Las computadoras son aceptadas, es decir, si se trata de armas nucleares.
Mientras que las pruebas atomicas han sido declaradas fuera de todo limite permitido, y condenadas en la ONU como una imagen arcaica de la guerra fria, gozan de buena salud los modelos de simulacion computarizados para desarrollar nuevas armas.
La experimentacion nuclear, no es que se aproxime a su fin sino que esta metamorfoseandose en una forma mas agradable al paladar.
Tal vez la palabra representada por la "C" suene mas limpia, mas moderna y mas amable al oido de finales del siglo XX que la palabra "pruebas".
Pocas objeciones se escucharon en agosto pasado, cuando Estados Unidos ofrecio ayudar a Francia a desarrollar modelos de simulacion en lugar de realizar sus pruebas en el Pacifico Sur.
De hecho, Estados Unidos ya habia prometido a Francia unas supercomputadoras gigantes, y se encuentra ahora construyendo un equipo por valor de 1.000 millones de dolares, en California, "para simular el flujo de radiacion en el centro de una explosion nuclear".
Tambien esta en construccion un centro de pruebas en Los Alamos, por valor de 400 millones de dolares, para obtener la generacion por computadora de imagenes de los mecanismos internos de armas simuladas, en el proceso de detonacion.
No obstante, un arma nuclear, ya sea desarrollada en la "realidad virtual" de una supercomputadora en un laboratorio, o en pruebas fisicas bajo un fragil atolon en el Pacifico Sur, es siempre un arma horrorizante de destruccion masiva, un arma que si fuera usada causaria una catastrofe sin precedentes.
Mientras esas armas existan, el mundo vivira en un estado de temor del que nunca podra derivarse una estabilidad general y una genuina seguridad.
Solo un compromiso para proscribir todos los experimentos que sirven para mejorar y aumentar el poderio de las armas atomicas, incluidos los que se realizan por medio de la tecnologia informatica, detendra verdaderamente la proliferacion de estas armas.
El objetivo de un Tratado General de Prohibicion de Pruebas (CTBT) nunca ha sido abolir los experimentos solamente porque son perjudiciales para el ambiente.
El verdadero objetivo siempre ha sido detener y revertir la marcha del motor de la carrera armamentistica. Se trataba de proscribir las pruebas porque ellas son una parte vital del proceso de fabricacion de nuevas bombas atomicas, de nuevas generacion, mas letales, mas exactas y mas precisas.
Puede no sorprender que las potencias nucleares -con la excepcion de los renegados Francia y China- esten dispuestas a abandonar los experimentos subterraneos en el preciso momento en que la simulacion por computadora ha hecho que la necesidad de tales pruebas pase a ser por lo menos cuestionable.
El objetivo final de la comunidad internacional al promover un tratado de prohibicion de pruebas era comenzar un proceso que condujera a la abolicion, el demantelamiento y la eliminacion final de todas las armas nucleares.
Tal fue el conjunto de objetivos detallados que se estamparon en el Tratado de No Proliferacion Nuclear (TNP) de 1970, que fueron reafirmados en mayo de este ano cuando la comunidad internacional aprobo en Nueva York un nuevo documento de "Principios y Objetivos" para el desarme atomico.
De forma unanime, los representantes de todas las naciones exhortaron a la reduccion del poderio nuclear "con la meta final de eliminar esas armas". Las potencias atomicas tambien se comprometieron a no amenazar ni usar armas nucleares contra paises que no las posean.
Tres dias mas tarde, China exploto una bomba atomica. Un mes despues, el presidente de Francia, Jacques Chirac, anuncio la reanudacion de la experimentacion francesa en Mururoa.
Desaparecidas las razones que justificaban la estrategia de la disuasion atomica, el debate se abre ahora sobre el nuevo papel que algunos quieren atribuir al poderio nuclear.
El ofrecimiento de Chirac a los europeos, para poner el poderio atomico frances a disposicion de un sistema continental de seguridad se inscribe en este deseo de encontrar nuevas razones para las armas nucleares, lo mismo que la posible extension del paraguas de la OTAN al este de Europa.
Los militares de Estados Unidos, Gran Bretana, Francia y Rusia buscan reemplazar la "amenaza rusa" por aquellos paises que estan bajo sospecha de llevar adelante programas de fabricacion propia de armas quimicas, biologicas o nucleares.
La cuestion se encuentra ante una frontera netamente politica y no tecnologica. Un tratado general de proscripcion de pruebas no detendra la proliferacion nuclear a menos que impida el desarrollo de nuevos medios tecnologicos y fije claramente el camino para un mayor desarme atomico.
El CTBT deberia condenar TODAS las tecnologias capaces de hacer que las nuevas armas nucleares puedan ser "probadas".
– – – – – – – (*) Stephanie Mills es militante anti nuclear del grupo ambientalista Greenpeace, y reside en Nueva Zelanda. (FIN/IPS/tra-en/arl/ip/95