El carnaval brasileño de Río de Janeiro cultiva un exceso que es su fuerza principal de atracción pero tambien lo que podría marcar su decadencia.
Es dudoso que un espectáculo que este año duró 27 horas, en dos sesiones nocturnas iniciadas a las 18 horas del domingo y del lunes y concluídas después de las siete de la mañana del martes, tenga un futuro demasiado prolongado.
"Es un exceso", admitió Ubiraci Freitas, un fanático de los desfiles carnavaleros cariocas, que todos los años forma parte de los bailarines integrantes de una "escuela de samba" y asiste al espectáculo completo.
En sus desfiles, las escuelas de samba cuentan historias a través de una canción (el samba-enredo), los carros alegóricos, los disfraces que llevan los bailarines, los colores y las numerosas secciones en que se organizan sus cerca de 4.000 integrantes.
Las que desfilaron en el "sambódromo" de Río de Janeiro entre el domingo y el martes últimos trataron temas como el origen de la especie humana, la época en que Brasil fue colonia de España (1580- 1640), el papel de la inmigración italiana, las costumbres de diversos estados o el futuro del país.
También abordaron otros como la campaña contra el hambre y la resistencia de los negros a la esclavitud. En el primer caso, la escuela Imperio Serrano hizo llorar a público y participantes al evocar al sociólogo Herbert de Souza, "Betinho", líder de la campaña.
Calificando a "Betinho" como un "Quijote moderno", la canción-tema dice que "quien es pobre tiene hambre y quien es rico tiene miedo" y advierte que "llegó la hora de cambiar".
La especie humana surgió en el noreste de Brasil, llegó a afirmar una de las escuelas utilizando pinturas rupestres como pretexto para exhibir grandes penes.
Hace unos 30 años, un cronista local, Sergio Porto, satirizó esa tendencia de los "carnavaleros" a rehacer la historia del país con criterios singulares, y popularizó la expresión "samba del criollo loco", título de su canción para identificar al caos mental generado.
Esta vez fue el dramaturgo Mauro Rasi quien ironizó sobre la excesiva y dudosa información histórica incorporada en los desfiles de las escuelas de samba, a menudo recurriendo a códigos indescifrables.
"Comprender a (el teórico marxista Louis) Althusser es más sencillo que intentar decodificar la cantidad de libros e investigaciones" que utilizaron los autores de los temas carnavaleros, escribió Rasi en un comentario publicado este martes en el diario O Globo.
Los carros alegóricos con esculturas de monstruos, animales, objetos imaginarios y mujeres semidesnudas establecen relaciones extrañas para un historiador, como una que aludía al papel de una gallina nacida en el Olimpo griego y que habría dominado los mercados asiáticos antes de naturalizarse angoleña y convertirse en heroína brasileña.
Así, alguien que haya asistido a varios desfiles del carnaval de Río no debería tener dudas de que Adán y Eva fueron brasileños. Aparecen prácticamente todos los años en alguna escuela de samba.
Rasi criticó también el exceso de colores, que casi le destruyó la retina, y de duración de los desfiles. Según cuenta, terminó tan cansado que su sueño "derrotó a Adán y Eva". O quizás llegó a verlos pero no se dio cuenta, ironizó.
Todos los comentaristas coinciden en que hace ya varios años que nadie logra presentar algo novedoso, pese a los variados temas tratados en los desfiles.
Los "sambas-enredo", carros alegóricos, disfraces y el conjunto de las exhibiciones se han "pasteurizado", uniformizado, reconocen los expertos.
?Hasta cuándo el carnaval logrará atraer a más de 100.000 personas dispuestas a pagar entre 20 y 90 dólares por un incómodo asiento en las tribunas y resistir trece horas para ver los desfiles en una noche ? (FIN/IPS/mo/dg/cr-pr/96)