El asesinato del primer ministro israeli Yitzhak Rabin fue producto de un nuevo discurso politico que gana cada vez mas adeptos en todo el mundo, inclusive en America Latina.
La retorica del odio se alimenta de la violencia generada por la frustracion de las aspiraciones de sectores sociales afectados por los cambios economicos en curso en todo el planeta despues del final de la guerra fria y la reorganizacion geoestrategica de los grandes bloques politicos mundiales.
En America Latina, el discurso del odio aun no ha alcanzado el protagonismo politico de otras latitudes como en Bosnia, Argelia, Sri Lanka e incluso Estados Unidos.
Pero esta presente de forma muy clara en la creciente violencia urbana y domestica, en la represion a los delincuentes adultos o infantiles, solo para mencionar algunos ejemplos.
En Israel, Sri Lanka y Argelia los pregoneros del odio estan matando lideres politicos y gobernantes. Pero en America Latina, el mismo odio esta provocando victimas, en su mayoria anonimas, entre ninos, mujeres, indigenas y pobres.
Si en algunas regiones del mundo el movil son cuestiones religiosas, etnicas y nacionalistas, en America Latina es el factor socioeconomico.
El odio politico, responsable por docenas de masacres en el periodo de la guerra fria en America Latina es ahora reemplazado por el odio economico y social.
Si durante el conflicto ideologico existian tambien propuestas y proyectos, ahora no hay ninguna otra preocupacion que sobrevivir a costa de la vida del otro.
En este sentido, si bien America Latina avanzo en materia de democratizacion y garantias individuales, por otro lado retrocedio en materia de convivencia social. Hoy la violencia ya no es mas localizada e identificable por color ideologico, sino generalizada.
La version latinoamericana del discurso del odio, expresion creada por academicos norteamericanos, ya no opone mas solo a ricos y pobres, sino que prospera entre los mismos ricos y pobres.
Al igual que en Medio Oriente, Africa, Asia y Europa, las motivaciones del odio ya no tienen mas el mismo peso de antes, dadas sus consecuencias y generalizacion.
El exterminio de ninos de la calle en Brasil, la masacre de campesinos indigenas en Guatemala, la violencia rural en Colombia y los atentados antisemitas en Argentina no tienen explicacion logica fuera del odio.
Cuando la mitad de las personas encuestadas en El Salvador manifiesta que la defensa de los derechos humanos ayuda a los delincuentes, existen muchos motivos de preocupacion.
La lectura de las conclusiones del sondeo indica que la defensa de la vida no es un valor aceptado para todos. El odio pasa a determinar cuando alguien merece o no vivir y si el adversario tiene o no el derecho humano basico a la vida. (FIN/IPS/cc/ag/ip/95