El anuncio de la Organizacion de Estados Americanos sobre la desactivacion de minas terrestres antipersonales en Honduras, constituye un paso efectivo en la eliminacion de una arm inhumana que mata o mutila anualmente a 20.000 civiles en el mundo.
Asi mismo, es una suerte de aliciente para la comunidad internacional, empenada en lograr una prohibicion definitiva en la fabricacion, comercializacion y uso de estas armas clasicas, cuyos efectos son traumaticos y su alcance indiscriminado en la poblacion civil.
Mas aun, el desminado en Honduras, pais en el que durante los conflictos belicos de las decadas pasadas se sembraron unas 35.000 minas, debe considerarse como un feliz augurio de lo que podra obtenerse al termino de la conferencia especial de Viena, reunida en estos dias precisamente para tratar el drama de estas armas antipersonales.
En efecto, la conferencia especial convocada por las Naciones Unidas y que ha congregado en Viena a 49 paises, revisa la Convencion de 1980, suscrita para prohibir y limitar la utilizacion de minas antipersonales.
La convencion internacional de las Naciones Unidas de 1980, sobre armas inhumanas, fue el ultimo gran intento por restringir el uso de estos artefactos, pero paso practicamente inadvertida y tan solo 39 paises la ratificaron.
Las expectativas generadas por la actual reunion se concentran concretamente en torno a una prohibicion gradual, tanto en la fabricacion y venta como en el uso de estas armas clasicas e inhumanas.
Representantes de organismos humanitarios y de otras ONG esperan, sin embargo, que los resultados de la reunion de Viena sean mas determinantes y que se pueda finalmente establecer la eliminacion total de esas armas en todos los paises del mundo.
Por ello quiza, la iniciativa de Francia de lograr una moratoria unilateral en la produccion de las minas antipersonales y la destruccion de las reservas existentes, si bien ha sido recibida con entusiasmo, tambien ha merecido muestras de escepticismo por parte de la comunidad internacional y las ONG.
Ese escepticismo obedece basicamente a que la propuesta no contempla una especifica y definitiva prohibicion del uso de las minas antipersonales. Por tanto no garantiza en lo absoluto que la demanda de un arma con costos bajos estimule nuevamente su produccion.
En la posicion francesa existe ademas una actitud contradictoria que vale comentar, no exactamente en lo referente a la prohibicion de minas antipersonales sino mas bien en su politica sobre armamento en general.
Una contradiccion evidente cuando observamos que la decision del gobierno de Francia de reanudar las pruebas nucleares con fines armamentistas ha proseguido, muy a pesar del abierto rechazo de los distintos paises del mundo y la oposicion firme de varias naciones con costas en el Pacifico sur.
En ese sentido, el escepticismo de las ONG arriba mencionado esta plenamente justificado, pues no cabe duda que la contradiccion afecta a la confiabilidad y credibilidad de una nacion.
Es por esto que la resolucion de la actual conferencia de Viena debe acoger las demandas de la comunidad internacional, las que de alguna manera pueden sintetizarse en el pronunciamiento del secretario general de la ONU, Boutros Boutros Ghali, quien sostuvo que las minas terrestres deben ser eliminadas de una vez y para siempre.
El hecho de que en el mundo existan mas de 110 millones de minas colocadas en 64 paises y que esto signifique la muerte o mutilacion de personas en su mayoria ajenas a los conflictos como mujeres y ninos, es razon suficiente como para exigir un punto final a su utilizacion. (FIN)
(*) Secretario ejecutivo de ALDH