El presidente Bill Clinton encabezo hoy la delegacion estadounidense que asistio a los funerales del asesinado primer ministro israeli, Yitzhak Rabin, mientras los judios norteamericanos se interrogban sobre el futuro del proceso de paz en Medio Oriente, objeto de profundas divisiones en los dos bandos.
Junto con Clinton en Israel, virtualmente estuvo presente el "quien es quien" de los pesos pesados estadounidenses, a modo de ratificacion del ultimo impacto israeli en la politica norteamericana. Entre los asistentes figuraron los ex presidentes George Bush y Jimmy Carter, mientras el ex secretario de Estado, George Shultz, represento a Ronald Reagan.
Otros que viajaron a Israel para rendir homenaje al lider asesinado fueron el lider de la mayoria del Senado, Robert Dole, que esta a la cabeza de la nominacion republicana a la presidencia, y el lider de la Camara de Representantes, Newt Gingrich.
En Nueva York, donde vive un tercio de los seis millones de judios en Estados Unidos, cientos de personas han estado fuera del consulado israeli desde el sabado a la noche, luego que los noticiarios dieron cuenta que Rabin fue abatido por un ultraderechista estudiante de leyes.
Las oficinas del consulado fueron en los ultimos meses centro de protestas de judios ortodoxos y activistas de derecha, que acusaron a Rabin de traicion contra Israel por haber lanzado en Oslo, en 1993, el proceso de paz con la Organizacion para la Liberacion de Palestina (OLP).
Un rabino ortodoxo de Nueva York, Abraham Hecht, de la Alianza Rabinica de America, llego a calificar a Rabin de "traidor" en discursos pronunciados el verano ultimo.
A los improperios de Hecht, se sumaron cargos similares por parte del movimiento ultraderechista de colonos judios, que se oponen a la devolucion a manos palestinas de cualquier territorio ocupado por Israel en la Margen Occidental del rio Jordan.
Hecht arguyo que la ley religiosa judia permite a los judios matar lideres que actuan contra el interes del pueblo. Rabin, en su momento, respondio calificando al rabino de "ayatollah".
Sin embargo, el lider israeli, el unico primer ministro hasta ahora nacido en Israel y heroe de las tres primeras guerras libradas contra los arabes en 1957, 1967 y 1974, no ha sido del agrado de muchos judios de linea dura en Estados Unidos.
Durante su ultima visita a Estados Unidos, hace dos semanas, se marcho enojado de una rueda de prensa cuando un jasidico ortodoxo acuso a su gobierno de excavar cementerios judios y lugares sacros.
Rabin tampoco agrado a muchos judios neoyorquinos porque llamo a su antiguo archienemigo, el lider de la OLP, Yasser Arafat, "un socio con mi gobierno en el proceso de paz" cuando ambos pronunciaron sus alocuciones ante la Asamblea General de la ONU.
La informacion de Radio Israel que el presunto asesino, Yigal Amir, dijo que habia perpetrado el magnicidio "por mandato de Dios", abrio las cicatrices entre judios norteamericanos que juzgaron heroicos los esfuerzos de paz de Rabin y aquellos que los vivieron como una traicion.
La conferencia de la Major American Jewish Organization (MAJO), la principal entidad que abarca a los grupos judios estadounidenses, califico el asesinato como "un acto de violencia insensato, completamente contrario a los valores judios".
El titular de MAJO, Leon Levy, condeno la campana de "violencia verbal", a la cual culpo de la muerte de Rabin, y pidio la prohibicion de la retorica ultraderechista contra el proceso de paz, tanto en Israel como Estados Unidos.
El rabino Abraham Foxman, director de la Liga Antidifamacion de B'nai B'rith, dijo que el asesinato "no fue una sorpresa", dada la encendida retorica de los enemigos de la paz con los palestinos.
Sin embargo, no todos los judios de la comunidad neoyorquina se mostraron tristes. Una mujer, que pidio no ser identificada, afirmo que el atentado fatal "debio haber sido perpetrado antes". En el vecindario ortodoxo de Brooklyn, muchos elogiaron el asesinato.
Esa division interna fue compartida por comunidades arabes y musulmanas en Estados Unidos. James Zogby, titular del Instituto Arabe -Americano en Washington, expreso que "como cualquier otra persona, temo por el futuro".
No obstante, algunos arabes aqui parecen desgarrados entre el temor de una ruptura del proceso de paz y la alegria por la muerte de Rabin, quien como ministro de Defensa de un gobierno de coalicion urgio una politica de "fuerza, poder y golpes" contra aquellos que se resistian a la ocupacion.
Las divisiones han llevado a muchos expertos a preguntarse si la paz en la region sobrevivira a Rabin. Por ahora, el consenso de la mayoria de los funcionarios estadounidenses y politicos es que el proceso continuara.
"Si lo que (Rabin) hizo tiene algun significado, no depende de su gestion solamente", manifesto por television el ex secretario de Estado, Henry Kissinger, visiblemente conmovido. "No puede y no debe morir con el…"
La clave, dijo Kissinger, es seguir el trabajo de Rabin y construir "una gramatica de coexistencia entre dos pueblos que sufren. Esa es la clave del proceso, y no algun documento firmado en una dramatica ceremonia".
Una declaracion de la Casa Blanca, dada a conocer antes de la partida de Clinton, contenia casi los mismos conceptos. A pesar de todo, el asesinato desato temores sobre cuando podra durar la paz.
Un arabe en Brooklyn, que tampoco quiso ser identificado, afirmo que era esceptico. "No confio en el proceso de paz", aseguro. (FIN/IPS/tra-en/fah/jl/mk/ego/ip).
= 11061002 DAP000