Las faldas de las colinas dibujadas con verdes plantaciones de té en Bangladesh oriental ocultan las miserables condiciones de decenas de miles de trabajadores, especialmente mujeres, mal pagados y analfabetos.
Las plantaciones de té en la Nica región montuosa de Bangladesh emplean cerca de 1,8 millones de personas, soibre todo mujeres. Como en otras áreas semejantes en el sur de Asia, la mayoria de los responsables del sustento familiar en Silhet tambien son mujeres.
Los hombres emplean su tiempo en charlar bebiendo en casas de té o en letáargico estupor debido al abuso de bebidas alcohólicas la noche anterior.
Lashmi tiene solo 30 años, pero su rostro marcado por la intemperie muestra profundas arrugas. Largas horas, entre 10 y 12, bajo el sol, trabajando sobre las estribaciones de las colinas, recogiendo las hojas de té y embalándolas, la envejecieron prematuramente.
La mujer come poco porque su marido, que tambien trabaja en la plantación, gasta casi todo el salario en el juego y la bebida. La familia sobrevive por sus ingresos, que deben alcanzar para mantener a tres hijos y dos suegros ancianos.
Distintos sondeos sanitarios revelaron un alto grado de desnutrición, tiroiditis, ceguera nocturna y enfermedades causadas por el agua entre familias de cultivadores de té. Abundantes lluvias y clima húmedo hacen que la región sea un foco de malaria.
En teoría, los peones de las plantaciones deberían recibir cuidados médicos pero esas facilidades existen solo en los papeles. En realidad, viven en escuálidas estructuras de una sola habitación, dispersas en los terrenos, y deben caminar kilómetros para llegar al hospital del gobierno más cercano.
El té fue introducido en 1850 por los británicos, quienes entonces gobernaban el subcontinente indio. Los trabajadores eran importados de los estados vecinos de Bengala Occidental, Assam, Bihar y Orissa, ahora pertenecientes a India.
Los británicos reclutaron a los tamil del sur de India para trabajar en las plantaciones de Sri Lanka (entonces Ceylan), y los exportaron a las plantaciones de azúcar en el Caribe, asi como las islas Mauritius y Fiji.
En las plantaciones de Silhet, los trabajadores siguen viviendo en alojamiemntos construídos hace un siglo. Muchos techos han cedido y en numerosas viviendas fueron reemplazados con trozos de telas plásticas fijadas con pesadas piedras.
Los niños locales no van a la escuela y cuando crecen tambien trabajan en las plantaciones. Gracias a esa abundante mano de obra analfabeta, jamás se vieron afectadas por huelgas o protestas.
La ola de huelgas patrocinadas por la oposición y los paros que han puesto a Bangladesh de rodillas en los últimos dos años ni siquiera han rozado la industria del té en Silhet.
Los trabajadores agrícolas y de las plantaciones de té en Bangladesh no están organizados en sindicatos. La fuerza laboral del pais en la industria tiene representación gremial y ha logrado asegurar salarios minimos para condiciones básicas de trabajo.
El país está bajo un proceso de reformas agrarias porque unas pocas familias poseen la mayor parte de los terrenos cultivables, en tanto los habitantes de las zonas rurales son campesinos marginales o sin tierra. El campo no esta mecanizado pero es objeto de explotación intensiva.
Los planificadores políticos aspiran a una modernización de la agricultura para asegurar una mayor productividad. El gobierno está alentando a los campesinos que cambien sus cultivos por variedades de alto rendimiento mediante semillas y técnicas modernas.
Aseguraron que la producción de té previsiblemente aumentará si las plantaciones son modernizadas y se recluta mano de obra educada. En la actualidad, Bangladesh cultiva 52 millones de kilos de té por año.
Un poco menos de la mitad es exportado a Pakistán, Afganistán, Singapur, Estados Unidos, Holanda, China y compradores en Medio Oriente, particularmente Arabia Saudita, lo que representa para el país un ingreso de 38 millones de dólares en divisas.
Sin embargo, algunos expertos agrícolas se oponen a la mecanización y advierten que aumentará el número de desempleados en la campaña. En su opinión, es importante crear puestos de trabajo en las áreas rurales en lugar de reducirlos.
Bnagladesh es uno de los países menos desarrollados y sus ciudades son incapaces de alojar a decenas de miles de personas que anualmente llegan desde las aldeas en busca de trabajo. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/ego/dv-lb).
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