Las matanzas etnicas son un lugar comun en Bujumburu, la capital de la vecina Burundi, pero es en las colinas que rodean la ciudad donde se han visto las peores incursiones criminales.
Una guerra civil progresiva se desarrolla en el campo entre las guerrillas hutues que provienen de sus bases de operaciones en Zaire y Tanzania, y el ejercito burundiano, dominado por la etnia tutsi. Las represalias de los soldados y de sus aliados de las milicias tutsis han limpiado practicamente a enteros caserios hutues.
Las provincias mas afectadas son las de Cibitoke y Bubanza, en la zona noroccidental de Burundi, cerca de la frontera con Zaire.
La fertil region de Cibitoke constituia en el pasado una de las areas mas prosperas del pais, con cultivos de banano, frijoles, arroz, cafe y algodon.
Esta temporada, los cultivos fueron abandonados en los campos, las autoridades locales huyeron y la region quedo librada al ejercito y a los hombres armados del extremista Consejo Nacional para la Defensa de la Republica.
El presidente Sylvester Ntibantunganya, un hutu, visito la semana pasada Cibitoke y urgio a la poblacion remanente "a bregar por la paz y la unidad y a no prestar atencion a los mensajes divisionistas de los politicos que han ocasionado el exodo de miles y miles de personas, mientras ellos se refugian confortablemente en el exterior".
Fue una referencia implicita al dirigente hutu de linea dura Leonard Nyangoma, ex ministro del interior, quien presumiblemente dirige la insurgencia desde Bukavu, al sudeste de Zaire.
Tambien ha sido devastada la vecina provincia de Bubanza, que el primer ministro Antoine Nduwayo recorrio el 9 de octubre. Estimaciones oficiales indicaron que unas 150.000 personas huyeron de esa zona debido al conflicto.
La provincia de Bubanza es la primera productora de arroz, pero el exodo de su poblacion la ha dejado sin la mano de obra necesaria para la la proxima temporada de cultivos que comienza en diciembre, indico el director regional de agricultura.
La posibilidad de incorporar maquinaria para reemplazar a la fuerza de trabajo fue desechada cuando el fallido gobierno hizo las cuentas y verifico que la operacion le costaria unos dos millones de dolares.
Los campesinos en fuga, que tratan de cruzar la cercana frontera con Tanzania, emprendieron el camino llevando a sus reses. El director general de Ganaderia, Patrice Ndiyanka, afirmo que "el ganado ha sufrido perdidas de 15 por ciento durante la actual crisis".
Aparte de la agricultura, los servicios basicos de las dos provincias se encuentran en desorden. Las escuelas de la region han sido destruidas o estan cerradas.
El cambio dramatico para Burundi se produjo con el asesinato del primer presidente hutu elegido en el pais, Melchior Ndadaye, y de varios ministros clave en un abortado golpe de estado del octubre de 1993.
El magnicidio desencadeno la violencia etnica, en la que murieron mas de 50.000 personas en pocas semanas.
Un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estimo que las matanzas ocasionaron simultaneamente el desplazamiento de cerca de un millon de personas, de una poblacion total de unos seis millones.
A Rwanda llegaron unos 700.000 refugiados, de los cuales la mayoria ha regresado, a Tanzania, unos 245.000, y a Zaire, alrededor de 50.000.
Burundi tiene aun a 300.000 desplazados internos que viven en campamentos y no pueden regresar a sus hogares por la crisis. En los campamentos, los tutsis son atacados por el ala armada de FDD de Nyangoma y los hutues, por el ejercito y la milicia tutsi.
Tambien hay unos 250.000 refugiados hutues de Rwanda que estan bloqueados por el ejercito y por el cierre de la frontera que les impide cruzar a Tanzania.
"El golpe de octubre y sus derivaciones han tenido un impacto muy negativo en el tejido social y economico del pais y en sus perspectivas de desarrollo", evaluo el informe de UNICEF.
El estudio senalo que en 1993, el producto interno bruto cayo casi seis por ciento, mientras se espera una declinacion de entre 15 y 20 por ciento para el ano 1994. Segun el Banco Mundial, 40 por ciento de los ingresos fiscales dependen de una sola fuente: los impuestos a las fabricas locales de cerveza.
"El retorno de la seguridad y de la normalidad es la primera prioridad", declaro esta semana el primer minustro Nduwayo. Pero la consecucion de esos objetivos parece imposible en el clima actual.
La coalicion de gobierno de Burundi es debil. Su autoridad ha sido socavada por el ejercito y por los extremistas de los dos sectores etnicos.
Los hutues, que representan 85 por ciento de la poblacion, acusan al gobierno de haber otorgado demasiadas concesiones al ejercito y al partido opositor tutsi, la Union por el Progreso Nacional (Uprona).
En las elecciones de 1993, el Frente por la Democracia en Burundi (Frodebu), de mayoria hutu, obtuvo 65 escanos contra 16 de Uprona. Pero un acuerdo de particion del poder, en septiembre pasado, concedio 45 por ciento de las posiciones en el gobierno a la Uprona.
Uprona reclama ahora la disolucion del parlamento, el ultimo simbolo de la victoria electoral del Frodebu, despues que los parlamentarios del partido se opusieran al otorgamiento de poderes de emergencia al ejercito, en junio pasado.
Los oficiales del ejercito mencionados en informes sobre asesinatos etnicos y en el magnicidio de Ndadaye, han salido libres de castigos. Esa impunidad alento la indisciplina que en julio pasado condujo al asesinato, a bayonetazos, de 30 mujeres, ninos y ancianos hutues en un suburbio de Bujumbura, durante una redada en busca de pistoleros.
Se estimo que solo 110 de los 1.800 incorporados a las filas del ejercito en abril pasado, eran hutues. Tambien se afirmo que 90 por ciento de los altos oficiales del cuerpo son tutsis y provienen de la provincia meridional de Bururi.
Ntibantunganya declaro en Cibitoke que "los problemas de Burundi sera resueltos unicamente por los mismos burundianos cuando se decidan a sentarse alrededor de una mesa y hablen en el lenguaje de la paz y de la reconstruccion".
Pero la violencia creciente sepulta a los llamados al compromiso. Por lo menos 20 parlamentarios del Frodebu, cuyas viviendas fueron destruidas en recientes operaciones del ejercito en la capital, viajaron a Zaire para unirse a Nyangoma, un disidente del Frodebu.
Un numero creciente de hutues, que se vuelcan al extremismo alentados por los discursos de Nyangoma transmitidos desde emisoras de Zaire y por el giro militarista de su FDD, consideran al propio Nyangoma como la solucion a los problemas etnicos de Burundi.
En ese caso, las perspectivas de Burundi se asemejaran a las que llevaron a su vecina Rwanda al genocidio y al desastre. (FIN/IPS/tra-en/jbk/oa/pc/95)
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