La proliferacion en Camerun de videoclubes en que se exhibian peliculas violentas o pornograficas sin ningun tipo de restriccion llevo a muchos padres preocupados a solicitar el cierre de esas salas.
"Esos locales exhibian filmes violentos e inmorales, nocivos para los ninos", afirmo Lysette Atangana, que descubrio a su hija de 11 anos en un videoclub, cuando se suponia que estaba en la escuela. "Desde entonces me aseguro de que entre a clase y le pido a los maestros que la vigilen", agrego.
Ante la insistente protesta de los padres, el ministro de Cultura Esaie Toko Mangan ordeno, a fines de octubre, el cierre de todos los videoclubes hasta nuevo aviso.
"No podia permanecer indiferente a la preocupacion de los padres, que me llamaban desde todos los puntos del pais. La Asamblea Nacional y hasta el presidente me exhortaron a tomar medidas urgentes para poner fin a la creciente decadencia moral de la sociedad", declaro Mangan.
"Las peliculas pornograficas y extremadamente violentas que podian presenciarse en los videoclubes no son exhibidas en salas de cine autorizadas", explico el ministro. Los cines habilitados se sumaron al ataque a los videoclubes alegando competencia desleal.
"No podiamos entender como el gobierno permitia el funcionamiento de esos videoclubes, que eran ilegales y no pagaban impuestos como nosotros", manifesto Jacques de Dieu, codirector del cine Le Fobe, en Yaounde.
La liberalizacion economica dispuesta en 1993 dio lugar al surgimiento de videoclubes en todos los barrios. En casi todas las calles de la capital figuraban carteles con nombres de pequenas salas, como Le Baron o Cine Club 007, y el correspondiente programa del dia.
La ventaja de los videoclubes sobre las salas de cine autorizadas consiste en que, ademas de ofrecer peliculas "prohibidas", son mucho mas baratos. Una entrada de cine cuesta normalmente unos cuatro dolares, mientras que un videoclub cobra menos de un centavo.
"Vivimos en una sociedad donde todo se corrompe, particularmente desde el comienzo de la crisis economica", dijo Kountchou Levi, director del popular cine Abbia.
A diferencia de sus colegas, Levi no culpa a los videoclubes por la disminucion de la concurrencia a las salas de cine, sino a la crisis economica. Los locales de video ofrecen un entretenimiento de bajo costo para espectadores que no pueden pagar mucho mas.
"Debemos admitir que ya teniamos problemas antes de la aparicion de los videoclubes. Nuestros clientes no eran del tipo de los que pagan un centavo de dolar para sentarse en esas salas improvisadas y sucias llamadas videoclubes… Si no vienen, es debido a la coyuntura economica", senalo Levy.
Algunos propietarios de videoclubes han ignorado la prohibicion gubernamental.
"?El gobierno quiere que me muera de hambre o que salga a robar? Este es mi unico medio de vida, y morire con el", advirtio Jean Chedjou, propietario de Paris Cine Club. (FIN/IPS/tra- en/tm/oa/ml-ff/af cr/95
