La crisis politica provocada en Rusia por los separatistas chechenos que durante 24 horas ocuparon un hospital en la republica caucasica de Daguestan solo finalizara con el relevo del ministro de Defensa, Pavel Grachev, segun creen los comentaristas en Moscu.
Los milicianos chechenos liberaron sopresivamente este miercoles a los 2.000 rehenes que retenian en el hospital de la ciudad de Kizlyar, en la surena Daguestan, republica vecina de Chechenia, y abandonaron el lugar acompanados de autoridades locales.
La superacion del incidente disipo la amenaza de reiteracion del tragico episodio de Budennovsk, en junio, que termino en un bano de sangre, pero varios observadores advirtieron que Grachev podria tener sus dias contados en el Ministerio de Defensa.
Grachev, de 47 anos, veterano de la guerra de Afganistan y ex comandante de la fuerza aerea sovietica, fue designado ministro de Defensa de Rusia en mayo de 1992, y ha logrado resistir las tentativas de quienes pretenden derribarlo a causa de su responsabilidad en la empantanada campana militar en Chechenia.
El esfuerzo militar de Moscu en Chechenia no tiene el respaldo de la opinion publica rusa, como lo ha demostrado una encuesta divulgada recientemente, que recogio 70 por ciento de opiniones contrarias al uso de la fuerza como medio de impedir la secesion de esa republica autonoma.
El relevo de Grachev podria servir a Yeltsin para tomar distancia de la crisis chechena antes de anunciar su descontado proposito de competir por un segundo mandato en las elecciones presidenciales de junio.
A instancias de Grachev y de otros integrantes del gobierno, Yeltsin ordeno en diciembre de 1994 la intervencion del ejercito en Chechenia, una republica del norte del Caucaso que tres anos antes habia declarado su independencia de la Federacion Rusa.
La intervencion fue decidida "para proteger la integridad territorial" de Rusia, y los combates entablados causaron mas de 20.000 muertos.
El ejercito federal no logro aplastar la resistencia de las fuerzas separatistas encabezadas por Dzhokhar Dudyaev. Pese a un acuerdo alcanzado en julio para el desarme de las milicias de Dudyaev, el conflicto continua.
Yeltsin reprocho a sus ministros haber sido tomados por sopresa por el golpe de mano de los separatistas en el hospital de Kizlyar.
El episodio de Budennovsk costo el cargo al jefe del servicio federal de inteligencia, Sergei Stepashin, y al ministro del Interior, Viktor Yerin, dos estrechos aliados de Grachev, con quien conformaban el "partido de la guerra" en el caso de Chechenia.
Grachev afirma ahora que no apoyo la intervencion armada contra los separatistas chechenos. "Un ano despues, puedo decir que nunca apoye la accion armada, especialmente del modo apresurado en que fue hecha", declaro el ministro de Defensa a la agencia de noticias independiente Interfax, en diciembre.
"Pero, como soldado, debo cumplir las ordenes que recibo", puntualizo.
Yeltsin escogera el sucesor de Grachev en funcion de su deseo de mantener su control personal sobre el ejercito y de colocar el mando militar bajo su supervision directa, de acuerdo con la opinion de los analistas.
El proyecto del presidente es compartido por el general Alexander Korzhakov, jefe de seguridad del Estado, que se presenta como uno de los principales candidatos a relevar a Grachev.
Korzhakov, un ex agente del KGB, el servicio de inteligencia de la Union Sovietica, mantiene una estrecha amistad con Yeltsin desde 1985, como lo ha dicho en publico el propio presidente.
Ese general raramente concede entrevistas a la prensa, pero en diciembre declaro a la television nacional que Grachev "debe retirarse" por haber conducido a Rusia al pantano politico y militar de Chechenia. Su comentario fue suprimido de la transmision televisada.
Otros aspirantes al Ministerio de Defensa son el actual viceministro, Andrei Kokoshin, el general Alexander Lebed, ex jefe de la division 14 del ejercito, y el general Boris Gromov, quien fue candidato a la vicepresidencia en las elecciones de 1991, como companero de formula del entonces primer ministro Nikolai Ryzhkov.
Gromov fue promovido al cargo de vicecanciller, pese a su critica previa a la politica defensa de Yeltsin.
Yeltsin pretende resolver rapidamente la crisis de Chechenia, que amenaza la estabilidad de Rusia, y es consciente del fracaso de la opcion militar.
Las nuevas operaciones emprendidas por el ejercito federal solo favorecieron la recuperacion de la decaida popularidad de Dudayev, a quien sus fuerzas comparan ahora con lideres historicos chechenos que combatieron el imperio zarista.
Las tropas de Moscu no han podido capturar a Dudayev, aunque este tiene su refugio a solo una hora en automovil de la capital y ha concedido conferencias de prensa a periodistas rusos y extranjeros.
Mientras, la moral del ejercito federal se debilita. Mas de 6.500 soldados han muerto y 300 fueron tomados prisioneros y 700 desertaron.
Cuarenta por ciento de los 80.000 soldados enviados a Chechenia cuestionan su presencia en la republica cismatica y no ven objetivos claros a la operacion, segun informo en diciembre el diario Noticias de Moscu, citando un informe filtrado del Ministerio de Defensa.
El general Yevgeny Podkolzin, jefe del cuerpo de paracaidistas, responsabilizo al gobierno de errores "de estrategia" que provocaron cuantiosas bajas. El ejercito, humillado en Afganistan, ya era una fuerza desilusionada antes de Chechenia, y la situacion se ha agravado.
Los oficiales que regresan del frente de batalla a sus destacamentos se enfrentan con los mismos problemas que sufrian antes de partir: una paga baja, mala vivienda y desfavorables perspectivas profesionales a causa del recorte del presupuesto militar de la Federacion.
Solo una fraccion del ejercito ruso combate en Chechenia, pero las fuerzas enviadas a la guerra comprenden unidades de todas las regiones militares de la Federacion, y al regresar a su base refieren su experiencia a sus camaradas de armas.
"El principal problema militar de Rusia no es Chechenia, sino la crisis dentro del ejercito", advirtio el analista Pavel Felgenhauer en un comentario para IPS.
"La crisis del ejercito representa una amenaza mucho mas seria a los fundamentos del orden constitucional y de la sociedad civil de Rusia que una guerra localizada en el Caucaso", explico Felgenhauer. (FIN/IPS/tra-en/mom/rj/ff/ce ip/96)