En un barrio popular de este bullicioso puerto industrial, se encuentra el "liceo vocacional" de Osaka, un pequeno simbolo del deseo de muchos de los 600.000 coreanos de Japon de conservar su identidad.
El liceo cuenta con 55 profesores, todos vestidos con los amplios trajes nacionales coreanos, y con 750 alumnos, cuyos uniformes negros tambien fueron disenados a partir de ropa tradicional de Corea.
Ademas de estudiar la lengua y la cultura coreanas, los alumnos cumplen con programas de estudio por lo menos tan severos como los de los institutos de ensenanza japoneses.
"El nivel exigido en matematicas, idioma japones y ciencias es comparable al de los mejores colegios japoneses", segun el director del liceo, Kim Yun Son.
No obstante, entre colegios coreanos y japoneses hay otras diferencias notables no directamente relacionadas con el idioma o la cultura, como la ensenanza de la historia, una materia esencial en los programas.
Asi, los manuales japoneses de historia pasan por alto o se refieren muy superficialmente a la brutal colonizacion japonesa de la peninsula de Corea, entre 1910 y 1945, mientras que los profesores de historia del liceo Osaka exponen detalladamente a sus alumnos las desastrosas consecuencias de la invasion.
Esto explica, al menos en parte, el exito de los cientos de colegios coreanos de Japon, que forman a miles de ninos y adolescentes del mayor grupo minoritario del pais.
Para muchos coreanos, estas escuelas, patrocinadas en sus inicios por el gobierno de Corea del Norte, constituyen el unico medio a su alcance para que sus hijos no pierdan todo contacto con sus origenes culturales.
Segun Kim, si bien estos colegios ensenan la llamada "juche", o filosofia norcoreana de la independencia, su ensenanza no esta marcada en absoluto por la ideologia comunista.
"Aunque recibamos ayuda del gobierno de Corea del Norte, nuestros programas son distintos a los de los colegios norcoreanos (…) Nuestro liceo tiene por cometido ensenarles a los coreanos su idioma y a sentirse orgullosos de su identidad", subrayo.
En efecto, pese a las impresionantes fotografias del ex primer ministro y ex presidente norcoreano Kim Il Sung (1948-1994), y de su hijo y sucesor, Kim Jong Il, bien a la vista en el despacho de Kim, los alumnos parecen mas preocupados por su futuro profesional que por la ideologia comunista.
"Me siento muy bien aqui. Cuando termine la universidad (coreana), voy a trabajar en un banco coreano", dijo Chong Hei Ju, un alumno del liceo de 17 anos.
El ministerio de Educacion de Japon no reconoce oficialmente a los colegios coreanos, por lo cual los bachilleres de estos institutos no pueden estudiar en las universidades japonesas y, hasta hace poco tiempo, ni siquiera podian participar en competencias deportivas con escuelas japonesas.
Anos de gestiones e intentos de presion sobre el gobierno de Japon han dado algunos resultados. Asi, los colegios coreanos pasaron a ser considerados "institutos profesionales", lo que les garantiza un minimo de ayuda estatal, y, el ano pasado, se autorizaron las competencias deportivas con escuelas japonesas.
Pero, "aparentemente, este gobierno xenofobo, que durante anos se enorgullecio de la 'homogeneidad' de la sociedad japonesa, no piensa ir mas lejos", opino un residente coreano de Osaka.
Kim indico que el gobierno se niega a reconocerlos plenamente, lo que "es uno de los ejemplos mas evidentes de la discriminacion que sufren los coreanos en este pais".
Muchos de los 600.000 coreanos que viven en Japon se encuentran en Osaka. La mayoria de ellos descienden de los trabajadores forzosos que trajeron a este pais los colonos japoneses durante la segunda guerra mundial (1939-1945).
Muchos de ellos nacieron en Japon, pero el gobierno no los otorga automaticamente la nacionalidad de este pais y no cuentan con las mismas ventajas que los descendientes de japoneses.
Hasta hace poco tiempo, los coreanos no podian ocupar empleos publicos ni ser docentes, lo que facilito la creacion de una "economia paralela": "Lo unico que nos falta a los coreanos es un ejercito, porque ya tenemos escuelas, bancos, comercios y hasta un hospital", afirmo Kim.
Pero ser coreano tampoco es facil. Muchos de ellos solicitaron la nacionalidad japonesa y hasta cambiaron de nombre para evitar insultos cotidianos o discriminacion en el trabajo.
Muchos se resisten a cumplir con los requisitos de la ley de extranjeros, que los obliga a dejar registradas las huellas digitales de los dedos de la mano. Para Kim, "fue una experiencia horrible. Me senti violado y desamparado, cuando el funcionario imprimio cuidadosamente mis dedos".
La presion internacional y la resistencia de los coreanos llevaron al gobierno japones a enmendar esta ley. Actualmente, ya no es necesario dejar registradas las huellas digitales cada vez que se renueva el permiso de residente, o sea cada cinco anos, sino que se imprimen una sola vez. (FIN/IPS/tra-en/sk/lnh/dm/pr- ed/95