El presidente Eresto Samper, el fiscal Alfonso Valdivieso, el embajador estadounidense en esta capital, varios notables presos y algun general de alto rango, definen papeles protagonicos en el confuso escenario de la actual crisis politica colombiana.
Con papeles secundarios que podrian saltar al primer plano, segun se desarrolle esta obra de guiones contrapuestos, aparecen el vicepresidente Humberto de la Calle, el ministro del Interior Horacio Serpa y algun desconocido que a ultima hora resultara el componedor del caos.
Asomando timidamente por los entretelones, pequenos grupos de estudiantes, amas de casa y sindicalistas que insinuan la radicalizacion de la situacion cuyo desenlace se prolonga, para algunos, con lentitud desesperante pese al vertigo de los acontecimientos.
En el centro, con todo el peso de un drama que arrastra a 35 millones de personas, esta Samper, abogado, economista, de quien dicen no dudo en pactar con el diablo del narcotrafico para hacerse al poder y "ponerle corazon" a la apertura economica.
Politicamente, Samper se formo en las entranas de la elite del Partido Liberal, del que conoce todos sus requiebros y al que se empecina en ponerle un tinte neoestructuralista que aminore el neoliberalismo rampante de su antecesor, copartidario y sin embargo enemigo Cesar Gaviria.
Protegiendose "con el paraguas de su conciencia", como dice con cierto humor bogotano y coloquial que resulta insolito que persista en medio del temporal, Samper parece dispuesto a jugarse los restos en la presidencia.
En la contraparte de la escena, pequeno de estatura -apenas 1,56 metros- Alfonso Valdivieso hace que su voz pausada retumbe en los microfonos de la radio cuando dice que el proceso contra el narcotrafico seguira implacable su curso, "caiga quien caiga".
Primo hermano del asesinado Luis Carlos Galan, cuya muerte en 1989 tambien se comprometio a dilucidar, el fiscal ata los cabos sueltos de un proceso que ya sobrepasa los 40.000 folios.
Decenas de politicos, empresarios y hasta estrellas de farandula enlodados por el proceso muestran en retrospectiva el trascurrir de un pais que se habituo desde hace dos decadas a sustituir el cafe por la cocaina como estimulante de su economia.
En espanol casi impecable, Myles Frechette, embajador estadounidense, "encargado de colonias", como lo llama algun columnista impertinente, interviene a diestra y siniestra. Sobre todo a diestra.
Las camaras de los reporteros que ya se acostumbraron a su febril itinerario registran al diplomatico a la salida de cumbres militares, en almuerzos campestres y leyendo comunicados conjuntos con el canciller Rodrigo Pardo.
Detras de las rejas imaginarias de un batallon de caballeria y de un pequeno palacete afrancesado, se hallan los dos notables reos confesos: Fernando Botero Zea y Santiago Medina.
Botero Zea es un neoliberal a ultranza y amigo tactico de Samper, de quien fue estratega de campana electoral y ex ministro de Defensa hasta que un traspies en el dialogo preparado para una conferencia de prensa lo dejo al descubierto.
En el primer ano de gobierno alcanzo a cosechar la efimera gloria de una descomunal campana de soldados, policias y espias importados que capturaron a la cupula mafiosa del cartel de Cali.
Tras seis meses de silencio en detencion, el pasado lunes el leal companero de viaje electoral y primer ano de gobierno opto con confesar: el presidente "si sabia" que el cartel puso dinero decisivo en la campana.
Y como si fuera un milagro del que todos estaban enterados pero nadie se habia dado cuenta, hasta un obispo, monsenor Dario Castrillon, creyo ver en la incipientemente calva de Botero "el resplandor de la verdad".
En otro intento por reafirmar el signo premonitorio de nuevos tiempos por venir, este viernes volvio a hablar publicamemte Medina, el anticuario refinado y mensajero solicito entre la campana y el cartel, que en junio de 1995 no aguanto la presion de un carcel de verdad.
Conto que no se habia transado por la embajada en Grecia y mostro como prueba, ante las camaras desplazadas por la cadena de television estadounidense CNN, una servilleta de papel con apuntes manuscritos por Samper.
Hasta ahora no ha alzado la voz ningun general de alto rango, salvo el comandante de la segunda brigada, Ricardo Cifuentes, que tambien este viernes resolvio verbalizar "lo que le dicta su conciencia'.
"El presidente de la republica no merece mi respaldo", dijo Cifuentes al pedir su retiro del servicio activo, en lo que por ahora es la unica voz discordante de un cuerpo armado que parece homogeneo en torno a Samper y a la "tradicion civilista y la constitucion".
Algunos consuetas dicen que el general Harold Bedoya, comadante del Ejercito, es quien mantiene las cosas en su punto y que segun de que lado de la escena se coloque inclina el desenlace.
Mientras tanto, detras de bambalinas, espera en Madrid, donde es embajador, Humberto de la Calle, el vicepresidente acunado por el neoliberalismo como formula electoral y ahora de transicion pacifica.
Pero de la Calle esta atrapado en "un matrimonio indisoluble", segun dijo Samper, que no quiere salir del palacio presidencial. Solo dejaria en su reemplazo a su ministro del Interior Horacio Serpa, mientras alguna salida negociada define la sucesion presidencial. (FUN/IPS/mig/dg/ip/96)