Ojos ansiosos siguieron a personas extranas que se internaron entre montones de latas y sacos de plastico para efectuar inspecciones alrededor del activo puerto para barcas pesqueras de Karachi, la mayor ciudad de Pakistan.
La policia viene realizando redadas en los distritos marginales de Karachi en busca de inmigrantes ilegales de Bangladesh, que carecen de permisos de trabajo, visas e incluso pasaportes.
El operativo, que comenzo la semana pasada, ha perturbado el puerto con miles de trabajadores que hablan bengali, empleados en los buques pesqueros como estibadores o las fabricas procesadoras de pescado, que han parado sus actividades en senal de protesta.
Los elaboradores de comestibles a base de pescado y los exportadores afirmaron que el boicot les esta costando un millon de dolares diarios. La industria, que el ano pasado gano 150 millones de dolares en exportaciones, es completamente dependiente de los bengalies, que integran el 75 por ciento de la mano de obra.
"Alrededor de 10.000 bengalies estan directamente empleados en las barcas como pescadores o estibadores, y tambien en las fabricas procesadoras, mientras otros 100.000 son jornaleros", explico Mahboob Ahmed, coordinador del Grupo de Propietarios de Embarcaciones Pesqueras de Karachi.
Los duenos de embarcaciones y fabricas prefieren reclutar bengalies porque estan dispuestos a trabajar por un cuarto de lo que deberian ganar, de lo contrario tendrian que pagar mano de obra local. Ademas, los bengalies tienen fama de ser trabajadores fuertes y dociles.
El ejercito de jornaleros incluye mujeres y ninos, que limpian y empaquetan langostinos y calamares en las 30 "waras" (zonas de limpieza) de Karachi y en las fabricas.
El ministro paquistani del Interior, Naseerullah Babar, un mayor del ejercito retirado, insiste que los inmigrantes le estan quitando trabajo a los locales, y ha demandado que "los expulsen de una vez". Mas de 800 personas fueron deportadas este ano, en comparacion con las 250 de 1994.
No obstante, los exportadores de frutos de mar de Karachi dicen que los bengalies han creado sus propios lugares de trabajo.
"Antes de la induccion de los trabajadores bengalies en 1986, exportabamos comestibles marinos por tres millones de dolares anuales. Ahora las exportaciones se han virtualmente duplicado", declaro un comerciante.
La represion gubernamental contra los inmigrantes ha dado a la oposicion una nueva arma de lucha. Politicos disidentes acusan tambien a la policia de abuso de poder para extorsionar dinero e intimidar a connacionales paquistanies que hablan bengali.
Ahmed Khalid, que trabaja en una fabrica procesadora de pescado, fue uno de los detenidos en las primeras redadas policiales en los suburbios. Aseguro que logro comprar su libertad mediante el soborno, lo cual le llevo todos sus ahorros.
"Hemos estado sin trabajar durante dias", dijo. "Podemos morirnos de hambre pero somos incapaces de dar mas dinero a la policia".
Un decimo de los 12 millones de habitantes de Karachi son bengalies que viven en "paras" o localidades facilmente identificables donde el urdu, la lengua oficial del pais, se escucha raramente. No obstante, no todos son extranjeros ilegales sino paquistanies que optaron por quedarse despues que Paquistan oriental se dividio transformandose en Bangladesh en 1971.
"No sabemos nada acerca de Bangladesh", aseguro un adolescente en la Colonia Ziaul Haq, una de las mayores localidades bengalies de Karachi. "Nosotros nacimos aqui".
Sin embargo, los paras son un iman para una corriente constante de inmigrantes ilegales que llegan todos los anos burlando a los guardias fronterizos de Bangladesh, India y Pakistan.
Los paras ofrecen un amplio sistema de apoyo a los recien llegados, con compatriotas que los ayudan a encontrar trabajo y los introducen en un bien desarrollado sistema de enviar dinero a traves de correos a sus familias en Bangladesh.
El sistema bancario paralelo, "hundir", es crucial para amortizar prestamos tomados para pagar intermediarios que arreglaron el cruce fronterizo. Para penetrar en la bien aceitada madeja, cada persona debe pagar la Taka, equivalente a 100 dolares, una cantidad enorme para un pobre del sur de Asia.
De ese modo, la mayoria de los inmigrantes tienen asegurado trabajo, tanto en las fabricas de la ciudad como en las casas de los paquistanies ricos. Los cocineros bengalies siempre fueron un simbolo de opulencia en Karachi, y ganan 80 dolares mensuales.
El ministro Babar esta decidido a enviar de regreso a todos los bengalies, un sentimiento compartido por la asamblea Sindh la cual declaro en su ultima sesion que "nos hemos transformado en un orfelinato internacional".
Karachi es la capital de la provincia Sindh, cuya poblacion fue sacudida en 1947 cuando oleadas de refugiados llegaron desde India a raiz de la creacion de Pakistan. Los refugiados siguen resentidos con los sindhis debido a la violencia que ha devorado partes de esta ciudad portuaria, corazon industrial del pais.
Los bengalies no son los unicos que viven ilegalmente en el pais. Hay otros de Sri Lanka, India, Iran, Iraq y Africa, sobre todo de Sudan y Somalia.
"Ironicamente, la hostilidad contra los inmigrantes pobres en Pakistan es expresada de la misma manera que los nativos de sus paises emplean contra los paquistanies que trabajan alli", comento el diario ingles The News.
Cuestionando la racionalidad de "sacarse de encima a los extranjeros" para resolver los problemas de Pakistan, el diario sugirio seriamente la posibilidad que el gobierno otorgue permisos de trabajo a los trabajadores inmigrantes. (FIN/IPS/tra- en/bs/an/ego/pr).
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