La violencia, especialmente en las grandes ciudades, tiene su origen en el hogar, donde los padres suelen maltratar a sus propios hijos, demuestran varios estudios hechos en Brasil.
Una encuesta hecha en Rio de Janeiro revelo que 83,3 por ciento de los ninos ya sufrieron agresiones fisicas, de las cuales 92,5 por ciento tuvieron lugar dentro de sus propias casas. Madre y padre son los principales agresores, seguidos de otros parientes.
El estudio, hecho con 968 ninos y ninas de 8 a 12 anos de edad por dos empresas especializadas – GPP Planificacion y Pesquisa y Maxima Comunicacion – indica que es en la television que mas se ve la violencia. Al menos asi lo afirmaron 64,2 por ciento de los entrevistados.
Cerca de 500.000 ninos sufren violencia domestica en Brasil cada ano, estimo el Centro de Atencion a Maltratos en la Infancia (Crami), basandose en un trabajo de diez anos en diez ciudades del estado de Sao Paulo.
De ese total, 17 por ciento tiene menos de dos anos de edad y 50 por ciento menos de siete anos.
Los agresores, en 70 por ciento de los casos, son los proprios padres, observo Helio de Oliveira Santos, pediatra creador del centro y actual secretario de Salud de Hortolandia, ciudad de 80.000 habitantes cerca de la aglomeracion de Sao Paulo.
Agresiones fisicas (52 por ciento), violacion sexual (ocho por ciento de los casos, en la proporcion de nueve ninas para cada varon), negligencia y abandono (22 por ciento) y tortura sicologica (11 por ciento) constituyen la violencia mas comun.
"Es un mito que los ninos estan protegidos en sus casas". Por cada millon de habitantes, cerca de cinco mil son sometidos a maltratos en el hogar, un problema mundial que no se notifica en 90 por ciento de los casos, segun el pediatra.
Sin una intervencion de autoridades e instituciones de asistencia a la ninez, la mitad de las agresiones tienden a repetirse. Y si se vuelven permanentes, llevan 10 por ciento de sus victimas a la muerte y 20 por ciento a danos cerebrales en muchos casos irreversibles, advirtio Oliveira Santos.
En base a su experiencia como coordinadora del Centro de Defensa de los Derechos del Nino y del Adolescente (CDDNA), en Rio de Janeiro, la abogada Cristina Leonardo opino que las estadisticas son en general inferiores a la "dolorosa realidad".
"No todos hablan", muchos temen denunciar o ni saben que pueden hacerlo. "Nuestros telefonos reciben entre 10 y 15 denuncias diarias de agresiones solo en la ciudad de Rio", anadio.
Las familias de clase media son las que mas ocultan la violencia. Muchos casos de extrema gravedad solo vienen a la luz cuando llegan a los hospitales.
Cristina Leonardo conto que recientemente una nina de dos anos de edad fue llevada a un hospital de Rio muy herida, sangrando en las region genital. La ginecologa llevo el caso al CDDNA, que lo denuncio a la policia, ante la negativa de la madre de delatar a su companero.
La situacion es dramatica: "Se descubre el crimen en el hospital, pero hay que devolver la victima al agresor", lamento la abogada, para quien solo un amplio trabajo de concientizacion de la sociedad, en las escuelas y por otros medios, puede limitar la violencia.
La sicologa Andrea Chiesorin, que asiste a los ninos en el CDDNA, atribuye a las agresiones en el hogar mucho de la violencia que azota a las ciudades.
Tambien la exclusion social, la miseria y las injusticias llevan al crimen, pero una larga convivencia con familiares violentos genera referencias para toda la vida, afirmo.
La mayoria de los ninos que viven en las calles dejan la familia a causa de la violencia que sufren en la casa y "no tanto por la pobreza y la falta de comida". Cuanto mas tiempo sobreviven en las calles violentas, mayores son las posibilidades de que se conviertan en criminales, destaco la sicologa.
Los ninos que escapan a la agresion hogarena se disponen a aguantar la marginacion y los maltratos callejeros porque "duele mas ser golpeado en el hogar, por quien se conoce y se ama. Dana valores, genera mas rebeldia", advirtio Chiesorin.
Hay una "relacion dialectica, un circulo vicioso, entre la violencia social y la domestica", opino Paula Balthazar, sicologa del Crami en Hortolandia.
Los adultos descargan sobre los ninos la opresion y las agresiones sufridas afuera, creando sucesores tambien agresivos. "Hay que parar esa bola de nieve", agrego.
Ese "ciclo de la violencia" puede y debe ser interrumpido, con programas e instituciones de "atencion afectiva" y que devuelvan a los ninos la "autoestima", segun Oliveira Santos. (FIN/IPS/mo/dm/pr/95