PERU: De la coca a la marihuana, el camino de la desesperanza

La caida internacional de los precios de la hoja de coca ha empujado a miles de campesinos de las cuencas cocaleras de la Amazonia peruana a buscar cualquier alternativa para subsistir a la espera de un repunte en los precios que, lentamente, comienza a ocurrir.

Muchos emigraron a ciudades costenas, a trabajar de vendedores ambulantes, o retornaron a sus pueblos de origen en los andes. Otros se organizaron en comites de productores y claman ayuda de los organismos pertinentes para sembrar cultivos legales.

Existe, asimismo, un pequeno sector que opto por la mendicidad y la delincuencia y otros que rapidamente han sustituido coca por marihuana y amapola.

Asi lo constataron recientemente autoridades policiales en diversos caserios del valle del Huallaga, donde seconcentra la mayor cantidad de plantaciones de coca (mas de 100.000 hectareas).

En un operativo sorpresa realizado a mediados de este mes, la policia incauto mas de cinco toneladas de marihuana en un solo poblado: Santa Rita. Las plantas de cannabis estaban disimuladas en medio de sembrios legales, maiz principalmente.

Otras incautaciones, aunque no tan espectaculares, tuvieron lugar en diversos poblados de esa agreste zona.

"Tenemos que protegernos de algun modo ahora que los precios (de la coca) se han venido abajo", "necesitamos comer", fue la justificacion de uno de los productores.

Los campesinos aseguran que hace unos cuatro anos un grupo de forasteros repartio semillas de cannabis en diversos poblados, prometiendoles comprar la totalidad de la produccion a buen precio, lo que han cumplido.

Dicen desconocer a los forasteros, en tanto que para las autoridades policiales no queda duda alguna de que se trata de narcotraficantes colombianos.

Es la misma modalidad usada en algunas zonas de Cajamarca (departamento del norte peruano con partes de sierra y ceja de selva) donde las firmas (mafias) colombianas repartieron semilla de amapola hace algunos anos, confirmo a IPS un portavoz de la DINANDRO, la policia antidrogas.

En vista de la persecucion de que son objeto en su pais, los narcotraficantes colombianos buscan nuevas tierras aptas para el cultivo de estas drogas y en la Amazonia peruana hay muchas zonas similares a las colombianas, donde puede obtenerse buena produccion tanto de marihuana como de amapola, anadio.

Los arbustos detectados en Santa Rita tienen un buen desarrollo, miden hasta cuatro metros y producen todo el ano. Segun los campesinos, les pagan entre dos y nueve dolares por kilo. En Lima, esa misma cantidad puede cotizarse hasta en 80 dolares.

"Mas adentro hay mas plantios, ellos repartieron mucha semilla y ahora, con la desesperacion muchos campesinos estan pidiendo semilla para sembrar porque ellos compran el producto aqui en la chacrita", asevero un curtido campesino ante las camaras de television.

Los productores "no se detienen a pensar si el cultivo es licito o no, les interesa sobrevivir, no morirse de hambre. No los justifico en modo alguno pero viven en condiciones tan miserables", declaro el oficial de la Dinandro refiriendose a los campesinos.

Santa Rita, como muchos poblados de la Amazonia, esta enclavado en una geografia salvaje. Sin carreteras, la unica via de comunicacion es un camino afirmado que termina varios kilometros antes.

Desde alli es necesario caminar alrededor de cinco horas para llegar al pueblo. Este trecho es recorrido por los campesinos con cargas de hasta 50 kilos para sacar sus productos al mercado donde, ademas, deben resignarse a vender a cualquier precio.

"?Entiende por que tiene exito un cultivo que es comprado directamente en la chacra?", pregunta Jose Villaran, presidente de la Ronda de Autodefensa Campesina del poblado.

Tanto Villagaran como el policia afirman no justificar el cultivo de marihuana. El campesino asegura que en su chacra solo siembra yuca (mandioca), banana y frutales de la selva, pero reconoce que esos cultivos solo sirven para no morir de inanicion y nada mas.

"Hay que internarse en el monte, vivir en ese infierno verde para entender la raiz del problema", reflexiona por su parte Edwin Yamunaque, un "cocalero en suspenso" del Huallaga, como el mismo se define, mientras hace un alto en su labor de jardinero en una residencia limena.

"Yo, apenas mejoren los precios me regreso para alla, creo que el infierno de cemento es peor que la selva, yo tengo que pensar en la familia y ademas amo mi tierrita, creo que este asunto del narcotrafico no se va a acabar nunca", dice, rascandose la cabeza.

Yamunaque es uno de los miles de productores de coca que llegaron a la costa ante la caida de los precios.

"Muchas promesas pero ninguna realidad, lo cierto es que un cultivo legal demora mucho en asentarse y despues no hay quien lo compre. Hay que ser practicos", afirma sin ambages.

Tal vez el retorno de Yamunaque se produzca antes de lo que imagina, porque informes procedentes del Huallaga dan cuenta de un incremento de los precios de la pasta basica de cocaina (PBC) e, incluso, de la hoja de coca.

Marco Tulio Correa, fiscal del Alto Amazonas, confirmo que cada kilogramo de PBC se cotiza a 200 dolares. Hace tres meses su valor era de 80 dolares y la mayor parte no se colocaba en el mercado. En pleno auge del narcotrafico, el kilo llego a costar hasta 900 dolares.

El precio de la arroba de la hoja de coca es a su vez de siete dolares, contra dos a fines de septiembre.

De acuerdo a informes policiales, el paulatino aumento de precios se debe a la presencia de firmas colombianas que en coordinacion con mafias locales han modificado su sistema de acopio y distribucion, abriendo nuevas rutas por los innumerables rios de la selva.

Despues de su traslado por via fluvial, la droga es almacenada en caletas clandestinas hasta ser embarcada a su destino final a bordo de potentes hidroaviones. (FIN/IPS/zp/dg/ip/96)

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