La Iglesia Católica de Uruguay atraviesa una severa crisis, pautada por una progresiva perdida de fieles, mientras los grupos evangelistas y las sectas de cultos «africanos» siguen captando miles de adeptos.
Una marcha callejera de grupos evangelistas que, pese a la lluvia y el frio, congrego a unas 12.000 personas en el centro de Montevideo, lo puso de manifiesto una vez mas este fin de semana.
La «Marcha por Jesus», realizada el 30 de setiembre, habia sido originalmente convocada por un grupo catolico que lidera el sacerdote Julio Elizaga y por el pastor Jorge Marquez, conductor de la Iglesia Pentecostal, Ondas de Amor y Paz.
Elizaga, cura de una pequena iglesia de barrio, surgio a la popularidad anos atras por su frontal combate contra la sectas. Desde hace 10 anos es consultor del Vaticano para el dialogo interreligioso.
Utilizando la television, vestido a la ultima moda y refiriendose a problemas coyunturales o de la vida cotidiana, Marquez logra colmar frecuentemente la capacidad de su centro, el local de un ex cine que compro.
Uruguay tiene una fuerte tradicion laica, particularmente con respecto a otros paises de America Latina, impulsada desde comienzos de siglo por el ex presidente Jose Batlle y Ordonez (1903-1907 y 1911-1915), que dispuso la separacion de la Iglesia y el Estado y la primera ley de divorcio.
Enterado por avisos televisivos de la marcha conjunta el arzobispo de Montevideo, Jose Gottardi emitio un comunicado en el cual destaco que la iglesia catolica «es ajena a esta convocatoria» e informo a Elizaga sobre su oposicion.
«Lamentablemente catolicos y evangelicos no estamos preparados para una marcha comun, ni siquiera para proclamar a Jesus», dijo Elizaga.
Aunque la mayoria de los participantes de la marcha pertenecian a grupos evangelicos, muchos catolicos asistieron, desafiando la orden de su maximo jerarca.
Esta situacion «seguramente derivara en una profunda reflexion, porque no es la primera senal que se observa», dijo a IPS un alto prelado de la curia de Montevideo.
El jerarca se referia a diversas decisiones inconsultas de Gottardi que han merecido criticas y de las cuales la mayoria de los religiosos tomo conocimiento a traves de la prensa.
Entre ellas, se destaca la proteccion que la Iglesia Catolica de Montevideo le dio a Jorge Ignacio Senabre Bernedo, un sacerdote espanol de 59 anos, cuya extradicion solicito la justicia de su pais, acusandolo de corrupcion de menores.
El ex parroco de la iglesia Polynia del Valles, en Barcelona, se dio a la fuga y se refugio en Uruguay, donde fue capturado por la policia en enero de este ano.
Recluido en una celda a la espera del tramite de extradicion, Senabre Bernedo logro que Gottardi, en forma personal y con bienes de la curia, le firmara como fiador ante la justicia para logar su traslado de la celda a una parroquia.
Hace dos meses, la extradicion fue negada por vicios formales del pedido y no por la sustancia del requerimiento y actualmente el parroco espanol permanece en una parroquia del centro de la ciudad.
La mayoria de los fieles y de los prelados se entero de este hecho por una publicacion del semanario Busqueda.
Fuentes del arzobispado consultados por IPS dijeron que no haran comentarios sobre esta situacion, aunque reconocieron los hechos y la intervencion de Gottardi.
A mediados de septiembre, dos vicarios, cercanos colaboradores del arzobispo, renunciaron a sus cargos discrepando con «el procedimiento» que utilizo para definir el futuro de una comunidad.
Se trata de una investigacion que la Iglesia realiza sobre la «Comunidad Jerusalen», cuyo orientador, Adolfo Antelo, fue acusado de flagelar a sus fieles.
Algunos de estos, que prefirieron no ser identificados, afirmaron que, como resultado de los castigos, hubo «huesos rotos, cirugias e internaciones».
En la comunidad existen «situaciones de malos tratos psicologicos en nombre de la voluntad de Dios», dijo Mauricio Sampietro, un ex miembro que integro el grupo denunciante y que en 1993 forzo una investigacion y la separacion de Antelo de su cargo.
La mayoria de los jerarcas de la Iglesia Catolica es partidaria de eliminar la comunidad, integrada por hombres y mujeres, las llamadas «Misioneras de Cristo Resucitado».
El mes pasado, Gottardi firmo un decreto que suponia el reconocimiento formal a la Comunidad Jerusalen y un estatuto para la misma.
Tras esta decision, los vicarios se reunieron y revocaron el decreto, pero la revocacion no fue suficiente para atemperar las «desavenencias» y Pablo Bonavia, vicario episcopal de la zona norte de la capital y Javier Galdona, vicario pastoral de la arquidiocesis de Montevideo, renunciaron a sus cargos. (FIN/IPS/rr/dm/cr/95)