Un tribunal de esta capital iniciara la semana proxima el juicio en ausencia del principe exiliado Norodom Sirivudh, acusado de conspiracion para asesinar al viceprimer ministro Hun Sen.
Grupos defensores de los derechos humanos como Amnistia Internacional siguen de cerca el caso, que algunos observadores vinculan a una intencion del gobierno de coalicion de Camboya de consolidar su posicion.
Sirivudh, quien hasta hace poco era secretario general del partido monarquico Funcinpec, fue promocionado como potencial lider de la oposicion desde su renuncia al cargo de canciller, en 1994.
El principe sera juzgado en base a una controvertida ley que proscribe al grupo guerrillero Khmer Rojo "o a cualquier otro que realice actos destinados a destruir el gobierno monarquico".
La fiscalia ya le acuso de terrorismo y de violar la ley de proscripcion, cargos que implican cadena perpetua, pero las autoridades no parecen interesadas en hacer regresar al acusado del exilio para responder a los cargos y participar en su juicio.
"No es necesario que comparezca el principe Sirivudh, porque tiene tres abogados defensores", declaro Ouk Vithun, secretario de Justicia.
Sirivudh niega terminantemente las acusaciones. "Deseo dejar en claro que no escape y que estoy preparado para volver a Camboya en cualquier momento. Si va a haber un juicio justo, debo estar alli para defenderme", declaro al diario Cambodian Daily desde su casa de Paris.
El principe fue desterrado por iniciativa del rey Norodom Sihanouk, quien recomendo a Hun Sen otorgarle una semiamnistia bajo la condicion de que permanezca en el extranjero y renuncie a la politica.
Hun Sen afirmo que Sirivudh no tendra problemas de seguridad si regresa, pero duda "que sea lo suficientemente valiente para hacerlo, porque una vez que termine el juicio, ira a prision".
Dado que se trata de un juicio de motivaciones politicas y que la independencia de la justicia camboyana es bastante dudosa, la declaracion de Hun Sen sugiere que la corte no tendra libertad de accion para decidir la absolucion del principe.
Los abogados del acusado ya presentaron su protesta ante la corte por no avisar a la defensa sobre la fecha del juicio con 15 dias de anticipacion, como lo estipula la ley.
Juristas internacionales afirman que los argumentos de la fiscalia son muy debiles. La principal prueba es una cinta que supuestamente contiene la voz de Sirivudh diciendo: "Como ya le dije, Su Excelencia, si el continua con estos problemas lo matare".
Los abogados defensores sostienen que, aun si los fiscales prueban que se trata realmente de la voz de Sirivudh, la cinta constituye una prueba inadmisible segun la Constitucion de 1993, que considera ilegal la intervencion clandestina de telefonos.
El principal testigo de la fiscalia es el periodista So Naro, quien una vez intento vender calendarios a Sirivuch y termino escribiendo una historia sobre un supuesto complot del principe para matar a Hun Sen, el hombre mas poderoso de Camboya.
No obstante, So Naro ofrecio posteriormente una conferencia de prensa para aclarar que Sirivudh "pudo haber estado bromeando" y que el "deberia haber confirmado sus sospechas con el principe antes de publicar el articulo". A partir de entonces, la credibilidad del periodista se vio bastante afectada.
Sirivudh tiene fama de bromista y de hablar demasiado para un politico que operaba en el fragil clima democratico de Camboya.
Un jurista internacional observo que el cargo de conspiracion dispuesto en el codigo de UNTAC (una contribucion de la mision de paz de la Organizacion de las Naciones Unidas a la legislacion camboyana) se esta utilizando contra el principe sin ninguna prueba que sustente la acusacion.
"En una conspiracion deben intervenir al menos dos personas, pero hasta el momento no se ha acusado a nadie mas de intentar asesinar al viceprimer ministro", senalo.
El cargo de posesion ilicita de armas tambien parece cuestionable. "Las armas que posee son antiguas, y ademas nadie tiene permiso de armas en este pais", afirmo Christine Alfsen Norodom, esposa de Sirivudh.
Diplomaticos y observadores internacionales estan sorprendidos por la insistencia del gobierno de Camboya en proseguir con un caso tan controvertido, brindando a opositores nacionales y extranjeros una nueva oportunidad de criticar la situacion de los derechos humanos en el pais.
El pasado diciembre se realizaron en Paris manifestaciones en apoyo de Sirivudh que preocuparon a Phnom Penh, cuyo presupuesto depende, al menos en 40 por ciento, de la ayuda internacional.
Asi mismo, existe creciente presion en el Congreso de Estados Unidos para condicionar la ayuda a Camboya al respeto de su gobierno por los derechos humanos, y se preve que el juicio de Sirivudh complicara las relaciones bilaterales.
Los acusadores pudieron haber retirado sus cargos, pero optaron por el camino mas arriesgado, que inevitablemente atraera la atencion de la prensa extranjera y de grupos defensores de los derechos humanos. (FIN/IPS/tra-en/tf/lnh/ml/ip/96)