Las diferencias respecto de los derechos humanos no bloquearán el postergado diálogo entre la Unión Europea (UE) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), cuando los mandatarios de los dos bloques se reúnan en Bangkok a partir de este viernes.
De todos modos, los países de la UE -especialmente Francia, Gran Bretaña y Portugal- expondrá sus preocupaciones en tal sentido, aunque estos planteamientos no serán el centro de la reunión ni impedirán el avance de las conversaciones sobre cuestiones comerciales.
"La cumbre es un acontecimiento en sí mismo y marca el reconocimiento del poder de las economías asiáticas por parte de Europa", dijo Jean-Marie Bouissou, director de investigaciones de la Fundación Nacional de Ciencia Política en París.
Mientras el promedio de crecimiento de los países de Europa es de alrededor de tres por ciento anual, el de los denominados "tigres" asiáticos es de ocho por ciento desde mediados de la década del 80. Se prevé que Asia concitará la mitad del comercio y la tercera parte de la producción mundiales en el 2000.
"Las relaciones entre Asia y Europa llegaron a un punto de inflexión y la reunión de Bangkok le dará un fuerte ímpetu al futuro del diálogo entre los bloques", declaró Juan Prats, director de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea.
Los líderes asiáticos concurren a la reunión con el temor de que, como dijo el primer ministro de Tailandia, Banharn Silpa- acha, cuestiones "sensibles e irrelevantes" como el trabajo infantil, los derechos humanos y la ocupación de la ex colonia portuguesa de Timor Oriental nublen las negociaciones.
En una reunión previa celebrada recientemente en Jakarta, el canciller de Indonesia, Alí Alatas, afirmó que si la UE abordaba estos asuntos los asiáticos podrían poner sobre la mesa por lo menos "otros diez que podrían ser embarazosos para Europa".
"Europa tiene sus debilidades, como el tratamiento a los trabajadores inmigrantes, las minorías, los ancianos, los desempleados, las víctimas de conflictos armados y los desplazados", sostuvo Vitit Muntarbhorn, profesor de Derecho en la Universidad Chulalongkorn, de Bangkok.
Sin embargo, un vocero de la Comisión Europea dijo que estas cuestiones son "difíciles" pero no podrán ser evitadas en la cumbre. "Iremos a Bangkok con un espíritu constructivo, pero intentaremos sacar a colación todos los asuntos de interés mutuo", afirmó.
Christian Lechervy, un especialista francés, opinó que "las cuestiones sensibles no pueden ponerse en relieve en una reunión de jefes de estado y de gobierno" y, por lo tanto, "serán considerados en foros posteriores más discretos".
El primer ministro de Portugal, Antonio Guterres, está decidido a introducir en el debate la ocupación de Indonesia en Timor Oriental, mientras Francia y Gran Bretaña manifiestan su preocupación sobre el uso del trabajo de presidiarios en China y el de niños en otras partes de Asia.
Muchos europeos se resisten a colocar el comercio al frente de la agenda. "Todavía existe en la UE un doble criterio en materia de derechos humanos", dijo el ex presidente de Portugal, Mario Soares, quien condenó esta semana la actitud de los "tecnócratas sin rostro" del bloque.
"Es lamentable que la UE no pueda sostener una línea moral simple, una que nos determine a condenar la invasión de Indonesia a Timor Oriental como hicimos con Iraq en 1991", agregó Soares.
Para el analista portugués Joaquim Trigo de Negreiros, "Alemania, Francia y Gran Bretaña están empeñados en capturar los gigantescos mercados asiáticos y no tienen ninguna intención de herir las susceptibilidad de Jakarta".
Pero prácticas como el trabajo infantil, además de constituir una violación a los derechos humanos, brinda a los países que lo aplican una ventaja de costos de producción que Europa desearía contrarrestar de algún modo.
De cualquier manera, las preocupaciones acerca de los derechos sociales y laborales no frenaron la corriente de negocios entre Europa y Asia.
Francoise Lemoine, analista del Centro de Estudios de Perspectivas Internaciona|es e Información de París, explicó que el comercio entre China y Europa crece a pesar de las diferencias que manifiestan ambas partes con respecto a los derechos humanos.
China vendió 6,5 por ciento de las exportaciones asiáticas a Europa en 1979 y, a pesar de los reclamos internacionales que siguieron a la masacre de Tiananmen en 1989, acaparó 23,4 por ciento de las ventas en 1993.
Las importaciones de Asia a Europa ascendieron a 100.000 millones de dólares en 1994, mientras sus exportaciones a ese contine~nte fueron de 145.000 millones.
Como bloque, Asia ocupa 23,2 por ciento del comercio total de Europa, delante de Estados Unidos, que ocupó 17,4 por ciento. (FIN/IPS/tra-eng/si/ao/md/tg/rj/mj/ap eu if hd/96)