y Reunificación en Corea del Sur.
China y Japón tambien han estado observando el rearme militar norcoreano y reflejado en los medios chinos, los cuales dijeron que Beijing trataría de persuadir a Pyongyang de no apelar a la guerra.
En 1950, cuando el gobierno comunista de Corea del Norte trató de unificar la península por la fuerza, China respaldó a Pyongyang contra las tropas de la ONU lideradas por Estados Unidos. No obstante, Beijing ha indicado ahora que no está preparada para involucrarse en una nueva guerra en la península.
Nakagawa opinó que Beijing tendrá un rol decisivo en la decisión de Pyongyang, si toma o no las armas para resolver sus problemas.
Asistencia militar y víveres, pese a la reciente frialdad de Beijing, podría ser brindada a tiempo para evitar un conflicto en la península, destacó un reciente informe surcoreano. (FIN/IPS/tra- en/sk/cpg/ego/ip).
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