Un nuevo programa de ajustes es inminente en Venezuela, como requisito para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) auxilie al gobierno de Rafael Caldera, y ahora solo se duda de si sera de choque o se aplicara gradualmente.
"Cualquier programa a ejecutar con el FMI se focalizara en tres areas: ajuste del desequilibrio cambiario, ajuste fiscal y correccion monetaria", dijo Rafael MacQuhae, viceministro de Planificacion durante el primer ano de gobierno (1994).
MacQuhae sostuvo que esos ajustes implicaran maxidevaluacion (el dolar se cotiza oficialmente a 170 bolivares, pero a mas de 300 en el mercado paralelo), correccion monetaria para que las tasas de interes superen la inflacion (52 por ciento anual) y correccion fiscal con nuevos y severos impuestos.
El economista independiente Francisco Faraco dijo que "para parecer serios ante el FMI el programa de ajustes debe devaluar, liberar las tasas de interes y recabar nuevos impuestos.
"Las tasas de interes saltarian sobre 65 por ciento (contra su nivel actual de 40-45 por ciento)', estimo Faraco, y los nuevos impuestos "incluirian vender la gasolina a unos 40 bolivares (23 centavos de dolar) el litro".
La gasolina subio de precio en septiembre, dias antes de que el gobierno de Caldera tocase a las puertas del FMI y a pesar de que el alza fue de 80 por ciento en promedio el litro todavia cuesta apenas seis centavos de dolar.
"No queda mas remedio que hacer los ajustes de una sola vez, en forma de shock", pues "la gradualidad genera efectos perversos, profundizando los desequilibrios y agregando nuevos problemas a los estructurales que ya soportamos", dijo MacQuhae.
En cambio, el ministro de Hacienda, Luis Matos, aseguro poco antes de viajar a Washington para negociar con el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que los ajustes seran graduales y "no habra terapia de shock".
Matos reunio 10 objetivos de politica economica en una "Agenda Venezuela", la cual presento al FMI para iniciar los dialogos – una mision del Fondo vendra a Caracas en noviembre- y respaldar negociaciones con el BID y el Banco Mundial.
Este ultimo organismo firmo el jueves con Matos un memorando de entendimiento que acepta aligerar 1.000 millones de dolares en prestamos para 13 programas venezolanos en cuanto el FMI firme un nuevo acuerdo con Caracas.
Entre tanto, el Banco Mundial acepto desembolsar 148 millones de dolares que estaban represados y habian sido aprobados para programas de salud, agricultura y ambiente.
El principal objetivo del gobierno consiste en que el FMI le entregue 1.500 millones de dolares para apuntalar reservas, preferiblemente antes de fin de ano, y que envie senales positivas para poder colocar bonos de deuda en plazas internacionales.
El director gerente del FMI Michel Camdessus, inicialmente bromeo diciendo que ayudaria a Venezuela "con un programa" (Caldera apadrino ocho planes de reanimacion economica en ano y medio de gestion), pero el jueves dijo que desea un pronto acuerdo con su gobierno.
"Queremos llegar rapidamente a la conclusion de las negociaciones para ayudar a Venezuela a adoptar las politicas que resuelvan los problemas de la economia", asevero Camdessus.
Las reservas internacionales de Venezuela estan practicamente agotadas. Nominalmente son de 9.200 millones de dolares (el tamano de las importaciones de 1994) pero apenas algo mas de 5.000 millones son operativas y los compromisos o pasivos de reservas rozan los 4.000 millones de dolares.
La economia no petrolera vive su tercer ano consecutivo de recesion, el deficit fiscal oficialmente admitido es de nueve puntos del producto interno bruto o alrededor de un tercio de los gastos previstos para 1995, y el deficit en tesoreria atrasa los pagos al millon de obreros y empleados publicos.
Para 1996 el panorama se presenta mas oscuro, poque el servicio de la deuda consumira 40 por ciento del presupuesto (34 por ciento en este ano), hay un severo enfrentamiento gobierno-parlamento sobre la materia y las principles cuentas oficiales se proyectan en rojo.
El uso del credito ha bajado por las altas tasas de interes, el desempleo abierto paso de 8,9 a 11,8 por ciento el ultimo ano, la inflacion anualizada supera 50 por ciento, la mitad de los venezolanos trabaja en el sector informal de la economia y cruje todo el andamiaje de los servicios publicos.
Con ese telon de fondo el gobierno acude al FMI, mientras soporta demandas de la oposicion para que "sincere" esa busqueda de oxigeno, exigencias de cambios en el gabinete y hasta una propuesta de cogobierno que le hizo el parlamento.
En la base del debate juega una variable extraeconomica: el fantasma del "caracazo", semana de desordenes y saqueos de febrero-marzo de 1989, en cuyo desarrollo y represion murieron centenares y los destrozos dejaron mas de 150 millones de dolares en perdidas materiales.
El caracazo fue detonado por alzas especulativas en tarifas de transporte que siguieron a cambios en los precios de la gasolina, la primera medida del programa de ajustes que aplico en 1989-1993 el ex presidente socialdemocrata Carlos Andres Perez.
Caldera, un socialcristiano de 79 anos, ataco ese programa de modo muy notorio despues de las cruentas asonadas militares de 1992 y durante su triunfal campana presidencial de 1993.
Incluso el ultimo junio, Caldera dijo en un mitin ante 15.000 seguidores que no se arrodillara ante el FMI, al defender su politica economica dirigista y los controles de precios, de cambios y de la gestion bancaria que implanto en 1994.
El mandatario sobre todo rehuyo aumentar el precio de la gasolina "hasta que el pueblo pueda asumir ese costo" y la implantacion del IVA, que bajo su gobierno paso a llamarse "Impuesto a las ventas al mayor", aunque el gravamen se traslada al consumidor al final de la cadena de distribucion.
Camdessus dijo a proposito de Venezuela que mas que gradualidad o choque, lo que importa de un programa de ajustes era su credibilidad, y el equipo economico de Caldera confronta el desafio de convertir la agenda en un plan preciso y creible.
El problema radica en que el Estado venezolano ya absorbe toda la renta petrolera posible y el campo para nuevos impuestos es reducido, por lo que un ajuste, gradual o de choque, implicara medidas severas y una politica de gobierno muy distinta a la que ofrecio Caldera. (FIN/IPS/hm/ag/if/95