Los agricultores vietnamitas, empeñados en aumentar las exportaciones, abandonan prácticas tradicionales para recurrir al uso intenso de pesticidas, con la consiguiente amenaza al ambiente, advirtió un experto.
Vo Tong Xuan, coordinador de la Red de Sistemas de Granjas de Vietnam, destacó que su país es desde 1989 el tercer exportador mundial de arroz y que la ciega carrera por el incremento de las ventas puede conducir a la destrucción del ambiente natural.
"Los agricultores y los gobernantes intentan producir más" desde 1988, cuando Vietnam introdujo reformas de mercado que dieron lugar a grandes volúmenes de exportación, senaló Xuan en Manila.
"Intentan explotar la naturaleza sin medidas de conservación, y no tienen conciencia del impacto adverso de su esfuerzo", declaró Xuan frente a los participantes en un seminario sobre libre comercio y seguridad alimentaria en el sudeste de Asia.
Xuan temen que el aguardado aumento de la competencia entre naciones productoras de arroz, maíz y camarones induzca a Vietnam a redoblar su esfuerzo y se multiplique el efecto negativo sobre el ambiente.
Las señales de alerta son evidentes, dijo Xuan, que también se desempeña como director del instituto de investigación del Sistema de Granjas del Delta del rio Mekong en la universidad vietnamita de Cantho.
Vietnam logró excedentes de producción de arroz como consecuencia de la campaña lanzada por su gobierno en la década de 1970 por la autosuficiencia en la producción del grano.
El gobierno vietnamita comenzó a exportar arroz a finales de los años 80 y, desde entonces, la producción continúa en aumento, acumulándose anualmente un volumen de dos millones de toneladas para la exportación.
La contrapartida de esos logros fue el deterioro del ambiente a causa de la pérdida de boques, la acidificación y salinización de sectores del delta del Mekong y ríadas en muchas zonas del país.
Entre 1990 y 1991 se incrementó el uso de pesticidas, para combatir una plaga de la agricultura. Unas 20.000 toneladas de pesticidas fueron utilizadas en 1991, frente a 7.600 en 1989 y 11.100 en 1990.
Muchos de los insumos empleados eran toxicos, con peligro paa la salud de animales y humanos, y acabaron con enemigos naturales de las plagas combatidas.
FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) informó que en 1992, cada campesino del delta del Mekong gastó en promedio 39,3 dólares en pesticidas, frente a 26,1 dólares en Filipinas, 25,6 en China y 3,7 en Indonesia.
Los agricultores vietnamitas aplican grandes cantidades de materiales de bajo costo y efecto persistente, como arsénico y DDT, aunque se trata de dos de los 20 pesticidas conocidos más riesgosos y su uso está prohibido por el gobierno.
Xuan advirtió que la fertilidad del suelo se debilita debido a la explotación intensiva y los agricultores comprueban que deben aumentar la dosis de fertilizantes químicos para obtener el mismo rendimiento.
Mientras crecen sus exportaciones de arroz debido al aumento de la demanda internacional verificado en los últimos años, los campesinos escogen granos de alto rendimiento y menor maduración que las tradicionales variedades de larga maduración.
El gobierno tambien destina millones de dólares a programas de irrigación y los granjeros intentan exportar otros productos de alta demanda, como pescado y camarón.
La pesca en el mar y en los ríos es ahora la tercera fuente de ingresos internacionales de Vietnam, con 305 millones de dólares en 1992. El delta del Mekong es fuente de la mitad de la pesca interior.
Según Xuan, "el peor impacto" de la incorporación de Vietnam a la carrera de exportaciones se encuentra en los devastados manglares.
Los criadores de camarones invadieron los bosques públicos de manglares y abrieron extensos espacios para la creación de viveros. En áreas salinas, el criadero se acidifica en un plazo de cuatro años, y el granjero se muda de zona y repite el proceso.
La práctica resulta redituable para el granjero. "Dado que hay disponibilidad de tierras para criaderos, los granjeros continuarán su actividad depredadora del ambiente, en detrimento de la economia en general", advirtió.
La aparición de una desconocida epizootia acabó en 1994 con casi todos los camarones en los criaderos de los manglares. Hoy, los viveros abandonados cubren unas 35.000 hectáreas y, si bien los expertos creen que la mitad podrían ser rehabilitados, el costo sería exorbitante.
También se extiende la práctica de la acuicultura, especialmente en estanques de agua dulce y en el delta del Mekong. El alimento de los peces "son excrecencias de origen animal o humana", informó Xuan.
Las jaulas flotantes de la acuicultura son frecuentes en los grandes ríos, especialmente el Mekong y el Bassac, y en la provincia de An Giang.
El rendimiento anual puede alcanzar a 100 kilogramos por metro cúbico, con alto beneficio, pero Xuan observó que el uso de excrementos para alimentar a los peces puede representar un riesgo a la salud humana.
"El 'estanque-retrete de peces' en el delta del Mekong sirve como instrumento de reciclaje de desechos, pero presenta el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas", dijo Xuan.
Mientras, las autoridades procuran capacitar a los cultivadores de arroz en métodos sostenibles de producción, para conservar las variedades indígenas, y aumentan el crédito a campesinos pobres a quienes no alcanza la demanda exterior.
El motor del crecimiento de los precios internacionales del arroz han sido las compras de Indonesia y China. Se cree que los valores continuarán en aumento este año, debido a las inundaciones que en 1995 afectaron las cosechas de Tailandia, China, Bangladesh, Indonesia y Filipinas.
Xuan opinó que, en vez de fomentar la producción y la exportación de productos agrícolas "sea cual fuere el costo ambiental", Vietnam deberia prestar atencion a actividades sostenibles y con perspectivas ciertas de futuro.
El pais todavia enfrenta el desafio de "recuperarse de la destrucción causada por la guerra, y también debe prepararse a enfrentar los daños provocados en tiempos de paz", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/js/cpg/ff/en dv/96)